jueves, 11 de junio de 2009
Hablemos de política
Me imagino que hay gente que todavía se pregunta por qué siguen entrando en mi blog si no están de acuerdo con lo que escribo, y ahora encima no pueden comentar. Creo que es porque se nota que creo firmemente en lo que digo y esa pasión la transmito a los que me leen. Por eso, podrán salir contentos de aquí o enfadados, pero es raro que se vayan indiferentes. Es importante saber lo que quieres en la vida y mucho más estar dispuesto a defenderlo hasta las últimas consecuencias. Por eso ha ganado el PP las elecciones, porque presentaron a Mayor Oreja quien no se puede negar que es una persona íntegra y coherente. Con otro, no sé qué hubiera pasado.
Hablemos de política. Como siempre digo, la defensa de la vida, de la familia y la cultura del esfuerzo, no debería ser patrimonio de ningún partido político. Tendría que ser algo evidente para todos. Sin embargo, como no puedo cambiar el mundo, sé que hoy en día esos valores los representa la derecha. No deben estar tan mal vistos cuando Aznar llegó a ganar unas elecciones generales por mayoría absoluta basándose en esos principios. Pero lo que realmente le dió el triunfo fue su carisma, su seguridad en sí mismo, que estaba plenamente justificada, al menos en lo que se refiere a política interior. Sin embargo, esa misma autoestima nos jugó una mala pasada cuando decidió ponerse de parte de Bush, a pesar de la oposición de una gran mayoría de su propio electorado y del Papa. Desde entonces, el Partido Popular pasó de ser el triunfador que había llevado a España a la cabeza de Europa, a ser el culpable de la guerra de Irak y los atentados del 11m, a pesar de que nunca se ha demostrado esa relación causa-efecto. Cuando perdió las elecciones estaba a punto de sacar una ley para mejorar la educación en España e impulsar las nuevas tecnologías.
Es el colmo querer acusarle de la crisis mundial a la persona que sacó a España del déficit y la situó en el superavit en apenas dos años. Nadie se quejaba entonces cuando crecían edificios de apartamentos por todo el país y los inmigrantes llegaban por miles para ocuparse de los trabajos que nadie quería. Se equivocó con EE.UU., pero una cosa no quita la otra. El hecho de que buena parte de los políticos del Partido Popular se sientan personalmente culpables por aquello es el mayor obstáculo que tienen en este momento para volver al poder. He estado escuchando a Mayor Oreja en la Cope y me he quedado con este mensaje: si quieren que el electorado recupere la confianza en el PP, tienen que empezar por recuperar la confianza en sí mismos y dejarse de relativismos de centro. Nadie es infalible. Todos cometemos errores. Quedarse anclados en el pasado y dar esa imagen de inseguridad es la mejor manera de no avanzar. Pero también he descubierto otra cosa estos días: que atacar desproporcionadamente a tu adversario sólo sirve para que se reafirme en sus principios y se vuelva hacia aquellos en los que realmente confía, a pesar de todo.
Hablemos de política. Como siempre digo, la defensa de la vida, de la familia y la cultura del esfuerzo, no debería ser patrimonio de ningún partido político. Tendría que ser algo evidente para todos. Sin embargo, como no puedo cambiar el mundo, sé que hoy en día esos valores los representa la derecha. No deben estar tan mal vistos cuando Aznar llegó a ganar unas elecciones generales por mayoría absoluta basándose en esos principios. Pero lo que realmente le dió el triunfo fue su carisma, su seguridad en sí mismo, que estaba plenamente justificada, al menos en lo que se refiere a política interior. Sin embargo, esa misma autoestima nos jugó una mala pasada cuando decidió ponerse de parte de Bush, a pesar de la oposición de una gran mayoría de su propio electorado y del Papa. Desde entonces, el Partido Popular pasó de ser el triunfador que había llevado a España a la cabeza de Europa, a ser el culpable de la guerra de Irak y los atentados del 11m, a pesar de que nunca se ha demostrado esa relación causa-efecto. Cuando perdió las elecciones estaba a punto de sacar una ley para mejorar la educación en España e impulsar las nuevas tecnologías.
Es el colmo querer acusarle de la crisis mundial a la persona que sacó a España del déficit y la situó en el superavit en apenas dos años. Nadie se quejaba entonces cuando crecían edificios de apartamentos por todo el país y los inmigrantes llegaban por miles para ocuparse de los trabajos que nadie quería. Se equivocó con EE.UU., pero una cosa no quita la otra. El hecho de que buena parte de los políticos del Partido Popular se sientan personalmente culpables por aquello es el mayor obstáculo que tienen en este momento para volver al poder. He estado escuchando a Mayor Oreja en la Cope y me he quedado con este mensaje: si quieren que el electorado recupere la confianza en el PP, tienen que empezar por recuperar la confianza en sí mismos y dejarse de relativismos de centro. Nadie es infalible. Todos cometemos errores. Quedarse anclados en el pasado y dar esa imagen de inseguridad es la mejor manera de no avanzar. Pero también he descubierto otra cosa estos días: que atacar desproporcionadamente a tu adversario sólo sirve para que se reafirme en sus principios y se vuelva hacia aquellos en los que realmente confía, a pesar de todo.