jueves, 18 de junio de 2009

Tirar la toalla

He leído una entrevista que me ha llamado la atención:
"Por desgracia, el mito del príncipe azul nos afecta a todos, y es estúpido, porque no existe el ideal. (...) Es terrible que nos hayan hecho creer que el amor dura para siempre, porque eso sólo lo consigue un mínimo porcentaje de la población."
Es decir, que la culpa es de los padres y la sociedad por haberles enseñado a desear encontrar el verdadero amor. No se le ocurre que esa necesidad es algo natural al ser humano desde el principio de los tiempos. Toda persona sueña con alguien con quien compartir su vida, los buenos momentos y los malos y formar una familia, para ver crecer a sus hijos y nietos y envejecer a su lado. No es un mito que alguien haya inventado para complicarnos la vida.

Así que tal vez yo debería decirles a mis hijos que no se molesten en estudiar, porque siempre podrían trabajar como reponedores de supermercado. Del mismo modo, les diría que acepten cualquier tipo de proposiciones, porque, de todas maneras, la posibilidad de que encuentren una pareja para siempre es muy remota; así que, para qué intentarlo siquiera. Que no se fijen en el ejemplo de sus padres o sus abuelos, que llevan cincuenta y cinco años casados. Ya se sabe que el amor es una lotería que sólo toca a unos pocos. No debería llenarles la cabeza de pájaros, como, por ejemplo, que el secreto del matrimonio consiste en cumplir el juramento que se hace en la iglesia: ¿quieres a esta persona por tu legítimo esposo para amarlo y respetarlo todos los días de tu vida, hasta que la muerte os separe? Sí, quiero. Amor y respeto es la clave de los matrimonios para siempre.

Quieren que renunciemos a los ideales y nos conformemos con el mínimo. Naturalmente, que un matrimonio puede salir mal, como también un negocio puede ir a la ruina. ¿Significa eso que no merece la pena intentarlo? Hace no tanto tiempo, el porcentaje de matrimonios felices era mayoritario, tal vez porque no existía el divorcio, aunque sí las separaciones legales. La vida era más difícil y no sobraba tiempo para pensar demasiado; tampoco había las tentaciones que existen ahora. Así que la gente simplemente no se resignaba al fracaso. Seguían adelante hasta que conseguían limar sus diferencias y llegar a la armonía. El amor para siempre existe; lo que escasea es la fuerza de voluntad.

Música: R.E.M. - Losing my religion