Tiffany Burril, la mamá de Harley, reconoció al diario The Columbian que “ha sido difícil” acompañar a la pequeña Harley en su lucha por su vida, “pero ha sido gratificante también, verla hacerse más grande y más fuerte y probar que todos los médicos se equivocaron”.
Harley nació a las 27 semanas de gestación. Los médicos le diagnosticaron una displasia esquelética que causó al momento de nacer que su brazo no sea más grande que el dedo meñique de un adulto y sus pies sean del tamaño de una moneda.
En el Legacy Salmon Creek Medical Center, el centro médico que ha atendido a Harley, ella es la bebé más pequeña que ha nacido ahí, y la que más tiempo ha pasado en su unidad de cuidados intensivos (UCI) neonatal, un total de 149 días.
La habitación de Harley dio cuenta de los logros que iba logrando, como sus “47 días libre de infección”, “24 días con el ventilador y libre de neumonía”.
En lo que realmente destacó la bebé es en su alimentación, como señala uno de los “premios” que colgaban de la pared: “¡Bebiendo la botella entera!”.
Desde que pudo alimentarse por la boca, Harley lo ha hecho con avidez. Producto de eso ha crecido notablemente.
Su padre, Mitchall Gulliksen, destacó lo sorprendente de “ver cuánto ha crecido en comparación con lo que era”.
Actualmente, a sus cinco meses, Harley pesa 3.4 kilos, el promedio de lo que pesa un bebé al nacer, y mide 44.45 centímetros, el tamaño de un bebé a las 33 semanas de gestación.
El director médico de la UCI neonatal del Legacy Salmon Creek Medical Center, Dr. Bret Freitag, advirtió sin embargo que los brazos y piernas y “realmente, todo su cuerpo son más pequeños que las proporciones normales”.
A Harley le realizarán algunas pruebas genéticas que determinarán la forma específica de displasia esquelética de Harley, pues ciertos tipos están relacionados con otros problemas que pueden afectar la salud de la bebé.
También existe el riesgo de que el nacimiento prematuro de Harley impacte su habilidad para aprender, caminar y hablar.
Harley ya comenzó a realizar las acciones típicas de un bebé de dos a tres meses, como seguir con los ojos y sonreír además de mostrar su combativa personalidad.
Harley mira enojada cuando les hacen cosquillas en sus pies o brazos, y sonríe cuando cierra los ojos, aunque no cuando sus padres intentan hacerla reír.
La bebé ama que la bañen, hace burbujas con la boca y arrulla cuando está feliz. Se queja y retuerce, pero difícilmente llora.
Por complicaciones en los pulmones que experimentó a las dos semanas de nacer, Harley pasó 33 días con un ventilador, mientras luchaba con una infección y un pulmón colapsado.
Por ello, ahora que está en casa, Harley tiene oxígeno suplementario, que tendrá que usar por un periodo de entre 6 y 12 meses, así como medicamentos para los pulmones.
El Dr. Freitag señaló que “sus pulmones pueden crecer y mejorar y superar algunos de estos problemas con el tiempo, pero va a tomar un buen rato”, pues “los bebés nacidos tan temprano nunca tienen 100 por ciento de funcionamiento pulmonar”.
A pesar de las dificultades que aún se ven en el camino, su madre, Tiffany, no pudo contener la alegría por llevar al fin a su bebé a casa.
“Estoy realmente emocionada, pero es casi irreal, porque ha sido tanto tiempo”, dijo. Tanto ella, de 23 años, como el padre de Harley, de 22, esperan ver a su pequeña seguir creciendo y acumulando logros durante su vida.
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