miércoles, 28 de agosto de 2013

La verdad sobre las dictaduras de izquierdas

Es posible que en pleno siglo XXI el nombre de Juan Velasco Alvarado no le diga nada a mucha gente; se trata de un militar peruano que el 3 de agosto de 1968 dio un golpe de estado por el que depuso al entonces presidente Fernando Belaunde Terry, elegido democráticamente cinco años antes. Velasco Alvarado fue presidente del país sudamericano durante siete años, siendo destituido el 29 de agosto de 1975 a través de un nuevo golpe que esta vez encabezó quien entonces era presidente del Consejo de Ministros, el General Morales Bermúdez. Juan Velasco estableció lo que llamó "Gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas", supeditó la Constitución y las leyes a lo que denominaba fines de tal gobierno, no puso límite temporal alguno a su mandato, ordenó la toma de las instalaciones de la IPC en Talara, estatalizó los medios de comunicación e impuso un sistema de censura y control que impedía la libertad de prensa y confiscando todos los diarios de la capital, en la medianoche del 27 de julio de 1974, nacionalizó la banca y realizó todo tipo de nacionalizaciones y expropiaciones. Con el fin de movilizar organizadamente a la población y controlar las movilizaciones sociales, creó en 1972 el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), que pronto ofició como una organización política al servicio del gobierno revolucionario, odiada y temida. El 1 de febrero de 1975 se inició en Lima una huelga de policías, quienes se quejaban de maltratos y exigían aumento de sueldo. Los policías se acuartelaron pacíficamente en el centro de Lima, y en la medianoche del 4 al 5 de febrero fueron despiadadamente atacados por la tropa y las unidades blindadas del ejército. muchos policías huyeron, mientras otros se rindieron, produciéndose también un número indeterminado de muertos y heridos. tal situación provocó el estallido popular y el ejército salió a la calle el 5 de febrero; en el transcurso de la tarde y la noche de ese mismo día, restableció el orden a sangre y fuego e hizo un número indeterminado de víctimas. El gobierno suspendió las garantías constitucionales e impuso el toque de queda; el saldo oficial fue de 86 muertos, 155 heridos, 1.012 detenidos y 53 policías enjuiciados.

A estas alturas nombres como Videla o Pinochet figuran en la lista negra de los dictadores que impusieron su poder por las armas, lo mantuvieron con el terror y llevan en su mochila un buen número de víctimas; por el contrario, nadie habla de que en Perú, durante siete años, se estableció un régimen en el que se violaron derechos humanos como también se hizo en Chile y Argentina en las décadas de los 70 y os 80, algo que no deja de ser curioso. Me faltan datos para saber si la dictadura de Velasco Alvarado fue más o menos sangrienta que las de los otros, lo que históricamente queda acreditado es que los derechos y libertades fueron despreciados y pisoteados por otro individuo también con uniforme, galones y estrellas. Eso sí, Juan Velasco Alvarado provocó su golpe de estado con bandera roja y al amparo de la ideología marxista, y por lo visto en estos casos cabe recurrir a eso de "pelillos a la mar".
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