viernes, 21 de mayo de 2010
el Diario de antena tres
Si hay un programa que refleja lo peor de la sociedad española de los últimos años es sin duda este programa, donde se admite a cualquiera que tenga afán de protagonismo y quiera contarnos sus trapos sucios y los de todos sus conocidos. Hasta tal punto es hediondo este espacio, que me pregunto si sus presentadoras no tendrán miedo de arruinar sus carreras al prestarse a semejante representación. Rencillas, adulterios, difamaciones, delitos y amores tóxicos se suceden durante horas. A veces me pregunto de dónde sacan tanta basura y si algún día se les acabarán los entrevistados. Pero es inútil: se ve que sobran. Yo esperaba que el programa hubiera durado apenas dos temporadas y ahí sigue.
Ya se sabe que todos tenemos en nuestra vida episodios vergonzosos y gente a quien hemos hecho daño o que nos ha dañado a sabiendas o sin querer. Sin embargo, aparecer en televisión frente a miles de personas para ahondar en las heridas o querer solucionar cuestiones personales que a nadie deberían interesar, es algo que realmente no entiendo. Además, basta ver el nivel cultural e intelectual de los entrevistados para constatar que en España tenemos un problema muy grave con la educación; que parece mentira que exista tanta gente de mente tan estrecha, sin un conocimiento mínimo de la vida y con una inmadurez emocional tan manifiesta. Tal vez lo que tendríamos que subvencionar es terapia psicológica obligatoria para todos.
Ya se sabe que todos tenemos en nuestra vida episodios vergonzosos y gente a quien hemos hecho daño o que nos ha dañado a sabiendas o sin querer. Sin embargo, aparecer en televisión frente a miles de personas para ahondar en las heridas o querer solucionar cuestiones personales que a nadie deberían interesar, es algo que realmente no entiendo. Además, basta ver el nivel cultural e intelectual de los entrevistados para constatar que en España tenemos un problema muy grave con la educación; que parece mentira que exista tanta gente de mente tan estrecha, sin un conocimiento mínimo de la vida y con una inmadurez emocional tan manifiesta. Tal vez lo que tendríamos que subvencionar es terapia psicológica obligatoria para todos.