miércoles, 19 de enero de 2011
Quo vadis?
Escribo este post impresionada todavía por la película, aunque curiosamente yo no he visto la versión original sino una polaca del año 2001. Tengo que decir que no se notaba la diferencia. Estaba muy bien ambientada, correcta y era amena. No sé si habría visto yo la película antes, pero no me acordaba del argumento; ni tampoco de que acaba bien, relativamente, cosa que se agradece mucho, después de tanta sangre. Quo vadis es una historia de amor que sucede en los primeros años de la era cristiana en Roma. Narra el incendio de Roma por deseo de Nerón, las torturas a los cristianos y su asesinato en el circo, así como por otros medios. Todo ello está documentado históricamente, así que no es realmente ficción. Los primeros años del cristianismo fueron tiempos de persecución, hasta que el propio emperador romano se convirtió, junto con todo el imperio.
Como dice San Pedro en la película: toda la gloria de Roma pasaría, pero Jesús sería recordado siempre. Han pasado más de dos mil años desde que San Pedro fue nombrado primer Papa de Roma. Las persecuciones siguen en muchos países del mundo, sin que Ammistía Internacional levante la voz para condenarlas. Parece que los cristianos hemos nacido para el martirio. También en España se intentó el exterminio sistemático de todos los religiosos, y muchos otros acabaron en la cámaras de gas alemanas por defender a los judíos. El número de mártires del cristianismo supongo que asciende a cientos de miles, pero ni aún así hemos conseguido el reconocimiento de algunos, que no quieren ver más que los errores de la Iglesia y nunca sus sacrificios ni sus logros en bien de la humanidad. ¿A dónde vamos? es la gran pregunta de nuestros días.
Como dice San Pedro en la película: toda la gloria de Roma pasaría, pero Jesús sería recordado siempre. Han pasado más de dos mil años desde que San Pedro fue nombrado primer Papa de Roma. Las persecuciones siguen en muchos países del mundo, sin que Ammistía Internacional levante la voz para condenarlas. Parece que los cristianos hemos nacido para el martirio. También en España se intentó el exterminio sistemático de todos los religiosos, y muchos otros acabaron en la cámaras de gas alemanas por defender a los judíos. El número de mártires del cristianismo supongo que asciende a cientos de miles, pero ni aún así hemos conseguido el reconocimiento de algunos, que no quieren ver más que los errores de la Iglesia y nunca sus sacrificios ni sus logros en bien de la humanidad. ¿A dónde vamos? es la gran pregunta de nuestros días.
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