Mostrando entradas con la etiqueta vida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vida. Mostrar todas las entradas

jueves, 24 de febrero de 2011

Hijos

Está nuestra sociedad en plena campaña contra los hijos. Dicen que los niños te atan de por vida, que ya no puedes salir ni viajar, que cuestan mucho dinero y dan disgustos. Todo eso es cierto, sin duda, pero cualquiera que lo haya probado sabe que se compensa con creces sólo con la alegría de verlos crecer y aprender cosas nuevas cada día; aunque eso signifique que te lleven la contraria. Las molestias del embarazos, los dolores del parto, se olvidan completamente en cuanto te ponen a tu hijo en los brazos. Entonces, todos miramos con admiración cómo es posible que alguien tan pequeñito pueda tener sus diez deditos en cada mano y sus diez uñitas, una por dedo. El milagro de la vida es lo más hermoso y más grande que existe y nadie debería perderselo a propósito.

Los hijos a veces son una molestia, sí, pero otras son lo único que te hace sonreir en un mal día. La sonrisa de un niño puede derretir el corazón más duro. Yo misma no tenía ninguna afición a los bebés hasta que tuve los míos y entonces el instinto maternal surgió - ya desde el primer día de embarazo -, enseñándome todo lo que tenía que saber. Ser padre, y madre, es lo natural en el ser humano como en cualquier otra especie animal. El trabajo, los estudios, los viajes... pueden esperar; pero la naturaleza no espera. Luego, llegan los lamentos cuando una pareja no consigue tener hijos; o, cuando, ya mayores, se encuentran solos preguntándose si su vida, con todos sus éxitos, ha tenido realmente sentido, al no tener continuidad en otros.

domingo, 16 de enero de 2011

Disfrutar de la vida

Según el anuncio de una agencia de viajes disfrutar es llenar la vida de infinitas experiencias. No estoy de acuerdo. Para disfrutar de la vida no hace falta tumbarse al sol en la playa de un hotel de lujo del Caribe (sabiendo que en el pueblo de al lado no tienen agua corriente). Tampoco es necesario tocar personalmente las piedras de las pirámides (mientras la población local mira mal a los extranjeros). Para disfrutar de la vida no tienen que atronarte los oídos unas cataratas, ni picarte los mosquitos de Extremo Oriente. A veces basta con ir a algún lugar poco conocido cerca de casa, como por ejemplo el Parque Regional del Manzanares, que es un sitio precioso que muchos madrileños no han visitado nunca; porque estaban muy ocupados pagando viajes a crédito a países remotos, cuando apenas conocen lo que hay a su alrededor.

Además, para disfrutar de la vida, no hace falta salir de casa. Basta con un ducha después de un largo día de trabajo. Terminar una tarea tediosa, lo cual da una satisfacción mayor que muchas fiestas. Leer un libro mientras tus hijos hacen los deberes en la misma habitación. Ver una película juntos en la tele o en el cine. Disfrutar la vida es apreciar los detalles de cada día: la puesta de sol en el horizonte, el sabor de las comidas caseras, una escapada de tiendas y cenar en un burguer. Disfrutar de la vida es pasar tiempo con la gente que quieres, valorar tu trabajo e procurar hacerlo bien, intentar sacarle jugo a los momentos cotidianos. Si sólo disfrutamos de las experiencias especiales, va a ser difícil ser feliz.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Mi nuevo libro: un paso más

Acabo de publicar mi último libro en Bubok.es. Se trata de la quinta recopilación de artículos de este blog y se llama Un paso más. Lo podéis encontrar en descarga por tres euros o en papel por doce euros. El enlace está en el lateral de mi blog. Incluye solamente los post escritos por mí misma. ¿Qué puedo decir? Como parte interesada, tengo que recomendar estos libros, que he escrito con todo mi cariño y son una recopilación de mis pensamientos y de toda una filosofía de vida; la cual comparto con mucha gente, aunque otros no digan nada. Creo que mis libros son un buen regalo navideño y una guía para la juventud, y para algunos adultos que han olvidado hace tiempo las cosas que realmente importan en la vida.

martes, 28 de diciembre de 2010

No seáis tibios

Eso le decía el Ángel a una de las primeras iglesias cristianas en una lectura del Apocalipsis. La tibieza viene a ser también la enfermedad de los cristianos actuales. En España, la mayoría de los niños siguen haciendo la Primera Comunión, más por una cuestión de rito social que por convencimiento. La mayoría de los matrimonios también siguen siendo por la Iglesia; lo cual no impide que, pasado un tiempo, se divorcien e incluso se vuelvan a casar por lo civil con otras personas. El cristianismo actual es absolutamente tibio. Está mediatizado por la moda, la costumbre y lo políticamente correcto. De ese modo, hemos pasado a ser poco más que católicos de carnet. (Que sólo tienen un certificado).

Pero ese cristianismo que no da la cara y no se compromete es a veces más dañino que el mismo agnosticismo. Da una imagen de cara a la sociedad de personas hipócritas, cuyos valores dependen de las circunstancias. A veces, pienso que más valdría que fuéramos la mitad de católicos pero más consecuentes. Un cristiano puede ser socialista, siempre que sea moderado, es decir, socialdemócrata. Pero un buen católico no puede aceptar en nombre de una ideología la adopción de niños por parte de parejas homosexuales; ni mucho menos, el aborto o la eutanasia. Esas cuestiones son absolutamente incompatibles con la pertenencia a la Iglesia, y no negociables, porque afectan a la familia y a la vida.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Lenguaje infantil

Pasaba junto a una señora, quien supongo que debía estar criticando a su nuera, cuando decía que el niño llamaba a los perros "guau guau" y así nunca iba a aprender bien las palabras. No hace falta que se preocupe tanto esa mujer, porque mis hijos clasificaban a los animales según el número de patas. Bichos eran todos los de seis o más. Guau guaus incluía a todos los de cuatro patas, desde los perros a las vacas o los leones. Por último píos designaba a los de dos patas, desde el gorrión al buitre, pasando por la gallina. Así los llamaba yo también de pequeña. Recuerdo levemente que mi hermana y yo utilizábamos ese lenguaje infantil, hablando mal a propósito entre nosotras, cuando ya éramos casi adolescentes.También ahora en mi casa lo hacemos a veces, como una manera de hablar propia y personal de nuestra familia cuando estamos a solas. Ese lenguaje contiene palabras que han cambiado de sentido, junto con otras que nunca lo tuvieron.

Piki piki - Se refiere a los bichos en general y, especialmente al insecticida; aunque más propiamente sería el piki piki para los pikitos. La familia de mi marido lo llama fli.
Puff - Se refiere al aerosol para los bronquios que a veces utilizan mis hijos.
Pelusito - Son nuestros peluches o cualquier cosa blandita y suave, incluídas mis hijas.
Gatito - También llamo a sí a mis hijos, sobretodo al mayor, que ya es un hombre hecho y derecho.
Cuchi cuchi - Así llamo a veces a mi marido. Una vez le llamé así al trabajo y lo cogió un compañero suyo.
Vicios - Se refiere a cualquier alimento para picar, especialmente con chocolate. Pero estar con el vicio es estar en el ordenador.
Keka (muñeca), Tete (chupete), run run (coche), chucu chucu, vión..., son otras palabras que ya no usamos que recuerdo de la infancia de mis hijos.

Creo que un poco de infantilismo es bueno para la salud mental. No conviene tomarse la vida demasiado en serio. Yo siempre digo que hay que intentar conservar en parte la inocencia de un niño.

domingo, 1 de agosto de 2010

Mujeres desesperadas versus Sexo en Nueva York

Aunque no soy adicta a Mujeres desesperadas, sí que lo veo con gusto de vez en cuando. Me resulta una serie entretenida y divertida, pese a que ya me he perdido en las tramas sucesivas de las distintas temporadas. Tiene un cierto humor negro bastante inteligente y las historias llevan una moraleja, aunque no sea siempre la que esperabas. El caso es que, frente a Sexo en Nueva York, yo me quedo sin duda con esta serie. Las mujeres de Whiskeria Lane son de carne y hueso. Sufren, se divierten, se enfadan y se reconcilian como todo el mundo. No trabajan habitualmente, aunque están capacitadas para hacerlo. Son, ante todo, buenas amigas que se preocupan unas por otras como si fueran familia. No presumen de ropa, ni van siempre perfectas. No les preocupa su apariencia más de lo necesario, lo cual no impide que cada cual tenga su propio estilo.

No hablan habitualmente de sexo ni de dinero, ni les hace ninguna falta. Sus historias son parecidas a las de cualquier mujer del mundo occidental, con sus éxitos y sus fracasos, y la preocupación natural por sus hijos. En esta serie, sí nos podemos ver reflejadas, aunque, afortunadamente, no nos ronde un psicópata una día sí y otro también. Yo no tengo nada que ver con los deseos e inquietudes de las mujeres de Sexo en Nueva York y no comprendo el éxito que tienen. Sin embargo, Mujeres desesperadas nos enseña cosas sobre la vida normal, sobre la dificultad de aceptar la frustración y el paso del tiempo; y sobre las elecciones que todos debemos hacer en un momento dado, aceptando luego las consecuencias de cada acto. Me alegro de que existan series como ésta.

domingo, 25 de julio de 2010

Los valores de la saga de Crepúsculo

Estos cuatro libros cuentan la historia de unos vampiros buenos y unos hombres que se transforman en lobos a su voluntad. En medio, se encuentra una chica humana en el clásico triángulo amoroso, con una tensión sexual evidente hacia dos de los protagonistas, aunque ella realmente sólo está enamorada del vampiro. Hasta ahí, la trama es previsible, aunque resulta amena en las películas. Lo que yo quería resaltar es lo que se encuentra detrás. Por ejemplo, el hecho de que Eduard no quiere transformar a Bella en vampiro porque piensa que él ya no tiene alma y está condenado. Por eso, no quiere que ella renuncie también a la vida eterna, -lo cual no es lo mismo que vivir eternamente a su lado sin envejecer ni morir. Egoístamente, a Eduard le gustaría tenerla a su lado, pero comprende que la renuncia a tener una vida normal es algo terrible.

Asi lo comprende también otra protagonista, Rosalie, que hubiera preferido poder envejecer junto a Emmet y ver crecer a sus nietos, en lugar de permanecer eternamente joven y bella. Toda la familia de Eduard es consciente de que han hecho cosas terribles en el pasado y se arrepienten, y además tienen el firme propósito de mantenerse en el lado correcto. Por eso, la saga de Crepúsculo, aún siendo novela romántica para adolescentes, enseña cosas sobre el poder del amor, de la redención y el sacrificio. Así como, el compromiso, cuando Eduard se niega a tener relaciones con Bella sin estar casados y le dice algo así como: de donde yo vengo, matrimonio significa amor para siempre. Así que, aunque al principio yo era un poco reacia a estos libros, creo que puedo recomendarlos para todos; así como las películas.

lunes, 28 de junio de 2010

La vida no es una piscina

Pero, incluso en las piscinas, hay accidentes. Vivimos en el mundo de aquí y ahora, y muchos creen que lo tienen todo controlado. Está bien ser optimista, siempre que no pierdas el contacto con la realidad. Lo que no sirve de nada es repetir que todo va bien, como un mantra que pueda evitarte toda contrariedad. Nuestro gobierno sigue ese lema. Lo que pasa es que la vida es un mar y, como tal, está en continuo movimiento. Hay montones de factores de incertidumbre alrededor, como puedan ser una tormenta, las algas, los peces o, incluso, otros grandes mamíferos. Todo ello puede llegar a afectarnos de alguna manera. No se pueden hacer planes de futuro contando con que las condiciones atmosféricas serán ideales y el agua no se va a mover a nuestro alrededor.

A veces me parece que escribo cosas muy obvias y, sin embargo, hay mucha gente que no las conoce. Por ejemplo, aquellos que conducen suponiendo que los demás coches les ven siempre venir y se van a apartar a su paso, como si hubieran comprado la carretera y les perteneciera en propiedad. También, los que tienen relaciones promiscuas y creen que las enfermedades venéreas sólo las pillan los demás porque son tontos. O los que descuidan su trabajo, pensando que tienen el puesto asegurado de antemano. Entonces, van nadando por su piscina hasta que un día un pez les muerde un pie; y acaban descubriendo que la vida se construye cada día, que el amor hay que mantenerlo vivo y que la suerte es de los que se la trabajan.

miércoles, 9 de junio de 2010

Fantasmas del pasado

Navegando por internet, me he encontrado con una persona que en un momento dado llegué a considerar mi amiga. Por eso siempre afirmo que las "amistades" en la red son muy relativas. Alguien que un día parece coincidir contigo y apreciarte, al día siguiente puede estar intentando cortarte la yugular. Por suerte, también internet tiene la ventaja del anonimato. No sé qué habría sido de mi vida si mi nombre completo, mi dirección y mi teléfono hubieran estado al alcance de personas para quienes la palabra respeto viene a ser una marca de jabón. Especialmente, me hubiera horrorizado que mi familia directa e indirecta se hubieran visto salpicados por las consecuencias de mis palabras.

Como supongo que acabará cayendo por aquí -si es que no ha caído ya-, me gustaría decirle que pienso que es una verdadera pena que no llegáramos a entendernos. Resulta absurdo pensar que, entre gente que comparte una visión de la sociedad aproximada, puedan surgir muros infranqueables. Pero sobretodo, se me hace insoportable saber que, ni siquiera la defensa del derecho más elemental a la vida del ser humano, pueda ser razón sufiente para derribar todos los obstáculos y poder mantener una relación, al menos, civilizada. En fin, eso ya es pasado remoto y he aprendido mucho desde entonces. Ahora comprendo que no se puede deshacer un adoctrinamiento ideológico de décadas, con unas pocas palabras bienintencionadas. Por eso no admito comentarios.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Cinco minutos antes

Todas las mañanas salgo para el colegio demasiado pronto. Sé, por experiencia, que si tardo cinco minutos más el tráfico se convierte en una selva. Todos aquellos que han salido con la hora justa conducen por encima del límite de velocidad. En las rotondas compiten en exhibiciones de destreza y reflejos que, de vez en cuando, acaban mal. Se empeñan en adelantar aunque sea por la derecha, como si fueran a recuperar el cuarto de hora que les hace falta, y no apenas un par de minutos, con suerte.

Un poco más tarde, la paz regresa a mi pequeña ciudad y los habituales nos movemos sin prisa por las calles solitarias. Pero no puedo evitar recordar que ya ha habido varias muertes por atropellos y las seguirá habiendo si no cambian de mentalidad. Cinco minutos antes en el despertador, pueden ser la diferencia entre todo y nada. Además, vivir con ese stress continuo perjudica gravemente la salud. Necesitamos bajar el ritmo y concentrarnos en hacer menos cosas, pero mejor; empezando por proteger nuestras vidas y la de los demás.

lunes, 3 de mayo de 2010

Como en las películas

Ver un película conmigo en casa es un poco incómodo. Más que nada porque suelo adivinar la trama y los desenlaces. No es extraño cuando ya se han visto tantas otras parecidas. El problema es que me pasa igual con todo. Me imagino el pasado y el futuro de la gente y suelo acertar bastante. De manera que, la vida no hace más que confirmar lo que espero de cada persona, aunque, afortunadamente, de vez en cuando me da sorpresas; porque mis vaticinios no suelen ser muy positivos.

Cuando voy a misa por la mañana, está llena la iglesia de gente ya mayor. Entonces me imagino que, no hace tanto tiempo, ellos también eran adolescentes con acné abriéndose camino en la vida, descubriendo el mundo, haciendo sus elecciones. Más tarde, eran padres jóvenes preocupados por sus niños aprendiendo sobre la marcha a llevar una familia. Y ahora, muchos son abuelos, sabios por la experiencia que les ha dado la vida, apurando sus últimos años con resignación y esperanza. Espero llegar a ser algún día como ellos.

domingo, 18 de abril de 2010

He escrito unos libros

He estado escribiendo mucho tiempo, y ahora he publicado un libro en formato ebook y papel. Se encuentra en www.bubok.es y se llama "Mi gran secreto de la felicidad". Libros de autoayuda. Todos los intentos por cambiar la sociedad mediante la manipulación ideológica se chocan contra un muro y tarde o temprano se desvanecen. Cuando salgo de paseo con mi marido siempre vamos del brazo, de la mano, o incluso de la cintura y no tenemos escrúpulos en besarnos en plena calle, estando ya cerca de los cincuenta. La gente nos mira con extrañeza. Parece que somos algo inusual. Cuando salíamos con nuestros tres hijos a montar en bicicleta o simplemente de compras también nos miraban así. Me gustaría contaros cómo hemos llegado hasta ese punto.

Sin embargo, estoy convencida de que, tarde o temprano, todo el mundo acaba descubriendo ese secreto en su vida. Lástima que para muchos sea ya tarde. Nos han vendido la película de que la realización personal es lo más importante que existe; y, sobre todo, que hay que buscarla siempre en el trabajo o en los estudios, fuera de casa. Pero cada pareja que se quiere realmente, cada padre o madre que sale a pasear con sus hijos, cada sonrisa de un bebé que está descubriendo la vida, es una señal que nos indica cuál es el buen camino. La existencia no tiene sentido sin amor, sin dolor, sin sacrificio. En este libro he intentado explicarlo como buenamente he podido, según cada etapa de la vida y cada experiencia. Espero que lo leáis y que os guste. Os dejo con una cita:

"Cuando uno se busca a sí mismo, se encuentra. Es decir, que al terminar sus esfuerzos no halla nada. Decía Kierkegard que la felicidad es una puerta que se abre hacia afuera, no hacia adentro". Aníbalcuevas.blogs.com 22-1-2010

Últimas noticias: tras la publicación de mi primer libro me he lanzado a hacer recopilaciones de artículos de mis blogs, con algunos inéditos, y he publicado otros tres libros titulados: Siempre queda otra oportunidad, Las enfermedades del alma y Los valores de los cuentos tradicionales. En la misma dirección. Apartado librería.

miércoles, 14 de abril de 2010

No me acostumbro

Veintiun años y todavía no me he hecho a la idea de que, de vez en cuando, mi marido tenga que viajar. Desaparece de mi vida durante dos o tres días. Veo sus papeles a mi alrededor, lavo su ropa, ordeno sus cosas. Me acuesto sola en una gran cama. Eso es lo que llevo peor; así que espero a tener mucho sueño, para no pensar. Me pregunto cómo hacía antes de conocerle. Es diferente. Quiero mucho a mis padres, pero sé que tienen su propia vida. Adoro a mis hijos, pero sé que algún día se irán. Mi marido es el compañero de mi vida. Suena antiguo, suena cursi, pero es así. Qué le voy a hacer. Me horroriza pensar que algún día tendremos que separarnos y uno de los dos seguirá su camino solo. Espero no ser yo. Miro las fotografías y, a veces, pienso que yo nací el día que le conocí. Entonces empecé realmente a vivir.

Me mata la idea de que pueda dejar de quererme o querer a otra; aunque sé que a todo se sobrevive, porque no te queda otro remedio. Quiero tenerle cerca, coger su mano. No necesito más que saber que está ahí conmigo. Quiero envejecer a su lado. Ver crecer a nuestros hijos y nietos. Ver amanecer y ponerse el sol. Le necesito junto a mí en los días de lluvia y frío, en los de bochorno estival; y también en aquellos que parecen haber sido creados para disfrutar. Me gustaría que todo el mundo sintiera algo así al menos una vez en la vida. Me da mucha pena oir y leer tantos testimonios de gente que cree que el amor es algo temporal, que dura lo que dura y deja un recuerdo. El amor es mucho más que eso. El amor es la comunión con la Divinidad.

lunes, 1 de marzo de 2010

El tiempo

Para quien todavía no lo sepa, he vuelto a escribir. Sucede cuando se ha vivido unos cuantos años, que acabas viendo como el tiempo pone todo en su lugar. Lo que, a escala humana, nos parece un cambio importante, siempre acaba siendo suavizado o incluso borrado por el devenir de la historia. La perspectiva de las cosas y la experiencia nos enseñan que nada es tan bueno o tan malo como parece. Sólo el valor de la vida permanece imperturbable a través del tiempo y el espacio. Ya he contado que tengo la mala costumbre de conocer el desenlace de la historia. Leyendo mi blog, se puede comprobar cómo yo nunca me he creído realmente el tema de la gripe A ni las causas del cambio climático. Tampoco justifiqué nunca la guerra de Irak ni tuve la menor fe en el éxito de la negociación con los terroristas. Me parece algo de simple sentido común, y no entiendo todavía por qué tanta gente se lo cree todo "a pies juntillas".

Para mí saltan a la vista multitud de cosas, como cuando la famosa de turno afirma que su última relación es para siempre; pero no hay más que ver que no tiene una buena base, como de costumbre. Igual que se veía venir la caída de Unión Soviética, aunque no supiéramos el día y la hora. Hay situaciones tan insostenibles que lo raro es que se prolonguen tanto. Estaba muy claro que el crecimiento económico no podría mantenerse a ese ritmo y que estábamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. Pero la gente prefería disfrutar del momento sin preocuparse de las consecuencias. Y, ahora, por fin, reconocen que el descenso demográfico puede llevarnos a la ruina en pocos años. Han hecho falta treinta años para que se dieran cuenta de algo tan evidente... ¿Cuántos años más tendremos que esperar para que empiecen a incentivar la natalidad y a favorecer a las familias?

martes, 6 de octubre de 2009

La razón de la vida

Me da pena ser cómo mucha gente pasa la vida perseguiendo unos objetivos: casas, coches, viajes, ropa nueva y otros caprichos. No se dan cuenta de que el trayecto es más valioso que el destino. Cada minuto que pasamos con nuestros seres queridos es un momento único e irrepetible, y eso es lo que hace que la vida valga la pena. Lo demás son maneras de pasar el tiempo; necesidades que tenemos que cubrir: alimento, abrigo, seguridad... Pero nada de eso importa si no tenemos con quién compartirlo. Hay gente que se les pasa la vida acumulando amigos, experiencias excitantes y sensaciones, pero, al cabo del tiempo, esos recuerdos se van borrando y no queda mucho más. El amor de nuestra familia no pasa nunca, incluso aunque ya no estén o se encuentren lejos, porque forman parte de tí para siempre. Y tener un compañero con quien compartir todo ese amor, es lo mejor que te puede pasar.

El recorrido de la vida no es fácil, pero por eso mismo vale la pena. Cada recodo trae una incertidumbre, abruptas montañas y valles profundos, tiempos apacibles, tormentas y calma; frío que te atenaza el alma y calor agobiante; pasión, soledad, tristeza y alegría, dolor y esperanza. Todo ello te va cambiando y produce una sensación de euforia y miedo a la vez. Pero, si cuentas con una familia, padres, hijos y alguien que siempre camina a tu lado, acabas disfrutando del viaje incluso con sus caídas, sus dudas y sus recuerdos. Porque el amor es el verdadero objetivo de la vida, y la vida es lo único importante que tenemos que cuidar; por eso continuamos adelante cada día, por poder seguir amando un día más. Hasta que llega el momento en que descubrimos que el amor lo engloba todo en el universo y entonces el límite entre la vida y la muerte se confunde, porque el amor no muere nunca y la vida no tiene fin.

jueves, 1 de octubre de 2009

Creyente, cristiano y católico

En este país somos muy dados a los extremos. Ya me he acostumbrado a que me califiquen de beata sólo porque voy a misa. Sin embargo, estuve sin ir muchos años y no por ello era menos católica. La fe se lleva en el corazón y es independiente de que queramos compartirla o vivirla en privado. Como ocurre con todo, también hay niveles en la religión. Un creyente es aquel que cree que existe otra vida después de ésta. Es algo que no le compromete a nada. Igual que hay personas que pensamos que debe haber vida extraterrestre, sólo por una cuestión de probabilidades. El mismo Einstein dijo que la materia y la energía son la misma cosa, dándonos un argumento más a los que pensamos que nos somos sólo carne y hueso, sino que también contenemos esa energía llamada espíritu que, al morir, simplemente se libera y vuelve unirse al todo, a Dios.

El paso siguiente consiste en considerarse cristiano. Toda persona que admira la figura de Jesucristo y piensa que podría ser más que un simple ser humano, es cristiano. Ser católico implica ya más temas: admitir que María pudo ser virgen, que el Papa es el representante de Jesús en la Tierra, que la Iglesia tiene una labor positiva en nuestras vidas y la sociedad... También hay niveles entre los católicos. Yo he tenido una evolución vital a través de la oración y la meditación de la Biblia, de ser sólo creyente a católica convencida. Es un proceso que cualquiera puede iniciar en cualquier momento de su vida. Nunca es tarde para poner tu confianza en Dios y pedirle que guíe tus pasos por esta vida.

Música: la union - vuelve el amor

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La experiencia es la madre de la ciencia

A veces he leído artículos protestando por ejemplo de los blogs, donde la gente opina sobre cualquier tema sin tener conocimientos probados. Incluso dicen que deberíamos ser periodistas. Sin embargo yo soy defensora de la escuela de la vida. Cuando ya se tiene mi edad, cuarenta y tres años, y te has pasado el tiempo siendo observador más que actor de las vidas ajenas, hay situaciones que conoces de lejos. Por ejemplo, no creo que el médico sepa mejor que yo si mis hijos tienen un catarro o algo más serio, porque por desgracia tengo experiencia sobrada sobre sus enfermedades. También sobre relaciones de pareja a mi alrededor y problemas entre padres e hijos. Realmente creo que no hay tema de la vida sobre el que no tenga una biblioteca completa atesorada en mi mente. Si además se trata de una persona a la que conozco ya de antiguo, a la cual he visto en sus buenos momentos y los malos y repetir las mismas pautas una y otra vez, no es de extrañar que suponga que tengo ya alguna autoridad para aconsejarla.

Sin embargo, sería mucho más cómodo y más agradable para mí dedicarme a seguirle la corriente a cada uno y dejar que tropiecen una y otra vez en la misma piedra, y tal vez luego encontraría la satisfacción interna de saber lo que iba a suceder. Pero es inmoral ver un problema, pensar que comprendes las causas y los remedios y no hacer nada, limitarte a disfrutar del espectáculo. Aprender a vivir es la asignatura más difícil que existe y no se estudia en los libros, aunque algunos puedan ayudar. Se aprende con la experiencia propia y ajena. Algunos por desgracia parecen empeñados en no aprender nunca. El tiempo pasa inexorablemente y cuando quieren darse cuenta es demasiado tarde para remediarlo. Es como si ves subir al coche a un conductor borracho y no le dices nada..., ¿de quién es la culpa si se estrella? Tuya. Yo no puedo cargar con eso sobre mi conciencia.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La fuerza de la vida

Pasear por un pueblo costero en verano es cruzarse con multitud de familias con niños pequeños (aunque menos que hace unos años, la verdad). Basta mirar a los ojos de cada padre o madre para ver lo felices que les hace su situación. A pesar del cansancio, de la preocupación que supone cuidar de un niño pequeño, las satisfacciones que se reciben compensan con creces. Ver crecer a un bebé, asistir a su descubrimiento de la vida, desde los insectos a cada piedra que consigue coger; ver el mundo de nuevo desde la mirada de un niño; es algo que no tiene precio. Esos padres con su bebé en brazos, en el cochecito o ya de la mano, son un auténtico canto a la vida. No hay mejor propaganda contra el aborto. Nadie que haya probado la experiencia de traer un hijo al mundo sería capaz de cambiarlo por nada.

Se dice que los hijos son un obstáculo en la realización personal. Yo creo que son más bien un aliciente para esforzarte más y hacer las cosas mejor. Se dice que impiden el éxito personal. Yo digo que son el mayor éxito que puedas conseguir en la única carrera que importa: la de la vida. El primer año de vida de un bebé, especialmente, te enseña todo lo que necesitas saber sobre esfuerzo, tesón, ternura, sacrificio, agradecimiento, imaginación y alegría. Esas son las cosas que realmente te hacen feliz. Tener un hijo y dejarlo en manos de otros todo el día y no disfrutarlo, es el peor desperdicio que se puede hacer. Los niños crecen muy rápido y cada etapa que pasan es única e insustituíble en cada uno de ellos; porque no hay dos hijos iguales, como no hay dos granos idénticos en toda la arena de la playa.

viernes, 28 de agosto de 2009

La pieza del puzzle

A veces me parece que la vida es un gigantesco puzzle donde vas encajando las piezas hasta descubrir el dibujo que se oculta detrás. Algunas tienen un lugar muy evidente, pero hay otras que encajan en varios huecos y tardas un tiempo en darte cuenta de que no era la pieza correcta. Yo no me puedo quejar porque tengo bastante facilidad para saber cuando el puzzle no va bien. Otra cosa es que sepa localizar exactamente el problema. Es me lleva más tiempo, pero también lo acabo consiguiendo. Llega un momento en que cada pieza encaja en su lugar y entonces siento una gran satisfacción, pero sé que me toca seguir con otra zona de mi vida. Pasado, presente y futuro forman parte de esa trama y también las personas con las cuales nos relacionamos. Hay que procurar sobre todo no perder ninguna pieza.

Llega un momento en que, de ese puzzle se derivan otros, que van creciendo por su cuenta sin que tú tengas ya el control de la situación. Resulta duro pensar que pueden equivocarse y echar a perder el dibujo de su vida, pero en esos puzzles ya sólo tienes un voto que puede sumar a favor o en contra del total. Cuando veo que alguna pieza está fuera de lugar es probablemente por algún tema que desconozco, pero no me queda más que esperar a que se descubra el entramado y cada pieza encuentre el sitio que le corresponde. Para una experta en puzzles como yo, incluso los ajenos de gente desconocida acaban mostrando sus dibujos con sus aciertos y sus errores. Por eso, me cuesta un gran esfuerzo callarme y no dedicarme a ayudar en la labor.

Después de escribir el post leí esto:
XL. Pero el buen trabajo no siempre se ve recompensado con un descubrimiento...
K.B.M.
Esto de la invención tiene sus propias reglas. A menudo, cuando alguien intenta descubrir algo, no es la lógica la que lo lleva a la solución, sino un sinuoso proceso subconsciente. A menudo, la solución está en algo que, en un principio, puede parecerte un error. Y, sin embargo, no es suerte. Es algo inevitable. Porque después ves que todas las piezas encajan, que estaban ahí, esperando que alguien las uniera. Así funciona la creatividad.
Kary B. Mullis. Premio nobel de Química

Música:  Estopa - Tragicomedia

miércoles, 26 de agosto de 2009

Aguantando

Uno de esos lemas populares hoy en día dice que los matrimonios largos funcionan porque esas mujeres aguantan de todo. Me pregunto qué se supone que he aguantado durante estos veinte años. Nada que no hubiera tenido que soportar en cualquier otra relación humana. Si fuéramos tan estrictos con nuestros padres como lo somos con nuestra pareja, tendríamos que independizarnos a los cuatro años. Si fuéramos tan directos con nuestro jefe, no habría trabajo que nos durara. Cualquier relación entre dos personas adultas exige grandes dosis de paciencia y tolerancia, y provoca toda clase de decepciones y frustraciones. Y, sin embargo, lo aceptamos como algo natural, cuando se trata de trabajo o familia consanguínea, pero no estamos dispuestos a hacerlo por la pareja.

Tendríamos que comprenderlo con más razón, tratándose de un compañero de por vida que hemos elegido voluntariamente y padre de nuestros hijos. La convivencia diaria exige aceptar al otro con sus virtudes y defectos, aunque cada cual intente adaptarse en lo posible a las necesidades ajenas. Sin embargo, algunos pretenden cambiarlo según un molde a su medida y, eso, naturalmente, no funciona. No es verdad que el amor se acabe, que la gente cambie sin remedio o que ser felices para siempre sea un mito. Eso lo dicen naturalmente aquellos que han tenido mala suerte o no han sabido cuidar su relación. Lo que no entiendo es qué ganan algunos con querer ensuciar la imagen de las parejas estables con sospechas infundadas. ¿Es que hemos cometido algún delito por ser felices todavía?

Música: Black - Wonderful life