Este post podría dedicarse a alguna persona determinada, pero no voy a hacerlo porque yo no utilizo mi blog para aludir a nadie y menos aún los comentarios en blogs ajenos. Me parece de mala educación. Quien quiera decirme algo personal, dispone de mi correo dentro del perfil del blog y no necesita hacerlo público. El caso es que ya he dicho alguna vez que hay gente que tropieza toda la vida en la misma piedra y luego se extrañan de que las cosas no les salgan bien y de que no sean felices. Es lógico, cuando el tiempo ha demostrado sobradamente que lo que sostiene una sociedad próspera es un sistema familiar estable, uniones duraderas, hijos dentro del matrimonio y ancianos acogidos por su entorno. Otro sistema es un error demostrado por la experiencia de la humanidad.
Sin embargo, lo que tenemos ahora, no hace falta que lo explique otra vez. Creo que en España ya se divorcia una pareja de cada dos. Por tanto, existen multitud de niños que han pasado por el trauma de ver como sus padres acaban viviendo en distintas viviendas, sin contar con las acusaciones mutuas, los pleitos y demás consecuencias habituales. En cuanto a los matrimonios que subsisten, apenas tienen uno o dos hijos, cuando ya son de mediana edad, y no pueden atenderlos debidamente porque se pasan la vida en el trabajo. Pero lo peor no es eso, sino la generación de jóvenes de treinta y pico que, ni tienen pareja estable, ni tienen hijos. Esto supone que hemos perdido el relevo generacional y nuestra sociedad es insostenible. Pero además significa que existe mucha gente insatisfecha que no sabe cómo llenar su vida y prefieren echarle la culpa a otros.