LA VIDA NO PUEDE ESPERAR
Tal como había pronosticado Joseph Stiglitz, las medidas adoptadas por el nuevo inquilino de la Moncloa no se han hecho esperar, aun a pesar -como el mismo aseguraba- de que los recortes no sólo no arreglarán el problema sino que lo empeorarán, y de que la austeridad causará decrecimiento y más desempleo como a diario comprobamos.
Bien al contrario de lo que afirmaba el prestigioso Nobel de Economía, se continúa insistiendo torpemente en el incremento de la oferta con absoluto olvido de la demanda. Si no hay clientes, ¿ a quién le vamos a vender el producto elaborado, aun cuando sea de óptima calidad ? Por ese camino -ya se ve- jamás saldremos de la crisis, y así lo auguraba el mencionado profesor : dentro de muchos, muchos años.
Si negros son los vaticinios de Joseph Stiglitz para España, no lo son menos los de su compatriota y también premio Nobel, Paul Krugman, quien califica nuestro próximo futuro de aterrador. A conjurar tan adversas predicciones hemos de aplicarnos todos los ciudadanos sin distinción de credos ni ideologías, bien seguros de que será el pueblo unido quien supere la situación.
Conocido y reiteradamente confirmado el dato de que es la falta de demanda el origen y la causa de nuestra decadencia; que nuestra sociedad es una de las más viejas del mundo, ocupando el número 219 de un total de 222 países en cuanto a natalidad; y que, intimamente relacionado con lo anterior, el número de desempleados y jubilados alcanza los 16 millones de personas frente a 11,6 millones que trabajan para todo el país, el panorama no puede ser más desolador. La única reforma que cabe es la de primar la natalidad al precio que sea. Y aquí llegamos a la decisiva encrucijada : la prosperidad o la ruina, la vida o la muerte.
En el artículo de este Cuaderno del pasado mes de Julio cifraba en 300 euros por hijo y mes la subvención para las madres de familia y mujeres en estado de embarazo no deseado. La eficacia de tal medida, que despejaría de inmediato el sombrío horizonte, tendría el coste de un euro al mes para cada uno de los habitantes. Si doblamos la aportación la ayuda sería entonces de 600 euros, igualmente por hijo menor y mes, siendo esta última cantidad la que considero más justa y apropiada. En total serían 1200 millones de euros anuales lo que nos costaría el superar esta angustiosa situación, bien lejos, desde luego, de las astronómicas cifras que estamos habituados a ver.
Trescientos abortos se llevan a cabo cada día en España, trescientos consumidores que no nacerán. ¡ Necesitamos sus vidas para sobrevivir !
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