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jueves, 24 de febrero de 2011
Hijos
Está nuestra sociedad en plena campaña contra los hijos. Dicen que los niños te atan de por vida, que ya no puedes salir ni viajar, que cuestan mucho dinero y dan disgustos. Todo eso es cierto, sin duda, pero cualquiera que lo haya probado sabe que se compensa con creces sólo con la alegría de verlos crecer y aprender cosas nuevas cada día; aunque eso signifique que te lleven la contraria. Las molestias del embarazos, los dolores del parto, se olvidan completamente en cuanto te ponen a tu hijo en los brazos. Entonces, todos miramos con admiración cómo es posible que alguien tan pequeñito pueda tener sus diez deditos en cada mano y sus diez uñitas, una por dedo. El milagro de la vida es lo más hermoso y más grande que existe y nadie debería perderselo a propósito.
Los hijos a veces son una molestia, sí, pero otras son lo único que te hace sonreir en un mal día. La sonrisa de un niño puede derretir el corazón más duro. Yo misma no tenía ninguna afición a los bebés hasta que tuve los míos y entonces el instinto maternal surgió - ya desde el primer día de embarazo -, enseñándome todo lo que tenía que saber. Ser padre, y madre, es lo natural en el ser humano como en cualquier otra especie animal. El trabajo, los estudios, los viajes... pueden esperar; pero la naturaleza no espera. Luego, llegan los lamentos cuando una pareja no consigue tener hijos; o, cuando, ya mayores, se encuentran solos preguntándose si su vida, con todos sus éxitos, ha tenido realmente sentido, al no tener continuidad en otros.
Los hijos a veces son una molestia, sí, pero otras son lo único que te hace sonreir en un mal día. La sonrisa de un niño puede derretir el corazón más duro. Yo misma no tenía ninguna afición a los bebés hasta que tuve los míos y entonces el instinto maternal surgió - ya desde el primer día de embarazo -, enseñándome todo lo que tenía que saber. Ser padre, y madre, es lo natural en el ser humano como en cualquier otra especie animal. El trabajo, los estudios, los viajes... pueden esperar; pero la naturaleza no espera. Luego, llegan los lamentos cuando una pareja no consigue tener hijos; o, cuando, ya mayores, se encuentran solos preguntándose si su vida, con todos sus éxitos, ha tenido realmente sentido, al no tener continuidad en otros.
lunes, 21 de febrero de 2011
Una apuesta por el futuro
Se ha perdido el interés por el riesgo. Antes, nos casábamos sin tener contrato de trabajo fijo, sin piso en propiedad y con el coche a medio pagar. Claro que podía salir mal, pero ahí estaba precisamente la emoción del asunto. Ahora, las parejas ni se casan ni apenas viven juntos. Prefieren lo malo conocido. Luego se pasarán el día quejándose de sus padres, pero no se marchan. España debe ser el único país, de Europa por lo menos, donde los jóvenes no quieren independizarse. ¿Para qué, si pueden tener las ventajas de una casa sin sus inconvenientes?. Yo me casé a los veintidos años y estoy encantada; aunque eso significara tener que lavar mi ropa, cosa que yo por cierto no había hecho nunca en casa de mis padres. Fue un gran cambio, pero muy positivo.
Está en la juventud - se supone - el afán de aventuras. Por eso es el momento adecuado para emparejarse y formar una familia. Ningún Ipad, Wii o similar podrá sustituir nunca la experiencia de crear un hogar propio, de adaptarse los unos a los otros y organizar todos tus actos y tu tiempo libre. Eso es vivir. Lo demás es un sucedáneo. Algunos intentan llenar ese vacío con viajes a lugares exóticos. Pero esos sitios seguirán allí cuando se hayan marchado, sin que su presencia haya influído en nada. La vida consiste en relacionarse con otras personas; especialmente con aquellas que realmente te importan. La vida es apostar fuerte en todo y a veces perder, y otras ganar, y siempre aprender algo de lo sucedido.
Está en la juventud - se supone - el afán de aventuras. Por eso es el momento adecuado para emparejarse y formar una familia. Ningún Ipad, Wii o similar podrá sustituir nunca la experiencia de crear un hogar propio, de adaptarse los unos a los otros y organizar todos tus actos y tu tiempo libre. Eso es vivir. Lo demás es un sucedáneo. Algunos intentan llenar ese vacío con viajes a lugares exóticos. Pero esos sitios seguirán allí cuando se hayan marchado, sin que su presencia haya influído en nada. La vida consiste en relacionarse con otras personas; especialmente con aquellas que realmente te importan. La vida es apostar fuerte en todo y a veces perder, y otras ganar, y siempre aprender algo de lo sucedido.
domingo, 16 de enero de 2011
Disfrutar de la vida
Según el anuncio de una agencia de viajes disfrutar es llenar la vida de infinitas experiencias. No estoy de acuerdo. Para disfrutar de la vida no hace falta tumbarse al sol en la playa de un hotel de lujo del Caribe (sabiendo que en el pueblo de al lado no tienen agua corriente). Tampoco es necesario tocar personalmente las piedras de las pirámides (mientras la población local mira mal a los extranjeros). Para disfrutar de la vida no tienen que atronarte los oídos unas cataratas, ni picarte los mosquitos de Extremo Oriente. A veces basta con ir a algún lugar poco conocido cerca de casa, como por ejemplo el Parque Regional del Manzanares, que es un sitio precioso que muchos madrileños no han visitado nunca; porque estaban muy ocupados pagando viajes a crédito a países remotos, cuando apenas conocen lo que hay a su alrededor.
Además, para disfrutar de la vida, no hace falta salir de casa. Basta con un ducha después de un largo día de trabajo. Terminar una tarea tediosa, lo cual da una satisfacción mayor que muchas fiestas. Leer un libro mientras tus hijos hacen los deberes en la misma habitación. Ver una película juntos en la tele o en el cine. Disfrutar la vida es apreciar los detalles de cada día: la puesta de sol en el horizonte, el sabor de las comidas caseras, una escapada de tiendas y cenar en un burguer. Disfrutar de la vida es pasar tiempo con la gente que quieres, valorar tu trabajo e procurar hacerlo bien, intentar sacarle jugo a los momentos cotidianos. Si sólo disfrutamos de las experiencias especiales, va a ser difícil ser feliz.
Además, para disfrutar de la vida, no hace falta salir de casa. Basta con un ducha después de un largo día de trabajo. Terminar una tarea tediosa, lo cual da una satisfacción mayor que muchas fiestas. Leer un libro mientras tus hijos hacen los deberes en la misma habitación. Ver una película juntos en la tele o en el cine. Disfrutar la vida es apreciar los detalles de cada día: la puesta de sol en el horizonte, el sabor de las comidas caseras, una escapada de tiendas y cenar en un burguer. Disfrutar de la vida es pasar tiempo con la gente que quieres, valorar tu trabajo e procurar hacerlo bien, intentar sacarle jugo a los momentos cotidianos. Si sólo disfrutamos de las experiencias especiales, va a ser difícil ser feliz.
miércoles, 14 de abril de 2010
No me acostumbro
Veintiun años y todavía no me he hecho a la idea de que, de vez en cuando, mi marido tenga que viajar. Desaparece de mi vida durante dos o tres días. Veo sus papeles a mi alrededor, lavo su ropa, ordeno sus cosas. Me acuesto sola en una gran cama. Eso es lo que llevo peor; así que espero a tener mucho sueño, para no pensar. Me pregunto cómo hacía antes de conocerle. Es diferente. Quiero mucho a mis padres, pero sé que tienen su propia vida. Adoro a mis hijos, pero sé que algún día se irán. Mi marido es el compañero de mi vida. Suena antiguo, suena cursi, pero es así. Qué le voy a hacer. Me horroriza pensar que algún día tendremos que separarnos y uno de los dos seguirá su camino solo. Espero no ser yo. Miro las fotografías y, a veces, pienso que yo nací el día que le conocí. Entonces empecé realmente a vivir.
Me mata la idea de que pueda dejar de quererme o querer a otra; aunque sé que a todo se sobrevive, porque no te queda otro remedio. Quiero tenerle cerca, coger su mano. No necesito más que saber que está ahí conmigo. Quiero envejecer a su lado. Ver crecer a nuestros hijos y nietos. Ver amanecer y ponerse el sol. Le necesito junto a mí en los días de lluvia y frío, en los de bochorno estival; y también en aquellos que parecen haber sido creados para disfrutar. Me gustaría que todo el mundo sintiera algo así al menos una vez en la vida. Me da mucha pena oir y leer tantos testimonios de gente que cree que el amor es algo temporal, que dura lo que dura y deja un recuerdo. El amor es mucho más que eso. El amor es la comunión con la Divinidad.
Me mata la idea de que pueda dejar de quererme o querer a otra; aunque sé que a todo se sobrevive, porque no te queda otro remedio. Quiero tenerle cerca, coger su mano. No necesito más que saber que está ahí conmigo. Quiero envejecer a su lado. Ver crecer a nuestros hijos y nietos. Ver amanecer y ponerse el sol. Le necesito junto a mí en los días de lluvia y frío, en los de bochorno estival; y también en aquellos que parecen haber sido creados para disfrutar. Me gustaría que todo el mundo sintiera algo así al menos una vez en la vida. Me da mucha pena oir y leer tantos testimonios de gente que cree que el amor es algo temporal, que dura lo que dura y deja un recuerdo. El amor es mucho más que eso. El amor es la comunión con la Divinidad.
martes, 6 de octubre de 2009
La razón de la vida
Me da pena ser cómo mucha gente pasa la vida perseguiendo unos objetivos: casas, coches, viajes, ropa nueva y otros caprichos. No se dan cuenta de que el trayecto es más valioso que el destino. Cada minuto que pasamos con nuestros seres queridos es un momento único e irrepetible, y eso es lo que hace que la vida valga la pena. Lo demás son maneras de pasar el tiempo; necesidades que tenemos que cubrir: alimento, abrigo, seguridad... Pero nada de eso importa si no tenemos con quién compartirlo. Hay gente que se les pasa la vida acumulando amigos, experiencias excitantes y sensaciones, pero, al cabo del tiempo, esos recuerdos se van borrando y no queda mucho más. El amor de nuestra familia no pasa nunca, incluso aunque ya no estén o se encuentren lejos, porque forman parte de tí para siempre. Y tener un compañero con quien compartir todo ese amor, es lo mejor que te puede pasar.
El recorrido de la vida no es fácil, pero por eso mismo vale la pena. Cada recodo trae una incertidumbre, abruptas montañas y valles profundos, tiempos apacibles, tormentas y calma; frío que te atenaza el alma y calor agobiante; pasión, soledad, tristeza y alegría, dolor y esperanza. Todo ello te va cambiando y produce una sensación de euforia y miedo a la vez. Pero, si cuentas con una familia, padres, hijos y alguien que siempre camina a tu lado, acabas disfrutando del viaje incluso con sus caídas, sus dudas y sus recuerdos. Porque el amor es el verdadero objetivo de la vida, y la vida es lo único importante que tenemos que cuidar; por eso continuamos adelante cada día, por poder seguir amando un día más. Hasta que llega el momento en que descubrimos que el amor lo engloba todo en el universo y entonces el límite entre la vida y la muerte se confunde, porque el amor no muere nunca y la vida no tiene fin.
El recorrido de la vida no es fácil, pero por eso mismo vale la pena. Cada recodo trae una incertidumbre, abruptas montañas y valles profundos, tiempos apacibles, tormentas y calma; frío que te atenaza el alma y calor agobiante; pasión, soledad, tristeza y alegría, dolor y esperanza. Todo ello te va cambiando y produce una sensación de euforia y miedo a la vez. Pero, si cuentas con una familia, padres, hijos y alguien que siempre camina a tu lado, acabas disfrutando del viaje incluso con sus caídas, sus dudas y sus recuerdos. Porque el amor es el verdadero objetivo de la vida, y la vida es lo único importante que tenemos que cuidar; por eso continuamos adelante cada día, por poder seguir amando un día más. Hasta que llega el momento en que descubrimos que el amor lo engloba todo en el universo y entonces el límite entre la vida y la muerte se confunde, porque el amor no muere nunca y la vida no tiene fin.
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viernes, 15 de mayo de 2009
Tal vez no vale la pena
Tal vez me equivoqué desde el principio queriendo ir en contra de la marea. Tenía que haber estudiado una carrera, para poder conseguir un buen trabajo. Con dinero y menos hijos tendría más tiempo para mí. Podría ir a la peluquería cuando quisiese o incluso al spa. Cuando me encontrara mal encontraría fácil consuelo en las compras. Ir de tiendas, probarme todo y llevarme lo que quisiera. Tendría otras amigas en mi misma situación con las que poder charlar de moda, de hombres o de cotilleos. Presumiría de mi independencia, de mi buen estado físico y mi estilo. Viajaría en cualquier momento a todos los lugares donde siempre quise ir, o simplemente a una playa para relajarme. Hotel de cuatro o cinco estrellas, comidas refinadas sin mirar nunca los precios. Me olvidaría de cocinar, de fregar los cacharros y de recoger. Dejaría a mis hijos con alguna persona de confianza previo pago, sabiendo que ya no era mi responsabilidad sino la suya. Viviría una segunda juventud con mi marido sin pensar en el pasado ni en el futuro. Hablaría sólamente de mi trabajo, de mis avances profesionales y mis espectativas.
Si me sobrara tiempo, aún podría ir al cine, ver en la televisión los programas que tienen mayor audiencia, culebrones y concursos de talento que ocuparían toda mi atención. Nada de noticias, ni periódicos, ni, por supuesto, intentar averiguar lo que se oculta detrás de cada suceso. Dejaría a mis hijos a su aire, confiando en que el colegio los encauce bien hacia los estudios, que los amigos les hagan felices y que disfruten cada momento. Si toman la píldora postcoital, viviré tranquila, porque tampoco me voy a enterar. Si beben, fuman, o tienen relaciones, es su problema. Que aprovechen su juventud y tengan suerte, que ya les quedará el resto de su vida para trabajar y ser responsables. Tal vez no vale la pena estar amargándose la vida pensando en que hay una manera mejor de hacer las cosas. Si al fin y al cabo a la mayoría de la gente le trae sin cuidado. Ellos están bien así, hasta que algo falla. Entonces le echan la culpa a la sociedad y siguen tan contentos. ¿Por qué no podría yo haber sido así? Una pequeña aclaración: no estoy diciendo que tengan que ser incompatible trabajar con ser una buena madre.
Estoy aburrida de pensar tanto y de tratar de explicarme, total, para que muchos piensen que estoy loca o que soy completamente tonta. Si al fin y al cabo a mí no me va tan mal de momento, gracias a los esfuerzos que he hecho para evitar todo tipo de problemas. Tal vez un día simplemente desaparezca, deje de escribir el blog, abra otro, o encuentre algo más valioso en que ocupar mi tiempo. Estoy harta de hacer el papel de mala en la blogosfera. No voy a comentar más porque no quiero comprometer a aquellos que son o eran mis amigos; así que también voy a borrar los enlaces.
Música: Para tí sería. Neck y el sueño de morfeo
Si me sobrara tiempo, aún podría ir al cine, ver en la televisión los programas que tienen mayor audiencia, culebrones y concursos de talento que ocuparían toda mi atención. Nada de noticias, ni periódicos, ni, por supuesto, intentar averiguar lo que se oculta detrás de cada suceso. Dejaría a mis hijos a su aire, confiando en que el colegio los encauce bien hacia los estudios, que los amigos les hagan felices y que disfruten cada momento. Si toman la píldora postcoital, viviré tranquila, porque tampoco me voy a enterar. Si beben, fuman, o tienen relaciones, es su problema. Que aprovechen su juventud y tengan suerte, que ya les quedará el resto de su vida para trabajar y ser responsables. Tal vez no vale la pena estar amargándose la vida pensando en que hay una manera mejor de hacer las cosas. Si al fin y al cabo a la mayoría de la gente le trae sin cuidado. Ellos están bien así, hasta que algo falla. Entonces le echan la culpa a la sociedad y siguen tan contentos. ¿Por qué no podría yo haber sido así? Una pequeña aclaración: no estoy diciendo que tengan que ser incompatible trabajar con ser una buena madre.
Estoy aburrida de pensar tanto y de tratar de explicarme, total, para que muchos piensen que estoy loca o que soy completamente tonta. Si al fin y al cabo a mí no me va tan mal de momento, gracias a los esfuerzos que he hecho para evitar todo tipo de problemas. Tal vez un día simplemente desaparezca, deje de escribir el blog, abra otro, o encuentre algo más valioso en que ocupar mi tiempo. Estoy harta de hacer el papel de mala en la blogosfera. No voy a comentar más porque no quiero comprometer a aquellos que son o eran mis amigos; así que también voy a borrar los enlaces.
Música: Para tí sería. Neck y el sueño de morfeo
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