jueves, 3 de marzo de 2011
Ley de igualdad de trato
Estuve el otro día en un burguer y, como de costumbre pude comprobar cómo los juguetes para niñas son radicalmente distintos de los juguetes del menú infantil para niños. Según la ley que quiere aprobar el gobierno, supongo que alguien les podría denunciar por discriminación, aunque lo cierto es que no es obligatorio coger el juguete adecuado. Sin embargo, la gran mayoría de los niños y niñas eligen según su sexo. Así a ellas les dan una cajita de Hello Kittie y a ellos unos monstruos y figuras llenas de músculos. Es lo natural. Una cosa es la igualdad ante la ley indispensable en cualquier legislación y otra que realmente se pueda unificar los sexos, o que sea simplemente aconsejable hacerlo.
La naturaleza tiene sus normas aparte de lo políticamente correcto. Las hormonas gobiernan nuestras vidas y determinan nuestros gustos. Siempre hay excepciones, por supuesto, pero los publicistas del burguer no son tontos y ofrecen los juguetes que saben que van a gustar. Buscar algo neutral para todos resultaría demasiado complicado y no tiene sentido. Sin embargo, como tantas cosas sin sentido, me temo que pronto lloverán las denuncias por casos similares. Es más, incluso pueden llegar a cerrar esta página web por afirmar que hombres y mujeres no somos iguales, ni tenemos las mismas preferencias y es bueno que así sea. Así que, si un día veis que desaparezco sin aviso, ya sabréis que me ha pillado el estado policial que estamos montando.
La naturaleza tiene sus normas aparte de lo políticamente correcto. Las hormonas gobiernan nuestras vidas y determinan nuestros gustos. Siempre hay excepciones, por supuesto, pero los publicistas del burguer no son tontos y ofrecen los juguetes que saben que van a gustar. Buscar algo neutral para todos resultaría demasiado complicado y no tiene sentido. Sin embargo, como tantas cosas sin sentido, me temo que pronto lloverán las denuncias por casos similares. Es más, incluso pueden llegar a cerrar esta página web por afirmar que hombres y mujeres no somos iguales, ni tenemos las mismas preferencias y es bueno que así sea. Así que, si un día veis que desaparezco sin aviso, ya sabréis que me ha pillado el estado policial que estamos montando.
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