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martes, 11 de enero de 2011
Más de dos mil posts y seis libros
En Abril hará cinco años de que empecé a escribir en un blog. También hará dos años desde que cerré los comentarios en éste. Recuerdo que cuando empezaba pensaba que no iba a tener inspiración suficiente y al principio sólo escribía un post semanal. Ahora hay días que me levanto y, hasta que no he escrito algo, no me quedo tranquila. Quién me hubiera dicho entonces que la escritura se iba a convertir en algo tan imprescindible en mi vida... Aunque yo, la verdad, ya llevaba una especie de diario de niña. Ahora mis blogs se han convertido en cierto modo en mi trabajo; un trabajo sin remunerar, pero bueno, no se puede tener todo.
Al escribir tanto, digamos que los textos tienen una vida efímera. Por eso decidí escribir también mis libros. El primero, El secreto de la felicidad, lo escribí entero en cinco días seguidos y es inédito. Me salió tan fácil como si me lo estuvieran dictando. Los otros cinco libros son recopilaciones de post agrupados por temas, los primeros; y luego ya cronológicamente, los dos últimos. Entre todos ellos he tenido más de seiscientas descargas, gratuitas, eso sí. Parece ser que interesan mucho pero nadie está dispuesto a pagar, ni siquiera por tener uno en casa. Tengo que decir que son bonitos, cómodos de leer y fáciles de guardar en cualquier sitio por su tamaño; pero, en fin, está claro que hacer negocios no es lo mío...
Al escribir tanto, digamos que los textos tienen una vida efímera. Por eso decidí escribir también mis libros. El primero, El secreto de la felicidad, lo escribí entero en cinco días seguidos y es inédito. Me salió tan fácil como si me lo estuvieran dictando. Los otros cinco libros son recopilaciones de post agrupados por temas, los primeros; y luego ya cronológicamente, los dos últimos. Entre todos ellos he tenido más de seiscientas descargas, gratuitas, eso sí. Parece ser que interesan mucho pero nadie está dispuesto a pagar, ni siquiera por tener uno en casa. Tengo que decir que son bonitos, cómodos de leer y fáciles de guardar en cualquier sitio por su tamaño; pero, en fin, está claro que hacer negocios no es lo mío...
jueves, 29 de octubre de 2009
Yo misma
El otro día me decía una amiga que no hablo nunca en el blog de cosas personales. Es cierto. Cuando empecé, hace casi cuatro años, era un diario personal y tenía muchas anécdotas. Con el tiempo se ha ido transformando en una especie de columna de opinión de periódico. Sin embargo, mientras tenía comentarios, aún se mantenía la relación particular con los lectores. Ahora son artículos de difusión. Sí que echo de menos cuando interactuaba con otras personas y el tema se enriquecía con opiniones ajenas, pero eso es una etapa que ya pasó y creo que no volverá.
Se empezó a estropear el día en que los comentarios ya no eran de los lectores asiduos sino de gente de fuera que no había seguido el blog y naturalmente malinterpretaban mis palabras. Se acabó de estropear en el último año debido a que la sociedad española se fue volviendo cada vez más extremista y ahora resulta que todo lo malo que sucede en el mundo es culpa de la derecha y de la Iglesia Católica. Se echó a perder del todo el día que descubrimos que ya ni los niños no nacidos estaban a salvo de la nueva ideología.
Así que ya no puedo hablar de mi misma, de mis preocupaciones o mis alegrías. Ahora soy un agente infiltrado en internet. Una sola persona intentando mantener los valores de nuestros antepasados, defender la labor de la iglesia y subrayar la importancia de la familia, en una sociedad que no quiere ver ni oir; sólo desea seguir hacia adelante como un burro con anteojeras, sin saber a donde se dirige ni quién la guía. Y a los primeros que tengo que intentar mantener en el buen camino, es a mis propios hijos, lo cual es una tarea bastante más dura y complicada que la que hago por escrito. Es una batalla de todos los días.
Mientras yo me dedico a comentar sobre temas de actualidad, artículos o películas, mis hijos están siendo bombardeados por todo aquello de lo que yo reniego: publicidad consumista, sexo como juego, hedonismo, falta de esfuerzo, triunfo de los mediocres, falta de espíritu de superación personal, agresividad, búsqueda fácil de culpables, falta de responsabilidad, consignas engañosas... Así que, de vez en cuando, me pregunto si no estaré descuidando lo realmente importante, si por querer abarcar el mundo voy a perder a mi familia. Tengo miedo de estar sacrificando mi vida personal en esta causa y no creo que me compense. No estoy tan segura de mi misma como pueda parecer.
Se empezó a estropear el día en que los comentarios ya no eran de los lectores asiduos sino de gente de fuera que no había seguido el blog y naturalmente malinterpretaban mis palabras. Se acabó de estropear en el último año debido a que la sociedad española se fue volviendo cada vez más extremista y ahora resulta que todo lo malo que sucede en el mundo es culpa de la derecha y de la Iglesia Católica. Se echó a perder del todo el día que descubrimos que ya ni los niños no nacidos estaban a salvo de la nueva ideología.
Así que ya no puedo hablar de mi misma, de mis preocupaciones o mis alegrías. Ahora soy un agente infiltrado en internet. Una sola persona intentando mantener los valores de nuestros antepasados, defender la labor de la iglesia y subrayar la importancia de la familia, en una sociedad que no quiere ver ni oir; sólo desea seguir hacia adelante como un burro con anteojeras, sin saber a donde se dirige ni quién la guía. Y a los primeros que tengo que intentar mantener en el buen camino, es a mis propios hijos, lo cual es una tarea bastante más dura y complicada que la que hago por escrito. Es una batalla de todos los días.
Mientras yo me dedico a comentar sobre temas de actualidad, artículos o películas, mis hijos están siendo bombardeados por todo aquello de lo que yo reniego: publicidad consumista, sexo como juego, hedonismo, falta de esfuerzo, triunfo de los mediocres, falta de espíritu de superación personal, agresividad, búsqueda fácil de culpables, falta de responsabilidad, consignas engañosas... Así que, de vez en cuando, me pregunto si no estaré descuidando lo realmente importante, si por querer abarcar el mundo voy a perder a mi familia. Tengo miedo de estar sacrificando mi vida personal en esta causa y no creo que me compense. No estoy tan segura de mi misma como pueda parecer.
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