Legado de autoritarismo tras fallecimiento de Hugo Chávez
Chávez ha dejado tras de sí una crisis general en todos los
ámbitos de la vida de los venezolanos: un país empobrecido, dividido y
con instituciones degradadas.
(ArgentinosAlerta.org)
El presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías falleció este martes 5 de marzo a
los 58 años en Caracas donde se encontraba internado tras su cuarta operación en
diciembre último, en Cuba.
A las 18.55 horas de Argentina, el vicepresidente de
Venezuela, Nicolás Maduro anunció la noticia por cadena nacional: "Recibimos la
información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo. Ha
fallecido el presidente de Venezuela".
Hijo de dos maestros de educación primaria y criado por su
abuela paterna, Chávez creció en la localidad de Sabaneta (estado Barinas,
oeste). Se casó y divorció dos veces, tenía cuatro hijos, dos mujeres y un varón
del primer matrimonio, y una niña, del segundo, y tres nietos.
El 4 de febrero de 1992, Chávez junto a otros militares
realizó un golpe de Estado contra el gobierno del presidente Carlos
Andrés Pérez, el cual fracasó.
En 1998 se lanzó a los comicios presidenciales con el apoyo
del Movimiento Quinta República (MVR) y tras ganar se convirtió el 2 de febrero
de 1999 en el en el 52º presidente de Venezuela buscando consolidar la llamada
Revolución Bolivariana basada en el socialismo del siglo XXI.
Chavistas lloran la muerte de Hugo Chávez
El gran ego de Hugo Chávez fue probablemente su
principal enemigo en la lucha contra el cáncer. Pudiendo haber sido tratado
convenientemente cuando a comienzos de 2011 le fue detectada la enfermedad,
prefirió jugar con la apariencia de alguien al pleno mando de su revolución.
Ajeno a quienes le llaman déspota, tirano o populista,
se consideraba protagonista de una segunda independencia de Venezuela, cuya
riqueza petrolera le permitió financiar millonarios programas sociales
dirigidos a las clases populares. También le ha permitió forjarse un liderazgo
en América Latina y el Caribe, vendiendo petróleo en condiciones preferenciales
a países sin recursos energéticos y brindando pingües negocios a sus aliados.
Con su estilo irreverente, no tuvo reparos en «mandar al
carajo» el ALCA, un acuerdo regional de libre comercio con Estados Unidos
(2005), o en declarar al año siguiente sentir en el podio de la Asamblea General
de la ONU un olor a «azufre» tras el paso del entonces presidente George W. Bush.
Sin embargo, Chávez siguió enviando a Estados Unidos un millón de barriles
diarios de petróleo.
El liderazgo de Hugo Chávez no va a tener sustituto en el
populismo latinoamericano. Por más que se afanan en imitarlo, ni Rafael
Correa ni Cristina F. de Kirchner, tienen el petróleo para comprar voluntades.
Ni siquiera los sucesores en el chavismo estarán en condiciones de repartir
barriles como Chávez ha hecho en los últimos años, porque el negocio se les está
quebrando.
Hugo Chavez y Fidel Castro tras la asunción de Néstor Kirchner en mayo de 2003
Incertidumbre y crisis
La muerte de Chávez abre un escenario de incertidumbre.
Con la muerte se decreta «falta absoluta» del presidente y activa el artículo
233 de la Constitución Bolivariana de Venezuela , que señala que tras la muerte
(que es una falta absoluta) «se procederá a una nueva elección dentro de los
treinta días consecutivos siguientes».
Chávez ha dejado tras de sí una crisis general en todos los
ámbitos de la vida de los venezolanos, divididos y en lucha fratricida por
el poder. Para comenzar, la economía precisa ajustes ineludibles, debido a su
elevado déficit fiscal, inflación y deuda pública. La moneda ha sufrido
recientemente una fuerte devaluación.
En lo político, la turbulencia ha impactado tanto en el
chavismo como en la oposición. Mientras agonizaba, Chávez sirvió de amalgama a
sus dirigentes y los cinco millones de militantes del Partido Socialista
Unido de Venezuela (Psuv). Sin embargo, su ausencia deja aflorar las profundas
divisiones y enfrentamientos contenidos en la base del partido por la figura
carismática del fundador.
Un legado de autoritarismo
Human Rights Watch ha denunciado que la presidencia de Hugo
Chávez (1999-2013) estuvo marcada por una alarmante concentración de poder e
indiferencia absoluta por las garantías básicas de derechos humanos.
El Presidente Chávez y sus partidarios desplegaron una
estrategia de concentración de poder. Tomaron el control del Tribunal
Supremo de Justicia y debilitaron la capacidad de periodistas, defensores de
derechos humanos y otros venezolanos de ejercer sus derechos fundamentales.
Al inicio de su segunda presidencia, la concentración de poder
y la erosión de garantías de derechos humanos permitieron que el gobierno gozara
de plena discrecionalidad para intimidar, censurar y perseguir judicialmente
a venezolanos que criticaban al presidente o se oponían a su agenda política.
Chávez
recibido en Trípoli por el entonces líder libio, Muamar Khadafy, y
distinguido con un doctorado honoris causa en octubre de 2010
Ofensiva contra la independencia judicial
En 2004, el Presidente Chávez y sus partidarios en la Asamblea
Nacional llevaron a cabo un copamiento político del Tribunal Supremo de
Justicia, agregando 12 cargos a los 20 integrantes del tribunal, que fueron
ocupados por partidarios del gobierno. El Tribunal Supremo, ahora integrado
abrumadoramente por miembros leales al gobierno, ha dejado de actuar como
contralor del poder ejecutivo. Sus magistrados han rechazado abiertamente el
principio de separación de poderes y han expresado su compromiso con la
promoción de la agenda política de Chávez. Este compromiso se ha reflejado en
las sentencias dictadas por el tribunal, que han avalado una y otra vez la
indiferencia del gobierno frente a los derechos humanos.
Ofensiva contra la libertad de prensa
Durante la presidencia de Chávez, el gobierno incrementó
radicalmente su capacidad de controlar el contenido de los medios de radio,
televisión y prensa del país. Sancionó leyes que ampliaron y endurecieron las
penas previstas para quienes emitan declaraciones que “ofendan” a
funcionarios públicos, prohíben la difusión de mensajes que “fomenten la
zozobra en la ciudadanía” y permiten que el gobierno suspenda arbitrariamente
canales de televisión, estaciones de radio y sitios web.
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