Mostrando entradas con la etiqueta público. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta público. Mostrar todas las entradas

viernes, 7 de enero de 2011

Las vidas de los otros

Existe una fascinación enfermiza por conocer todos los detalles de la vida de personas a las que no conocemos ni vamos a conocer nunca. Hasta tal punto que, alguien me hizo notar hace poco que gozamos de más intimidad con ellos que con algunos miembros de nuestra familia; aunque, en mi caso, es fácil.  ¿Por qué queremos saber los deseos más ocultos, las motivaciones personales de gente que "ni nos va ni nos viene"?. Sin embargo, somos incapaces de alcanzar ese grado de intimidad con otros que vemos a diario. Existe un cierto grado de timidez social o defensa de la intimidad privada.

Pero, cuando se trata de un personaje público, yo misma me he sorprendido identificándome con alguien; o, por el contrario, sintiendo una gran antipatía hacia alguien que no es más que una foto en una revista o unas imágenes en la televisión. No tiene sentido. Vivimos una vida artificial cargada de emociones falsas. Porque esos sentimientos deberíamos reservarlos para las personas "reales" de nuestro entorno: los compañeros de trabajo que casi no conocemos, los vecinos con los que no tratamos, los conocidos a los que apenas saludamos; y, sobretodo, los familiares y amigos que realmente nos necesitan.

martes, 20 de abril de 2010

No valgo

No sirvo para ninguna actividad pública. Lo intenté con los idiomas y me daba vergüenza hablarlos; lo probé con una ong, pero no se me dan bien las relaciones públicas. Lo conseguí una temporada con los blogs, a pesar de ser anónimos, hasta que tuve que cerrar los comentarios. No entiendo por qué razón no funciona nada de lo que intento, como no sea quedarme en casa y escribir. Cada vez que busco algo más, me estrello con una pared invisible. No es lo que busco o no soy lo que buscan... Es la historia de mi vida. Sólo valgo para una cosa: mi familia y mi hogar. Todos los negocios se me resisten.

Dios sabe que no es que me sienta insatisfecha, pero en días como hoy me da un poco de rabia; cuando una vez más intento conseguir una meta nueva y veo que se me resiste; que no me salen las palabras más que por escrito. En persona, me quedo muda o me equivoco. Qué extraña condición la mía: no ser capaz de expresarme correctamente más que de forma impresa, y no poder llegar más que a un número limitado de personas. Qué absurdo descubrir siempre demasiado tarde lo que tenía que haber dicho. Bueno, sin duda hay cosas peores y ya es un poco tarde para quejarse. Tendría que estar acostumbrada.