REDACCIÓN HO.- Melissa es una de las 44 mil supervivientes del aborto. Otros 55 millones, en Estados Unidos, no tuvieron tanta suerte como Melissa. Ella tenía que haber nacido muerta, tras el aborto salino que la habían practicado, por lo que la iban a tirar a la basura, pero una trabajadora del abortorio la escuchó llorar y, milagrosamente, decidieron salvarla la vida. Estuvo tres meses en cuidados intensivos, y después fue dada en adopción.
Melissa no sólo sobrevivió al aborto, sino que no padece secuelas de salud. "Soy una de las personas más bendecidas del mundo", en declaraciones recogidas por la Revista Misión. Pero, "no es fácil ser superviviente de un aborto en una sociedad que ha abrazado la cultura de la muerte durante tanto tiempo". Melisa conoció la historia de su sorprendente nacimiento a los catorce años. Y comenzó un largo itinerario hasta poder conseguir su historia clínica.
Aunque fue al conocer la historia y el testimonio de Gianna Jessen -mujer en la que está basada la película de October Baby, que llega a los cines de España el próximo 12 de abril- cuando su vida cambió. "Supe que había alguien más que entendía lo que se siente al sobrevivir a un aborto, y esto me dio la fuerza para salir del anonimato". En 2007 dió a conocer su historia.
Yo sabía que podía llevar una vida 'normal' fuera de la mirada pública, pero no soportaba la idea de encontrarme un día delante de Dios y tener que decirle: 'Lo siento mucho, pues nunca fui lo suficiente fuerte para hacer aquello por lo cual salvaste mi vida' ". Por eso fundó The Abortion Survivors Network, una plataforma para dar voz a los supervivientes del aborto y ayudar a cambiar la mentalidad a favor de la vida y de la maternidad.
"Vivimos en un mundo que quiere decidir quién es digno de vivir y de ser amado, pero la gente no se da cuenta de que a ellos también se les podría haber considerado indignos de vivir", incide Melissa Ohden.
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