sábado, 11 de julio de 2009

Se recoge lo que se siembra

El otro día hablaba del karma y el destino, pero eso no significa que no piense que, en el fondo, cada cual acaba recibiendo aproximadamente lo que se merece. Salvo excepciones. Recuerdo que, cuando mis hijos tenían problemas en el colegio de pequeños, yo les decía aquello de "a cada cerdo le llega su san Martín" o "sentarse a ver pasar el cadáver de tu enemigo". Es decir, que la gente que se porta mal con el prójimo suele acabar "probando su propia medicina". Claro que alguno estará pensando en esos famosos a los que les va tan bien, a pesar de ser una gentuza. Pero, aunque parezca que lo tienen todo, generalmente no tienen nada.

Nada que valga realmente la pena. A mí lo que me molesta un montón es cuando leo una entrevista de alguna modelo o similar hablando de lo felices que son en su matrimonio y con sus hijos. Al cabo de un par de semanas sale otra exclusiva hablando de su separación. Así que han cobrado dos veces. Parece un poco bastante tomarnos por tontos al resto de los ciudadanos; aunque también es verdad que creerse ese tipo de revistas sí sería un poco tonto. Ya se sabe que venden más todavía las malas noticias que las buenas y me imagino que incluso las preparan a propósito para que sea más efectivo, y más rentable.

Lo que está claro es que hoy en día tener dinero y éxito es sinónimo en la mayoría de los casos de tener una vida privada desastrosa. Los matrimonios que duran y las familias unidas se siguen manteniendo entre la gente que no tiene nada que perder, o que ganar. Es terrible comprobar una y otra vez cómo los niños al final se convierten en moneda de cambio y son utilizados para cualquier fin. Da la impresión incluso de que algunas sólamente deciden tener hijos para asegurarse la pensión correspondiente tras el divorcio. Pero lo que no saben es que ya nunca conseguirán tener una pareja estable y repetirán la misma historia una y otra vez.

Así, como la vida acaba poniendo a cada cual en su lugar, supongo que no puedo aspirar al éxito porque no hice el menor esfuerzo cuando era jovencita en ese sentido. Sin embargo, mi felicidad se basa en otras cosas, en la convivencia con mi marido y mis hijos. Si me fallara eso, sí que tendría un problema importante. Yo sólo he sembrado semillas de familia, y me dedico a divulgar esa mentalidad. Pero al menos creo que no he sembrado cizaña con nadie que conozca. Otra cosa son las diferencias de opinión naturales. Así que espero no recoger las consecuencias de mis malas acciones, como le acaba sucediendo antes o después a casi todos.

Música: shakira. Se quiere, se mata