Menos móviles y vidoconsolas podrían frenar el conflicto en Congo
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García, que, a sus 43 años, ya estuvo tres años en un suburbio de Costa de Marfil donde la violencia era extrema, cuenta cómo en República Democrática del Congo -donde lleva nueve años- desde 1998 hasta la actualidad, la guerra que "oficialmente" terminó en 2003, se ha cobrado cinco millones de muertos. Además, ahora, según ha explicado, los países de Los Grandes Lagos han acordado una intervención militar contra el grupo de rebeldes del Movimiento del 23 de marzo, el M23, que opera en la frontera entre el Congo y Ruanda.
Según ha apuntado García, por lo que llega a sus oídos en la selva del Congo, donde trabaja con los pigmeos, a determinadas empresas y países, "les interesa que la frontera con Ruanda sea permeable para poder sacar de manera ilegal y menos cara los minerales necesarios para la alta tecnología de Occidente".
En este sentido, ha precisado que Ruanda es el mayor exportador de minerales como el coltanore o la casiterita, unos minerales que no existen en su territorio sino que proceden del Congo, y que Ruanda no podría exportar si empresas multinacionales que tienen sede en Australia, EEUU, Europa o Japón no lo compraran. "Evidentemente, a alguien le interesa tener acceso a estos minerales sin pasar por el gobierno del Congo", ha subrayado.
El problema, según ha apuntado este misionero es que ahora hace falta gente para esa guerra y son los congoleños los que van a enfrentarse a esos rebeldes por lo que reclutan a jóvenes, a veces de forma voluntaria y otras "por la fuerza".
Ante esta situación y ante la falta de información sobre África que, a su juicio, existe, García invita a consultar medios alternativos y a tomar conciencia de dónde proceden los productos que se compran y pensar en lo que de verdad se necesita.
"Visto que todo lo que funciona con alta tecnología es con minerales que se extraen allí, si en lugar de cambiar de móvil cada vez que cambiamos de compañía, cambiásemos de estilo de vida y fuéramos más austeros, cambiaría un poquito ese ritmo de violencia en esta frontera. Para estar en la hegemonía internacional, los países necesitan esa alta tecnología, entonces si demandamos menos, creo que disminuirá", ha señalado.
El conflicto por las minas de oro
En el Congo, Andrés García ha encontrado su lugar con el pueblo pigmeo, en medio de la selva, que también convive con situaciones "muy conflictivas" como la amenaza intertribal, pues el pigmeo es desconsiderado por las otras tribus y el conflicto con las empresas mineras pues, aunque García ha apuntado que creen que los congoleños "no pueden morirse de pobreza asentados sobre el oro y diamantes que tiene su tierra" también piensan que los procesos para extraerlo deben ser "lo menos dañinos posibles para las personas y el medio ambiente".
Así, ha indicado que las minas que se están instalando poco a poco de manera industrial, obligan a la gente que vive allí de la caza, la pesca, la recolección y un poco de la agricultura, a abandonar esas zonas que han sido "vendidas o alquiladas al Estado congoleño sin saber si había gente". García denuncia que esas personas se convertirán en desplazados, trabajadores malpagados de esas empresas o morirán porque no tendrán dinero para comprar comida.
Además, ha advertido de que otra amenaza que se cierne sobre los habitantes de los alrededores de las minas de oro es el consumo del pescado o la ingestión de agua de los ríos o manantiales en contacto con el mercurio que se desecha después de haber lavado el oro. El mercurio, según alerta García, es "altamente tóxico y puede producir la muerte de las personas e incluso, malformaciones genéticas en los hijos de aquellos que lo ingieren".
A pesar de todas las adversidades y conflictos graves, este misionero originario de Jaén afirma que esta vida de "darse a los demás" le hace ser feliz llevando esperanza a estas personas que necesitan que la situación cambie y que necesitan conocer a Dios. "A nosotros nos toca saber adaptar nuestra manera de presentar el Evangelio a la cultura de allí, pero el mensaje de paz, justicia, fraternidad, libertad, de dignidad, igualdad lo están necesitando", ha insistido.
Los españoles podrán colaborar este domingo con los misioneros en países como la República Democrática del Congo y con poco, podrán hacer mucho pues, según ha señalado García, un euro supondría en su parroquia poder pagar tres meses de clase a un alumno de la escuela secundaria o hasta el uniforme de dos o tres niños pigmeos.
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