lunes, 29 de marzo de 2010

La libertad de decir que no

He estado viendo videos musicales y está claro que se lleva el "look burdel". Me pregunto cómo es que el feminismo nos ha llevado una vez más a la conclusión de que hay que estar siempre disponible para cualquier pareja sexual. Yo pensaba que la liberación consistía precisamente en poder decir: no. Ya en las comunas de los años setenta, muchas mujeres acabaron siendo como prostitutas pero sin cobrar nada. Tanto hablar de la igualdad, pero triunfan los programas de televisión en los que se puja por un hombre o se elige una mujer, como si fueran ganado. Realmente deberían presentarse al casting desnudos. Así acabarían antes. Detrás de lo que llaman romanticismo y "buscar pareja", no se encuentra más que atracción animal pura. Así que, qué mejor manera de escenificarlo que vistiendo a las chicas de prostitutas y a ellos de chulos... Al fin y al cabo, todo el mundo sabe a lo que van.

Ése es el modelo de sociedad que nos están vendiendo, donde la mujer siempre tiene que estar dispuesta al sexo. Porque ahora resulta que siempre nos apetece, con cualquiera, a cualquier edad, de niña o de vieja. Esa historia sobre que las mujeres necesitamos sentir algo por nuestra pareja, ahora resulta que era un mito a desterrar. Todos con todos, como conejos. Y luego, si hay consecuencias, se eliminan de la forma más expeditiva. Está claro que se han estudiado a fondo la novela Un mundo feliz de Aldous Huxley, porque es la misma sociedad, la misma estrategia. Por suerte, la gente todavía sabe llamar a las cosas por su nombre y, aunque no voy a transcribir esas palabras, existen unos calificativos universales e intemporales para esa clase de comportamientos anómalos. Sin embargo, la familia siempre resistirá porque es el estado natural del ser humano.