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martes, 29 de marzo de 2011

Grados de fe

Mucha gente piensa que no pueden ser creyentes porque no están de acuerdo en temas concretos con la Iglesia Católica. Sin embargo, eso no es cierto. Se puede ser creyente o católico en diferentes grados y con mayor o menor implicación. Para considerarse creyente basta con cinco puntos principales:

1. Creer que existe un principio creador formado por energía pura, pero con voluntad y consciencia.
2. Creer que tenemos un alma que nos distingue de cualquier otro ser vivo, y es inmortal.
3. Creer que existe otra vida tras la muerte y, por tanto, lo que hacemos ahora trasciende.
4. Pensar que somos parte de algo más grande y mejor.
5. Admirar la figura de Jesucristo como hijo de Dios o, al menos, como enviado suyo.

Sólo con eso, ya nos podemos considerar creyentes. Existen multitud de opciones para aquellos que quieran acercarse a nuestra fe. Incluso, existen muchos puntos de coincidencia con el Islam o el Judaísmo, si se prefiere algo diferente. El caso es creer en alguien superior. Por tanto, no me vale el clásico argumento de: es que no me gusta el cura de mi parroquia; o: es que no estoy de acuerdo con el asunto de los preservativos... Eso es sólo la punta del iceberg. Existe todo un mundo debajo por descubrir y muchos se lo están perdiendo por una simple cuestión de forma. Dios te puede cambiar la vida, si estás dispuesto a abrir tu mente a lo infinito de su realidad.

lunes, 28 de marzo de 2011

Niños discriminados

No, no me refiero a los gitanos, los musulmanes o los pobres en general. Me refiero a los niños cristianos, aquí, en este país España, con mayoría teórica de católicos. Sin embargo, en los colegios públicos e institutos, los niños católicos practicantes son objeto de burlas y afrentas por parte de sus compañeros. Conozco múltiples testimonios de esto. Por suerte, no sucede lo mismo en los colegios concertados, especialmente si son religiosos. Estuve el otro día en un instituto público. Tenía el hall lleno de carteles contra la discriminación y a favor de la tolerancia: racismo, antisemitismo... No había ningún letrero que recordara a los cristianos perseguidos hasta la muerte en muchos lugares del mundo.

Tampoco había ninguna llamada a la tolerancia hacia los ritos cristianos y quienes los seguimos... Tal vez piensen que no es necesario, pero se equivocan. Incluso en las universidades y el lugares de trabajo, los creyentes son discriminados cada día. No pueden participar en conversaciones, por miedo a ser tachados de fachas, retrógrados o algo peor. Así que se callan y permiten que otras ideas se difundan como el aceite, gracias a su colaboración. Hoy en día es muy duro ser un cristiano practicante. Yo misma me he enfrentado a múltiples ataques y mofas. Pero, al ser una persona anónima, al menos no han afectado a mi familia. Otros muchos no tienen esa suerte. La tolerancia no puede ser privilegio sólo de unos pocos, o pierde todo su sentido.

lunes, 28 de febrero de 2011

Musulmanes: choque de culturas

El fanatismo religioso musulmán tiene su origen, no tanto en criterios del Corán, como en cuestiones culturales. Yo pasé mi viaje de novios en Marruecos y recuerdo que aquello era como regresar a la Edad Media. De acuerdo en que ahora tienen coches, teléfonos móviles y ordenadores, pero la mayor parte de la población apenas utiliza esos aparatos. Siguen viviendo como vivíamos nosotros en el siglo XV, muchos sin agua corriente o electricidad y negándose a entrar en la modernidad. ¿Cómo pasar de golpe al siglo XXI, cuando ni siquiera has tenido una Ilustración o una revolución industrial propia? Las fábricas se pueden importar, pero la cultura sigue siendo la misma.

No es extraño que algunos, conociendo superficialmente lo que significa la civilización moderna, se nieguen a abandonar sus costumbres de siempre. Han emigrado, han vivido en países europeos y han sido testigos de nuestra degradación moral. No comprenden, como es natural, que se permita la adopción a las parejas homosexuales o que cualquiera pueda liarse con cualquiera como si se tratara de un deporte más. En ese sentido, los entiendo perfectamente, aunque no les justifico. Si en Europa y EE.UU. siguiéramos siendo buenos cristianos, no tendríamos tantas diferencias con un buen musulmán o un buen judío, ya que el fondo religioso es el mismo. Pero es lógico que no quieran volverse como nosotros con el tiempo.

Por supuesto, nada justifica el asesinato y el Corán es el primero que lo condena. Esos jóvenes terroristas ni siquiera conocen bien sus propios credos o no los aplican. Cuando la violencia se adueña del corazón de las personas ya no cabe ningún razonamiento. Cuando el modo de vida se basa en la extorsión y el asesinato, ya no es una cuestión ideológica, sino de poder. Se trata de dominar al otro y obligarle a comportarse como se desea y eso no hay ninguna religión que lo admita. Por tanto, no confundamos a los musulmanes con los criminales que dicen representarlos. Pero tampoco seamos demasiado magnánimos a la hora de perseguir el terrorismo. Ellos no responden a buenas palabras y tampoco nos darían una oportunidad. Esperemos que las revoluciones en estos países no les conduzcan al fundamentalismo.

miércoles, 19 de enero de 2011

Quo vadis?

Escribo este post impresionada todavía por la película, aunque curiosamente yo no he visto la versión original sino una polaca del año 2001. Tengo que decir que no se notaba la diferencia. Estaba muy bien ambientada, correcta y era amena. No sé si habría visto yo la película antes, pero no me acordaba del argumento; ni tampoco de que acaba bien, relativamente, cosa que se agradece mucho, después de tanta sangre. Quo vadis es una historia de amor que sucede en los primeros años de la era cristiana en Roma. Narra el incendio de Roma por deseo de Nerón, las torturas a los cristianos y su asesinato en el circo, así como por otros medios. Todo ello está documentado históricamente, así que no es realmente ficción. Los primeros años del cristianismo fueron tiempos de persecución, hasta que el propio emperador romano se convirtió, junto con todo el imperio.

Como dice San Pedro en la película: toda la gloria de Roma pasaría, pero Jesús sería recordado siempre. Han pasado más de dos mil años desde que San Pedro fue nombrado primer Papa de Roma. Las persecuciones siguen en muchos países del mundo, sin que Ammistía Internacional levante la voz para condenarlas. Parece que los cristianos hemos nacido para el martirio. También en España se intentó el exterminio sistemático de todos los religiosos, y muchos otros acabaron en la cámaras de gas alemanas por defender a los judíos. El número de mártires del cristianismo supongo que asciende a cientos de miles, pero ni aún así hemos conseguido el reconocimiento de algunos, que no quieren ver más que los errores de la Iglesia y nunca sus sacrificios ni sus logros en bien de la humanidad. ¿A dónde vamos? es la gran pregunta de nuestros días.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Narnia: la travesía del viajero del alba

Película de aventuras con un mensaje más profundo. Se trata de la tercera entrega de una colección de siete libros muy recomendables. La historia de estos hermanos tiene un cierto paralelismo con pasajes de la Biblia y un trasfondo cristiano. La película es bonita y entretenida, con grandes efectos especiales. Es apta para toda la familia y deja una sensación agradable y optimista a la salida del cine.

Es un film muy aconsejable para ver, especialmente en estas fechas. Los libros también son una lectura muy interesante para los niños y para todas las edades. En un panorama como el actual de novelas morbosas, como las de Millenium, y películas infantiles plagadas de exabruptos, se agradece mucho poder ver algo de calidad que además sea edificante y dé en qué pensar. Excepciones así me levantan el ánimo.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Complejos ancestrales: echar a los moros y a los judíos

Me resulta absurdo oir que en España hicimos mal en expulsar a los musulmanes en el siglo XV. Parece que se olvidan de que aquello fue una invasión organizada y, desde el primer momento, tuvo una respuesta por parte de los caballeros cristianos que formaban parte de los reinos de la Península, aunque no estuvieran todavía unificados. De manera que coexistieron en un mismo tiempo dos zonas, o incluso más, cuyas fronteras iban variando año tras año. A un lado estaban los españoles, cristianos, hablando sus lenguas procedentes del latín, con cultura occidental. Al otro lado, había una población sometida por un ejército extranjero, con su propia religión, lengua y cultura ajena a la nuestra.

Así pues, lo lógico era echarlos. No ocurrió así en cambio con los visigodos anteriormente, ya que aquellos había asimilado la lengua y cultura de la Península Ibérica, de modo que acabaron fusionándose con la población autóctona. Fueron asimilados, cosa que nunca sucedió con la mayoría de los invasores musulmanes. Tampoco los judíos estaban tan integrados como se quiere hacer ver. Conservaban sus barrios aparte, sus costumbres, su lengua, y sólo se casaban entre ellos, como corresponde a su tradición. Además, su manera de llevar los negocios tampoco provocaba simpatías. Tal vez no debimos expulsar a los judíos; pero tampoco hubieran formado nunca parte de la identidad nacional española, que incluye una lengua, una religión y una cultura.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Adviento: esperando a Bob Esponja

Existen en el supermercado unos calendarios de chocolate que señalan el tiempo de Adviento de la tradición cristiana. Es decir, se refieren a la espera hasta el nacimiento de Jesucristo. El Adviento también simboliza el tiempo hasta su regreso tras el fin del mundo y, además, el deseo de que vuelva cada día a nosotros cuando le tenemos presente en nuestras vidas. Sin embargo, desde hace unos años han aparecido en el mercado, no sólo calendarios de Papá Noel (quien todavía guarda relación con la Navidad), sino de diversos personajes infantiles. El otro día encontré unos de Bob Esponja, También los hay de Spiderman y los Simpson. Se me ocurren pocas cosas menos navideñas o cristianas. El Adviento no debería convertirse también en un acontecimiento comercial o mercantil.

De ser así, más valdría cambiarle el nombre a la Navidad y llamarlo vacaciones de invierno. No se puede pervertir un sentimiento religioso tan importante como es el Adviento, convirtiéndolo en una excusa más para darle chocolate a los niños. Ya es bastante con que estas fiestas sean sinónimo de gasto, compras y grandes comilonas. Si nos vieran los primeros cristianos estarían espantados de lo que hemos hecho con esta celebración. La Navidad debería ser lo contrario: tiempo para recordar que Jesús nació en un humilde establo, con la única compañía de sus padres, un buey y una mula. No se necesita más que estar con los seres queridos, o recordarlos, para hacer de estos días algo especial. Meter a Bob Esponja en esto es una falta de respeto al Adviento.

viernes, 23 de julio de 2010

Mi catequesis

El otro día en la iglesia, el sacerdote hablaba de las personas que colaboran con la parroquia, como son los lectores de la misa, los catequistas y los que ayudan en las labores sociales. Decía que su labor es tan importante como la del cura, porque sin ellos no podría funcionar la iglesia. Son voluntarios, sin sueldo, que dedican mucho tiempo y esfuerzo a tareas por las que no reciben reconocimiento alguno. Decía que debería haber más gente como ellos. No puedes considerarte cristiano y vivir al margen de la Iglesia, dejando que otros hagan el trabajo duro y acudiendo sólo a celebrar acontecimientos familiares. Estoy de acuerdo pero, en mi caso, no sirvo para lectora o catequista y no tengo tiempo o energía para otras labores.

Sin embargo, en cierto modo, considero este blog como una catequesis virtual, con muchos defectos, porque yo no estoy preparada para algo así. Escribo de temas diversos, pero procuro hacerlo desde una óptica católica y, sobretodo, no dejo de incluir periódicamente la lucha contra el aborto, que es uno de mis principales objetivos. No sé si mis escritos han ayudado a la gente a reconciliarse de algún modo con sus raíces cristianas. Quiero pensar que, al menos, les han ayudado a conocer otro punto de vista. El caso es que, de vez en cuando, me dan ganas de dejar de escribir, pero entonces pienso que existe un grupo estable de personas que me siguen y, si puedo poner este granito de arena -aunque sea insignificante- no debo dejar de hacerlo.

martes, 27 de abril de 2010

El quid de la cuestión

Hace muchos años, en un lejano blog del que no quiero acordarme, escribí un post que no conservo. Hablaba sobre cómo todos somos capaces de lo peor, si nos dan un motivo lo bastante importante. Todos sabemos ir por las malas. Que les pregunten a los croatas, que se encontraron de la noche a la mañana metidos en una guerra. Pero, el mérito está precisamente en aguantarse y no dejarse llevar.

El mérito está en tener un arma, saber utilizarla y no hacerlo. Incluso, aunque sepas que puedes ser la próxima víctima. La valentía no está precisamente en abusar del poder, sino en saber moderarse y tener autocontrol. Lo fácil es crearse un enemigo generalizado y acusarle de todos los males. Lo difícil es dejar que sea la justicia la que decida de modo imparcial quien tiene la razón.

Tal vez la democracia no sea un sistema perfecto, pero es el mejor que tenemos. Tal vez el libre mercado tenga muchos defectos, pero es lo único que funciona. Siendo así, no tiene sentido oponerse al sistema, sabiendo que no existen alternativas válidas. Se puede mejorar, por supuesto, y siempre está en evolución, pero no se puede destruir a cambio de nada. Es una posición muy cómoda la de exigir el poder en nombre de una utopía.

Yo también puedo ser mucho más sarcástica, pero me modero. Los católicos también sabemos defendernos si no queda más remedio. Pero va contra la moral cristiana responder al fuego con fuego. De eso precisamente se aprovechan aquellos que nos detestan. Hace ya un año que cerré los comentarios en este blog, y siento decir que las cosas, lejos de mejorar en ese sentido, han empeorado; así que voy a seguir como hasta ahora.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Invictus, mucho más que una película

Creo que este post es uno de los más difíciles que voy a tener que escribir. No hace falta que diga que Invictus es una gran película: entretenida, espectacular y emocionante. Pero además es una historia real sobre un episodio en la vida del Presidente de Suráfrica, Nelson Mandela. Es la explicación de toda una mentalidad y forma de ver la vida, que tiene mucha relación con la experiencia, el sufrimiento y su condición de cristiano.

Resulta asombroso pensar cómo una persona que estuvo casi treinta años en la cárcel, sufriendo toda clase de vejaciones, a causa de su defensa de los derechos civiles de los negros; no sólo no salió de allí con ánimo de venganza, sino que, al contrario, salió dispuesto a luchar por la reconciliación nacional. El tiempo que estuvo prisionero le sirvió para conocer íntimamente a su enemigo -los africaners-, aprender su idioma y su cultura y, de algún modo empezar a apreciarlos.

La persona que entró en prisión cargada de odio, por otra parte, comprensible; no era la misma persona que fue liberado varias décadas más tarde. La convivencia con otros presos, la reflexión y el estudio le había abierto la mente hasta llegar a comprender el verdadero mensaje del cristianismo. Hubiera podido utilizar su cargo para expulsar a los blancos del país y hacerles pagar por sus atrocidades; pero prefirió construir una nueva realidad en la que todos tuvieran cabida. Basó su estrategia en conseguir el perdón y el olvido.

Cuántos tendrían que aprender de su ejemplo, especialmente en nuestro país. Otros personajes excepcionales han seguido también ese mismo camino: Juan Pablo II, Gandhi, la madre Teresa de Calcuta... Y, sin embargo, la mayor parte de la humanidad sigue prefiriendo tirar por el camino fácil. El odio, el rencor, la venganza..., que acaban convirtiéndoles en algo tan malo o peor que aquello que reprobaban. Qué cómodo es caer en la trampa y qué duro es, sin embargo, apostar por el ejemplo inigualable de Nelson Mandela. Dios le bendiga.

sábado, 20 de febrero de 2010

Sir Elton John chochea

Corrían los años ochenta, cuando yo admiraba profundamente a este cantante. Pianista genial y además autodidacta, le consideraba un verdadero genio. Bien es sabido, que los genios suelen estar mal de la cabeza y Elton John no iba a ser la excepción a la regla. Tras sus presuntos coqueteos con las drogas y relaciones sentimentales de todo tipo, acabó dedicándose a una buena causa: la lucha contra el Sida.

Todo ello le habría dotado de una aureola de leyenda que él mismo acaba de destruir. Ese absurdo ataque contra Jesucristo le ha puesto frente a mil millones de cristianos en todo el mundo. Tal vez a él ya le dé todo lo mismo, pero la historia ahora tiene otra página sucia por culpa de Elton John.

sábado, 25 de julio de 2009

Estad alegres y contentos

Cuando recuerdo esa cita de Biblia, me doy cuenta de hasta qué punto estoy lejos de alcanzar mi objetivo. Si algo distingue a un buen cristiano es precisamente su alegría. La madre Teresa de Calcuta siempre sonreía y cuentan que los religiosos en el martirio solían cantar salmos. Vivir realmente el mensaje de Jesucristo es una fuente de paz que se transluce en la mirada, incluso en algunos que no se consideran cristianos. Algunas personas llevan una felicidad dentro que no depende de lo bien o mal que les vayan las cosas, sino que nace directamente de su interior. Por eso, incluso en condiciones adversas, consiguen mantener la esperanza o aceptar con resignación alegre su destino y eso les da una fuerza impresionante. Supongo que es difícil llegar a ese nivel cuando se es de natural depresivo, pero seguiré intentándolo.

Procuro que mis preocupaciones no afecten a mis relaciones personales. Pero hay días en que me resulta difícil relajarme y sonreir. Tengo siempre presente a la gente que sufre en el mundo la pobreza, la enfermedad y la injusticia. También los problemas económicos de nuestro país y, sobretodo, los morales, que son para mí aún más graves. Sufro también por los otros seres vivos a los que perjudicamos de forma voluntaria o no, especialmente los toros. En esta época, sufro por los animales abandonados en vacaciones. También recuerdo a los ausentes. Siendo así, es difícil mantener el lema de estar alegres. Sin embargo, sé que otros lo consiguen en circunstancias mucho peores que las mías. Con el tiempo y la oración me gustaría poder decir algún día que yo también lo he logrado.

Música: madona - ray of light