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lunes, 17 de enero de 2011

Cotilleos

Dice un estudio que cotillear es bueno para las relaciones sociales. En cierto modo, lo entiendo, porque poder conocer experiencias ajenas permite hacer comparaciones y sacar conclusiones sobre temas personales. Sin embargo, cuando la gente empieza a estar más enterada de esas historias que de las propias, entonces podemos decir que se trata de una enfermedad social bastante nociva. Las televisiones en España son un ejemplo claro de cómo puede degenerar la simple curiosidad en morbo y crear un espectáculo denigrante. Programas como Sálvame o la Noria y los reality shows, explotan las emociones más primarias del ser humano como medio para hacer negocio, a costa, a menudo, de los sentimientos más intimos de personas conocidas por el gran público.

Sin embargo, hay que reconocer también que muchos famosos ganan más dinero por este comercio que por su trabajo. Así que, en la mayoría de los casos, no pueden ser considerados víctimas sino cómplices del asunto. Porque, cuando se trata de dinero, desaparecen automáticamente las diferencias de educación, de clase o de profesión. Así, se puede comprobar cómo en los grandes saraos y bodas importantes, aparecen ya sin ningún pudor, tanto artistas como políticos, deportistas, toreros o gente de la realeza. Los que no se pueden ni ver en realidad, comparten las bandejas de gambas con cualquiera que sobrepase un número determinado de ceros en la cuenta corriente. Al final, el dinero es lo único que cuenta.

viernes, 14 de enero de 2011

Cargas emocionales

Esta idea la he sacado de un capítulo de la serie Cómo conocí a vuestra madre. Trata sobre un grupo de cinco amigos, de los cuales, dos están casados entre sí y los otros tres saltan de relación en relación desde hace años.
La serie es entretenida pero no apta para menores. El guión suele ser interesante y original. En un capítulo hablaba sobre que, a partir de los treinta años, todo el mundo arrastra una carga emocional; es decir, que todos tienen una historia, algún mal recuerdo de relaciones anteriores o incluso una dependencia emocional con alguien de su pasado. Eso es lo que yo quería decir cuando afirmaba que encontrar pareja es mucho más difícil cuanta más historia emocional lleves a las espaldas.

Porque esas relaciones anteriores marcan tu vida aunque no quieras, cambiando tu modo de ser y de encarar las situaciones presentes. No es lo mismo enfrentarte a un problema por primera vez que tener que hacerlo con un bagaje emocional pendiente de otras situaciones similares, vividas en otro momento y con otras personas. La vida en pareja ya es bastante complicada de por sí sin tener que asumir equivocaciones ajenas. Así que, cambiar de pareja a menudo no es, como muchos suelen decir, algo inofensivo; y menos aún algo positivo para la madurez personal. Más bien al contrario: las experiencias previas hacen que tener pareja estable se convierta a veces en una tarea imposible.

viernes, 7 de enero de 2011

Las vidas de los otros

Existe una fascinación enfermiza por conocer todos los detalles de la vida de personas a las que no conocemos ni vamos a conocer nunca. Hasta tal punto que, alguien me hizo notar hace poco que gozamos de más intimidad con ellos que con algunos miembros de nuestra familia; aunque, en mi caso, es fácil.  ¿Por qué queremos saber los deseos más ocultos, las motivaciones personales de gente que "ni nos va ni nos viene"?. Sin embargo, somos incapaces de alcanzar ese grado de intimidad con otros que vemos a diario. Existe un cierto grado de timidez social o defensa de la intimidad privada.

Pero, cuando se trata de un personaje público, yo misma me he sorprendido identificándome con alguien; o, por el contrario, sintiendo una gran antipatía hacia alguien que no es más que una foto en una revista o unas imágenes en la televisión. No tiene sentido. Vivimos una vida artificial cargada de emociones falsas. Porque esos sentimientos deberíamos reservarlos para las personas "reales" de nuestro entorno: los compañeros de trabajo que casi no conocemos, los vecinos con los que no tratamos, los conocidos a los que apenas saludamos; y, sobretodo, los familiares y amigos que realmente nos necesitan.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Derecho a opinar

Hay veces en que me han dicho que yo no tenía derecho a opinar sobre un tema determinado por no tener experiencia propia. Quiero dejar claro que yo no estoy en un convento de clausura ni pertenezco a la Guardia Civil - que no puede opinar. El hecho de ser una mujer casada, ama de casa, no implica que no tenga conocimientos y capacidad mental para opinar sobre situaciones que yo no he experimentado. Después del derecho a la vida, lo principal que existe es la libertad de expresión. No hace falta estar en la guerra para saber lo que ocurre allí; del mismo modo, no es necesario divorciarse para imaginar el sufrimiento que ello supone. Todos tenemos opiniones sobre temas que conocemos por terceros y eso no significa que no puedan estar bien fundamentadas.

El peor desprecio que se puede hacer a una persona es precisamente ignorarlo o negarle la capacidad de discernimiento. Algunas Ongs. incluso, caen en ese error cuando van a ayudar a gente del tercer mundo sin conocer realmente sus necesidades y su opinión al respecto. A menudo, es la gente más humilde y sencilla la que tiene más que enseñar a los demás en materia de sentido común y de saber manejar su vida y sus emociones. No hace falta un master en sociología para distinguir los errores que son tan comunes en nuestra sociedad, y cuya presencia ya salta a la vista. Pero, siempre habrá quien quiera incluso privarte de la capacidad de pensar libremente.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La envidia

Es una de las emociones más destructivas que existen. No sólo predispone contra otras personas, sino que te impide disfrutar de lo que tienes. Sin embargo, lo más extraño que tiene es la sensación de sentirse envidiado, cuando tú crees firmemente que tu vida no es envidiable para nada. Eso me ocurrió a mí durante muchos años, y a veces todavía me siento así. Creo que algunos me envidian sólamente por cuestiones superficiales, como que no trabajo, que tengo casa y coche, tres hijos y soy de clase media. No se paran a pensar si tal vez mi casa no me gusta, mis hijos sólo me dan disgustos o quiero trabajar. Es un suponer. No es cierto. Pero, el caso es que podría ser verdad. Podrían estar alimentando su envidia sobre la base de un montón de apariencias.

Mirando objetivamente, mi vida es bastante monótona. Tengo el dinero justo, no viajo, no salgo con amigos. No gasto casi en ropa o lujos. No soy una gran conversadora. Tengo un aspecto corriente. Soy una mujer ya de mediana edad, ama de casa, sin estudios superiores, con una salud frágil y cierta tendencia depresiva. Yo no me envidiaría a mi misma. Sin embargo, me gusta la vida que llevo en general y supongo que por eso sí que soy alguien envidiable hoy en día. La gente se apresura en pos de unas metas que no les llenan, buscan una pareja imposible, y, a menudo, se sienten solos y desorientados. Yo, al menos, he encontrado algo que me satisface y además tengo mi fe cristiana.

sábado, 23 de octubre de 2010

No es lo que vives, es lo que sientes

Una vez escribí que yo no reniego de mis arrugas, que me las he ganado una a una. Recibí una contestación sarcástica, como era lo habitual en ese blog. No es sólo la apariencia física; es que la vida te va moldeando a través de tus experiencias y sensaciones. Puede parecer que yo he vivido poco, pero desde luego he sentido mucho, y eso me ha hecho como soy. No puedo decir que haya pasado por experiencias límite, pero sí he vivido mis emociones al límite. He sufrido mucho física y psicológicamente, a veces por cosas sin importancia, pero el dolor era el mismo. Todos hemos tenido un simple cólico que nos ha llevado al límite de la resistencia; con el alma ocurre lo mismo. No es tanto lo que te pasa, sino cómo lo vives.

A veces me he sentido despreciada, humillada, odiada y, lo que es peor, ignorada por gente a quien tenía aprecio. La indiferencia es lo que más duele. He pasado también mucho miedo, más por los demás que por mí misma. Estuve, por ejemplo, todos mis embarazos con el temor de abortar, aunque afortunadamente no fue así, pero yo no vivía tranquila. No he tenido ningún accidente grave de coche, gracias a Dios, pero he estado a punto muchas veces y ese temor también forma parte de mí.  A veces pienso que la vida es sabia y se asegura de que conozcas todos los caminos, todos los sentimientos positivos y negativos, todos los temores. Tal vez para que, de ese modo, puedas ponerte en cualquier situación en el lugar del otro; para que aprendamos de la experiencia propia y de la ajena.

domingo, 15 de agosto de 2010

Entre fantasmas

Se trata de una serie con temática religiosa donde, curiosamente, no se mencionan nunca las palabras: Dios, vida eterna o ángeles. La protagonista es una mujer que ayuda a pasar al "otro lado" a las almas de los muertos, atravesando una luz donde, a veces, pueden ver a sus seres queridos ya fallecidos. Hay otros espíritus que no quieren irse, porque prefieren quedarse y acumular poder a costa de las emociones negativas ajenas, pero a éstos tampoco los llaman demonios. La actriz que hace de Melissa tiene el mérito de ser capaz de llorar en todos los episodios. Debe tener los ojos destrozados. La serie resulta emotiva porque explora los sentimientos de los personajes. Aún así, realmente los guionistas tienen una imaginación inagotable, ya que lleva ya seis temporadas con un argumento tan básico. El caso es que yo la veo. Me resulta entretenida y suele tener un mensaje optimista y un final relativamente feliz, dentro de lo que cabe.

Sin embargo, no deja de llamarme la atención que se dedique una serie a hablar sobre la resurrección de las almas desde un punto de vista agnóstico. Tal vez lo siguiente sea que los programas de deporte los presenten personas a quienes el tema no les atraiga lo más mínimo; o podrían hacer documentales de animales para ilustrar a los cazadores; o sobre ciudades extranjeras que no nos gusten en absoluto... Aún así, prefiero ver una serie que admite la posibilidad de vida después de la muerte, aunque se trate de una versión atípica. Los protagonistas son agradables, las tramas son entretenidas y profundiza en el mundo de las emociones. El único problema es que, con tantas temporadas, ponen los episodios revueltos y, para quien no haya seguido la trama desde el principio, resulta algo complicado entenderla.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Emociones

Creo que he aprendido mucho en la escuela de la vida. Por suerte, más por experiencia ajena que propia. Pero soy una persona de emociones muy intensas. No es tanto lo que te sucede sino el modo en que lo vives. Sé lo que sentirse sola e incomprendida por casi todos y no tener un amigo en quien confiar. Sé lo que es sentirse desbordada por las circunstancias y no poder más, pero tener que seguir adelante. Sé lo que es echar de menos sin esperanza y ver pasar los días, meses y años, todos iguales. Sé lo que es preocuparse por el futuro, sabiendo que no está en tu mano solucionar nada. Pero no se puede permitir que la emotividad gobierne tu vida. Hay que mantener siempre la cabeza en su sitio.

También he vivido muchas experiencias ajenas de los múltiples problemas que puede traer la vida: amor, celos, traición, desamor, alcohol, drogas, depresión, anorexia, apatía, extremismo, enfermedad, locura... Lo he sufrido como propio y he archivado todo en mi cabeza. Practicamente no existe situación que no haya vivido de un modo u otro. Y ahora además cuento con los testimonios de internet. A veces me gustaría no conocer nada y no sentirme capaz de opinar sobre ningún tema. A veces también a mí me invade el vacío y me pregunto si tantas emociones valen la pena. Entonces me pongo a rezar porque es lo único que me consuela y me ayuda a no perder la perspectiva de la realidad.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Adolescentes

Por petición especial voy a intentar explicar lo que es mi vida con tres adolescentes en casa. Llegar a la adolescencia significa recibir un coche nuevo cuando no tienes carnet de conducir ni idea de cómo se conduce. Eso es el cuerpo. En cuanto al cerebro, les entregan un ordenador lleno de datos, pero sin sistema operativo, de manera que no pueden localizar o relacionar la información por sí solos. Sólo hay dos tipos de adolescentes que no dan problemas: los responsables, que no piensan más que en estudiar o los pasotas, que no paran en casa o se pasan el día en el twitter.

Pero la mayoría vienen a ser término medio. Si además resulta que son inteligentes y te has pasado la vida enseñándolos a pensar por sí mismos, entonces tienes una bomba de relojería en casa que puede explotar en cualquier momento. Los adolescentes se sienten seguros de sí mismos, demasiado, pero a la vez tienen un cóctel de emociones que desvirtúa todos sus pensamientos. Así sucede que, cuando estabas pensando que eran chicos sensatos, descubres que han cambiado completamente de opinión de la noche a la mañana sobre todo lo que antes defendían, lo que les gustaba y lo que les parecía bien o mal.

Luego además, tienen memoria selectiva: sólo recuerdan lo que les interesa y como les interesa. Por ejemplo, mi hija mayor no entiende por qué ella a los doce años se acostaba a las nueve y media y su hermana pequeña se acuesta a las diez. No es fácil explicarle que no es lo mismo tener tres hijos de nueve, doce y catorce años, que tres de doce, catorce y diecisiete años. Al final lo que ocurre es que la pequeña acaba viendo cosas en televisión que ni le gustan ni le convienen. Pero ya no podemos mandarlos a todos a su cuarto y quedarnos viendo la tele solos tranquilamente, como cuando eran pequeños.

Así que no se puede bajar nunca la guardia y estás siempre pensando qué será lo siguiente, si mañana va a resultar que tengo un hijo budista. Porque son como esponjas y absorben cualquier ideología y antes de que te dés cuenta se la han tragado sin masticar. Además, como no te lo cuentan, te acabas enterando al cabo del tiempo de que tus hijos tienen unas ideas extrañísimas que a saber de dónde las han sacado o si alguien en particular lleva meses adoctrinándolos a tus espaldas. Sólo contrarrestar la influencia de los medios de comunicación ya es un tarea agotadora. Pero, en general, no me puedo quejar, tal como está el panorama mis hijos son unos santos.

A propósito, cuando decía ayer que dejé de ir a misa hace años, para los que no me conocen, he vuelto a ir desde hace dos años y ahora asisto casi todos los días.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Informe durex de bienestar sexual

"Un 55% de los encuestados hubiese querido aprender más sobre los aspectos emocionales del sexo, mientras un 44% sobre las relaciones en general y un 41% sobre las enfermedades de transmisión sexual".

Los jóvenes tienen información de sobra acerca de posturas sexuales y opciones varias. También tienen grabada a fuego la consigna de que el preservativo es infalible. Luego se encuentran con la sorpresa de un embarazo inesperado y, en un porcentaje muy alto se contagian de enfermedades de transmisión sexual. Entonces se preguntan ¿por qué nadie me advirtió de esto?

"Las enfermedades de transmisión sexual o ETS tienen como principal vía de transmisión el contacto sexual, por intercambio de fluidos, manipulación o mero roce de piel en la zona genital, también se pueden contagiar por una transfusión de sangre como se da en el caso de la hepatitis B o del VIH-Sida. Por semen y secreción vaginal se transmiten los virus y bacterias que producen el Sida, hepatitis B y C, gonorrea, chlamydias y tricomonas, mientras que por el mero contacto de la piel se transmite los condilomas (por Virus Papiloma Humano), herpes genital y sífilis en su etapa primaria". tusexualidad.info (Al menos, que esté demostrado, porque seguramente son más).

Me ha costado bastante encontrar esta información tan clara donde se reconoce que muchas enfermedades venéreas se transmiten por mero contacto con la piel, de manera que para protegerse habría que llevar un preservativo de los pies a la cabeza. Pero no interesa que se sepa esto porque hay enormes intereses implicados en favorecer la promiscuidad y no les importa lo más mínimo el riesgo consiguiente.

Los datos sobre aumento de ets y abortos son tan evidentes que no hace falta ni buscarlos. En cuanto a la parte emocional de la relación, la causa se encuentra en algo muy simple: somos animales mamíferos, pero también homo sapiens. Es decir, que no encontramos felicidad verdadera en cambiar de pareja sexual cada rato, como los conejos. Una persona necesita mucho más que la mera satisfacción física. Necesita sentirse valorado y apreciado, pero eso no lo enseñan en los manuales sexuales.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Pasión y carácter

Vivimos en una sociedad reprimida, pero no en el sentido sexual que le dan tantos, sino en un sentido pasional. Vivimos en el mundo del buen rollo, quedar bien y lo políticamente correcto, lo cual obliga a muchos a fingir que están de acuerdo o que les parecen bien cosas que realmente no les gustan. También supone que los padres tienen que ser amigos de sus hijos, ya que la amistad se ha convertido en algo mucho más valioso que la familia. Hay que ver el daño que ha hecho la psicología moderna. Por evitar traumas, hemos creado una sociedad desnaturalizada.

Se ha perdido el valor del auténtico respeto sustituyéndolo por las apariencias. De hecho se critica más que nunca, se ataca a los adversarios y a todo el que se sale de los cánones de la modernidad, pero sin embargo no está permitido enfadarse. Hacer burla, insinuar las cosas más terribles, reescribir la historia, negar los hechos, malinterpretar las intenciones; eso sí, está al cabo de la calle. Es una guerra soterrada donde gana aquel que consigue no inmutarse, no darse por aludido. No se puede tener carácter.

Incluso dentro de la pareja lo importante es no dar que hablar. Algunos se separan sin que nunca se les haya oído una palabra más alta que otra. Está mal visto discutir, pero no romper. Esa falta de pasión lo impregna todo en una sociedad donde vale más la última noticia sin importancia que la realidad del mundo. Gente que cree que tiene una vida intensa porque escribe muchos mensajes de móvil o tiene muchos amigos en el facebook. Gente que cree que trabaja mucho porque pasa diez horas al día fuera de casa.

Luego buscan esa pasión alimentándose de emociones fuertes, practicando la infidelidad por internet, viajando a lugares exóticos y caros, comprando de forma convulsiva, cambiando de pareja como de ropa. Intentan hacer algo que les recuerde que aún están vivos, que tienen emociones; intentan provocar la alegría y el sufrimiento de forma artificial y forzada. Como si la vida en sí no fuera suficiente cuando se vive con pasión y con carácter, cuando no se tiene miedo de decir lo que piensas, de demostrar que te importa tu pareja y tus hijos, aunque eso signifique llegar al enfrentamiento si es necesario.

Porque tener carácter significa estar dispuesto a luchar por lo que crees y no pretender simplemente llevarte bien con todos a cualquier precio. Porque ser apasionado implica no hacer la vista gorda cuando ves que la gente que quieres está tomando decisiones con las que no estás de acuerdo, está haciendo cosas que no te parecen bien. Porque ser buena persona no es decirle a todo el mundo que sí, mientras le criticas por la espalda; ni ser tolerante con todos, incluídos los criminales; ni hacerle la vida fácil a tus hijos, impidiendo que maduren. Intentar ser mejor cada día supone tener carácter y vivir la vida con auténtica pasión aunque eso te haga sufrir.

martes, 8 de septiembre de 2009

No somos perfectos

En esta sociedad sobreprotegida en que vivimos, se pretende negar las emociones más básicas, como el amor o el odio, la rabia o el miedo. Es natural enfadarse como lo es enamorarse. Pretender que las personas podemos ser puramente racionales sólo lleva a convivir con emociones soterradas que salen a la luz de forma violenta y descontrolada. Los padres modernos quieren ser un ejemplo de autocontrol según el modelo de la psicología moderna, pero sus hijos no van a vivir en un libro, sino en la vida real, donde tendrán que que aprender a manejar sus emociones. Un niño sobreprotegido no sabe reaccionar en situaciones de tensión y esto puede afectar a su propio desarrollo personal.

Una cosa es procurar no perder los nervios con tus seres queridos, y otra guardarse todo dentro. De ese modo, sólo se consigue alimentar rencores y desconfianza. Los hijos deben saber que sus padres son de carne y hueso, que sufren y se angustian, que a veces no tienen las respuestas, y que también hay cosas que no pueden soportar. Creo que resulta más sano reconocer que hay personas a las que se detesta, que hacer el paripé de que todos los llevamos bien y somos muy felices. La educación y la sinceridad no deberían ser incompatibles. El buenismo a veces resulta más dañino que la crispación. Y, por cierto, oposición viene del verbo oponerse. (Por si me lee alguien del PP).