miércoles, 23 de febrero de 2011
Hablando claro
¿Dónde está el límite entre decir lo que piensas y no molestar a nadie?. Si alguien lo conoce, que me lo diga, por favor, y podría volver a abrir los comentarios. Por mi experiencia, la gente se enfada por las cosas más extrañas, mientras que sin embargo, cuando esperas reacciones, no las tienes. Como dice mi hija mayor, es que la gente es muy rara... Se nota que ella está madurando y ya se da cuenta de todo. Es lo que hay. Dentro de cada familia, cada oficina, cada comunidad de vecinos, siempre encuentras gente que parece muy normal a simple vista; y luego te enteras de cosas que te dejan pasmado o te salen por donde menos lo esperas. La gente somos todos terriblemente complejos; por eso, me parece absurdo querer meter a todos en el mismo saco, según su ideología, sus creencias, su sexo o sus circunstancias.
Hay gente, por ejemplo, que no hablan nunca claro y no sabes a qué atenerte nunca con ellos. Otros, parece que se interesan mucho por tí, pero no es cierto. A otros parece que no les importas nada, pero es que no lo exteriorizan. Total, que el que parece más agresivo puede ser el más inofensivo y viceversa; el más apocado, el más atrevido; el más callado, el más inteligente. Dejarse llevar por las apariencias es un error, tanto en la vida real, como en este pequeño mundo de ficción que habitamos. Yo misma, que no me muerdo la lengua a la hora de escribir, nunca me meto en polémicas con nadie fuera de internet. Soy muy acuario, muy independiente y defensora de mi intimidad, y sólo reacciono cuando no me queda más remedio; pero, ante todo, procuro no perder los modales; eso es una regla en mi vida.
Hay gente, por ejemplo, que no hablan nunca claro y no sabes a qué atenerte nunca con ellos. Otros, parece que se interesan mucho por tí, pero no es cierto. A otros parece que no les importas nada, pero es que no lo exteriorizan. Total, que el que parece más agresivo puede ser el más inofensivo y viceversa; el más apocado, el más atrevido; el más callado, el más inteligente. Dejarse llevar por las apariencias es un error, tanto en la vida real, como en este pequeño mundo de ficción que habitamos. Yo misma, que no me muerdo la lengua a la hora de escribir, nunca me meto en polémicas con nadie fuera de internet. Soy muy acuario, muy independiente y defensora de mi intimidad, y sólo reacciono cuando no me queda más remedio; pero, ante todo, procuro no perder los modales; eso es una regla en mi vida.
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