lunes, 8 de junio de 2009
Cada cosa en su momento
"Está el patio horrible. Los que llegan a cierta edad solteros, mal, porque o les va mucho la noche o les van las relaciones que no llevan a ningún lado. Y el resto viene con el pack completo". Martina Klein. La verdad es que, siendo una modelo, no se puede negar que tiene la cabeza en su sitio.
La niñez es la ocasión de disfrutar de los padres y jugar con los hermanos, si se tiene oportunidad. La adolescencia es para tener pandilla de amigos con los que conocer el entorno social. También es la ocasión, muy importante, de aprender lo básico que te permitirá elegir una profesión y un trabajo. La veintena es el momento de plenitud física y mental. Por eso es ideal para desarrollar una carrera y también para conseguir una relación estable. Sobre los treinta es la edad ideal para tener hijos y criarlos. Cuando eres lo bastante maduro para la responsabilidad y lo bastante joven para el esfuerzo que supone.
A los cuarenta, aunque no nos guste, todo el sistema empieza su declive. Aparece por ejemplo, la vista cansada que impide que sea ya capaz de leer la letra pequeña de los envases. Sobre la cuarentena es difícil que una pareja pueda concebir, porque el cuerpo de la mujer ya no está en las condiciones ideales para el embarazo. Sin embargo, hoy en día muchas mujeres tienen hijos en esas edades. Como siempre digo, que no es bueno pretender llevar vida de adulto en la adolescencia, tampoco es mejor lo contrario. Las cosas que se disfrutan intensamente a los veinte años resultan forzadas a los cuarenta.
Cada vez hay más gente que pretende alargar su juventud en contra de la propia naturaleza, pero no saben que esa batalla está perdida de antemano. Demasiado tarde se dan cuenta de que ya no podrán recuperar las décadas que han desperdiciado. Llega el momento en que el cuerpo ya no puede seguir el ritmo de la mente, y entonces descubren que han saltado de la adolescencia a la cincuentena sin enterarse. Siempre piensas que queda tiempo para hacer lo que dejaste en el camino, pero la realidad es que, lo que no viviste en su momento, nunca será igual después, y lo que viviste fuera de tiempo no te traerá más que problemas.
Música: eros ramazoti - gracias por existir
La niñez es la ocasión de disfrutar de los padres y jugar con los hermanos, si se tiene oportunidad. La adolescencia es para tener pandilla de amigos con los que conocer el entorno social. También es la ocasión, muy importante, de aprender lo básico que te permitirá elegir una profesión y un trabajo. La veintena es el momento de plenitud física y mental. Por eso es ideal para desarrollar una carrera y también para conseguir una relación estable. Sobre los treinta es la edad ideal para tener hijos y criarlos. Cuando eres lo bastante maduro para la responsabilidad y lo bastante joven para el esfuerzo que supone.
A los cuarenta, aunque no nos guste, todo el sistema empieza su declive. Aparece por ejemplo, la vista cansada que impide que sea ya capaz de leer la letra pequeña de los envases. Sobre la cuarentena es difícil que una pareja pueda concebir, porque el cuerpo de la mujer ya no está en las condiciones ideales para el embarazo. Sin embargo, hoy en día muchas mujeres tienen hijos en esas edades. Como siempre digo, que no es bueno pretender llevar vida de adulto en la adolescencia, tampoco es mejor lo contrario. Las cosas que se disfrutan intensamente a los veinte años resultan forzadas a los cuarenta.
Cada vez hay más gente que pretende alargar su juventud en contra de la propia naturaleza, pero no saben que esa batalla está perdida de antemano. Demasiado tarde se dan cuenta de que ya no podrán recuperar las décadas que han desperdiciado. Llega el momento en que el cuerpo ya no puede seguir el ritmo de la mente, y entonces descubren que han saltado de la adolescencia a la cincuentena sin enterarse. Siempre piensas que queda tiempo para hacer lo que dejaste en el camino, pero la realidad es que, lo que no viviste en su momento, nunca será igual después, y lo que viviste fuera de tiempo no te traerá más que problemas.
Música: eros ramazoti - gracias por existir
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