sábado, 24 de marzo de 2012

La defensa de la vida humana


La lógica de la muerte frente a la lógica de la vida, por Vicente Morro

Vicente Morro López es Vicepresidente 1.º del Foro Valenciano de la Familia y Vicepresidente de FCAPA-Valencia.
En la cuestión del debate sobre aborto y defensa de la vida se enfrentan dos lógicas, cada una de ellas con una coherencia interna inexorable: la brutal y cruel lógica de la muerte frente a la esperanzadora lógica de la vida. Viene esto a cuento de la confrontación dialéctica en el Congreso de los Diputados, en la sesión de control al Gobierno del día 7 de marzo de 2012, entre el Ministro de Justicia y la Diputada Socialista Ángeles Álvarez.
La lógica de la muerte utiliza, como sus herramientas más habituales, la mentira y la manipulación. Más habituales y más efectivas, a juzgar por los resultados obtenidos en la conciencia social. Se ha banalizado la vida humana y su dignidad y, en consecuencia, se ha aceptado como normal, o incluso como deseable si interesa por cualquier causa o circunstancia, la eliminación de una vida en gestación puesto que se ha transformado en un supuesto ‘derecho’.
La defensa del aborto se basa en la mentira y en la manipulación, acabamos de decir. No es de extrañar. Hay un conocido aforismo jurídico que es aplicable a este asunto: quien puede lo más, puede lo menos. Ciertamente, quien está dispuesto a justificar la muerte de un ser humano inocente e indefenso, en el seno materno o fuera de él, no tiene ningún impedimento para utilizar la mentira en su propio beneficio. ¿Puede extrañar que mienta –lo menos– quien defiende que se puede acabar con un ser humano –lo más–?
Muchas son las falsedades que utilizan los defensores del aborto. Una de ellas, con cierto toque añadido de manipulación, es decir que nadie está a favor del aborto, que nadie lo quiere, que es un mal, que es una tragedia, pero que existe y es necesario regularlo “para dar seguridad jurídica”. Quienes lo promueven, lo legalizan, lo comercializan y lo disfrazan de derecho, dicen estar en contra, irritándose cuando se les pone frente a sus contradicciones. Dos ejemplos ‘festivos’ que no se compadecen con el supuesto sentimiento de dolor: a) el aquelarre que organizaron, con señora Bardem incluida, con ocasión de la presencia en Valencia de un buque de bandera holandesa de la organización abortista “Mujeres sobre las olas” que pretendía realizar abortos en alta mar y b) el bochornoso espectáculo de las ministras socialistas abrazándose y felicitándose, aplaudidas por sus compañeros de partido, al haber aprobado la ley más injusta e inhumana de nuestra historia: la que reconocía de iure, pues de facto ya lo estaba por la pasividad de toda la sociedad, el aborto libre. ¡Más parecían hooligans felicitándose por el triunfo de su equipo que representantes del pueblo procurando trabajar por el bien común!
Que la defensa del aborto se basa en la mentira lo demuestra que el caso utilizado para su legalización en Estados Unidos (Roe vs. Wade, 1973) estaba basado en una falsa denuncia de violación. Norma L. McCorvey (Jane Roe) reconoció posteriormente la mentira y su utilización por sus abogadas, generosamente financiadas y apoyadas por algunas grandes empresas. Norma ha acabado convirtiéndose en una activista de la causa de la defensa de la vida, como hizo el doctor Bernard Nathanson, uno de los mayores empresarios del aborto en su momento. Por cierto, muchos han sido los que han hecho el viaje desde las filas abortistas a las filas provida. ¿Conoce alguien un solo caso en el sentido contrario?
Otra falsedad recurrente es que los partidarios de la defensa de la vida pretendemos imponer a toda la sociedad ideas religiosas, se supone que fundamentalistas y ultracatólicas que son los insultos de moda. No parecen religiosas las ideas de Tabaré Vázquez, médico oncólogo y expresidente de Uruguay, socialista y masón: “La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia… es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esa forma, salvar a los dos” (fundamentación de su veto presidencial a la implantación del aborto en Uruguay). Otro ejemplo de oposición no religiosa al aborto: Norberto Bobbio, filósofo socialista italiano. “Me sorprende que los laicos dejen a los creyentes el privilegio y el honor de afirmar que no se debe matar”, dijo el profesor Bobbio, añadiendo que “una vez hay concepción, el derecho del concebido sólo puede ser satisfecho dejándole nacer. … en el caso del aborto hay un “otro” en el cuerpo de la mujer.” ¿Recuerdan el “tertium existencialmente distinto de la madre” que señaló el Tribunal Constitucional en su Sentencia 53/1985? Podríamos citar, pero no lo haremos por caridad hacia el paciente lector, a otros muchos ‘peligrosos’ fundamentalistas opuestos al aborto: Pasolini, Gandhi, Tenzin Gyatso (Dalai Lama).
El mantra de que los provida queremos meter a las mujeres en la cárcel es otra de las muchas mentiras y manipulaciones que se utilizan para intentar defender lo que es racionalmente indefendible: que existe el derecho a acabar con una vida humana, indefensa e inocente.
Por último, añadiré la constante negación de las evidencias científicas por mor de prejuicios ideológicos, apoyados en la ideología dominante políticamente correcta que es la perspectiva de género. La afirmación de la entonces ministra Aído de que un feto es un ser vivo pero no un ser humano es para echarse a temblar, y tiene precedentes históricos alarmantes. Hasta el propio Comité de Bioética de España, nada sospechoso de antiabortista, en documento fechado el 7 de octubre de 2009, reconoció que “el desarrollo embrionario y fetal puede considerarse un proceso en continuidad (un continuum, en palabras del Tribunal Constitucional) desde la fusión de los pronúcleos del espermatozoide y del óvulo hasta el parto. Desde esta perspectiva, su vida biológica puede identificarse en todo momento como una vida humana… surge aquí una entidad biológica nueva, que posee la dotación genética característica de la especia humana.” Entonces, ¿por qué no sacaron las consecuencias lógicas?
Nos referíamos al principio a la existencia de dos lógicas. Hemos visto que la lógica proabortista de la muerte se basa, fundamentalmente, en la mentira y la manipulación de las evidencias y los datos científicos. Ahora vamos a ver a dónde conduce esa lógica. En el momento en que se decide que la madre puede acabar con la vida de su hijo, ese ‘otro’ al que lleva en su seno, por su mera voluntad, ya sea libremente o presionada y forzada por su entorno, su pareja o las dificultades que encuentra, se entra en una pendiente que conduce a la barbarie. ¿Quién puede impedir que la decisión se tome sólo por que se espera una niña y no un niño, como se está haciendo cada vez más en todo el mundo (con vergonzoso silencio de las feministas)? ¿Quién puede negar coherencia interna a la propuesta del ‘aborto postnatal’, si la vida humana no merece respeto y protección hasta un cierto momento? La lógica de la muerte es cruel e implacable, y más al esconder un suculento, aunque sucio negocio.
En cambio la lógica de la cultura de la vida conduce a lo contrario: quienes defendemos la vida lo hacemos para toda persona y para toda su vida, sin excepción ni matices. Toda vida humana es digna y merece ser respetada. Esta misma lógica y coherencia internas nos llevan a pedir que no se espere a después del verano para modificar la legislación. Es urgente. Estamos hablando de vidas, de vidas humanas indefensas, porque nosotros no tenemos ninguna duda al respecto. Cuanto antes actuemos, más vidas salvaremos. Es humano y es de justicia. Si se protege a los linces, a los delfines o a los simios, ¿cómo no proteger a toda vida humana en gestación? Por esto entendemos que está siendo valiente y decidida la postura del Ministro de Justicia. Ahora sólo falta que sea, además, rápida y eficaz. La lógica de la vida conduce, necesariamente, a su defensa integral: si estamos convencidos de que hay un ser que merece protección no podemos dejar correr el tiempo. Si hay una madre que necesita ayuda no podemos decirle que se espere hasta el otoño próximo.
La pregunta que dirigió la socialista Álvarez al ministro Gallardón fue un ejemplo evidente de los métodos que hemos denunciado: mentiras y manipulación. “¿Mantiene el Gobierno su intención de recortar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres?”, dice la redacción exacta que puede consultarse en el Diario de Sesiones. Al principio de su intervención, la diputada preguntó: “¿qué es lo que quiere modificar de una legislación similar a la de nuestro entorno europeo, que da garantías jurídicas a las mujeres y a los profesionales y protege a las jóvenes con conflictos familiares graves?” Sobrecoge leer este fragmento. Lo más grave no es lo que dice, varias falsedades, sino lo que calla y esconde. El hijo no aparece para nada. ¿No existe el nasciturus para Vd., Señora Álvarez? Habla de las mujeres, de los profesionales –¡que no pierdan su negocio!–, de las jóvenes y hasta de los países de nuestro entorno, coartada habitual, pero olvida al niño. ¿No merece una mención ese “tertium existencialmente distinto de su madre”, que ya tiene desde la fecundación un genoma propio e irrepetible, con una concreta herencia y carga genética, con una determinación sexual desde la primera célula del nuevo ser en función de la combinación de cromosomas que recibe –XX o XY– y que le definen como un individuo sexuado, único e irrepetible de la especie Homo Sapiens? Si nadie se lo impide, llegará, sin cambio esencial alguno, a ser un anciano. Obvia usted, Doña Ángeles, al protagonista de esta historia: el concebido no nacido. Es terrible invisibilizarlo porque molesta, porque evidencia la manipulación de la realidad y la negación de los datos y evidencias científicas. Pero le entiendo. En la lógica de la muerte se comprende perfectamente: si se ‘mira’ al embrión, si se escucha su corazón, si se atiende a su naturaleza esencialmente humana, es imposible condenarlo a muerte.
En esa lógica destructiva es imperativo ocultar al hijo. En la cuestión del aborto no hablamos ya de evitar embarazos no deseados, ni de salud sexual o derechos reproductivos. Nada de eso cuenta si ya hay una nueva vida diferente de su padre y de su madre. Habría mucho que hablar sobre todo eso, sobre la eficacia de determinadas campañas y sobre la extensión de diversas enfermedades de transmisión sexual, pero esto no tiene sentido si ya estamos ante un nuevo ser. Es una tremenda injusticia ignorar al concebido por razones meramente ideológicas o de puro egoísmo. Aunque lo quieran ocultar está ahí, pugnando por salir adelante. ¿Por qué no nombra, Señora Álvarez, al hijo en toda su intervención? ¿Tanto miedo les dan? Sin embargo sí que habla de supuestos conflictos familiares de las menores, cuando el conflicto grave, la tragedia, es que se planteen abortar. Habla también de “imposición al Estado de derecho de una moral religiosa que tiene a sus espaldas la sistemática oposición a los derechos de las mujeres”. Se pueden decir más palabras, pero no menos verdades.
La Diputada socialista llega a decir que “no hay nada que justifique una reforma con la que está amenazando”. ¿Le parecen poca justificación los millones de votos depositados en las urnas para apoyar un programa que anunciaba que se modificaría la actual legislación? ¿Le parece poca justificación que la sociedad se haya movilizado masivamente en multitud de ocasiones para exigir el respeto a la vida humana en formación? ¿No cree Vd. que en un Estado de Derecho la mayoría parlamentaria tiene legitimidad para desarrollar el programa que ha propuesto a los ciudadanos? No hay ninguna obligación jurídica, y menos política, de tener que esperar al pronunciamiento del Tribunal Constitucional. El recurso se interpuso contra una concreta ley y se agotará cuando analice su conformidad o no a nuestra Constitución. El Gobierno tiene derecho a llevar al Parlamento, y a hacerlo cuanto antes, la ley que los ciudadanos estamos reclamando.
En el Pleno del Congreso del 17 de diciembre de 2009 se aprobó finalmente el texto de la Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo con 184 votos a favor, 158 en contra y 1 abstención. El Pleno del Senado la aprobó definitivamente el día 24 de febrero de 2010, con 132 votos a favor, 126 en contra y 1 abstención. Dado que en la actualidad el Partido Popular tiene 185 diputados, aunque no sumara ningún otro apoyo, lo que no parece razonable, la nueva Ley tendría mayor respaldo del Parlamento que la antigua. ¿Puede o no legislar un partido para cumplir el programa por el que los ciudadanos le han votado?
En la lógica de la defensa de la vida el ministro acertó plenamente y merece todo el apoyo y las felicitaciones de los que queremos defender la vida y conseguir, cívica, pacífica y democráticamente, que en España llegue el día en que no haya ni un solo aborto. Aseguró que iban a “aumentar la protección del derecho reproductivo por excelencia de la mujer, que es el derecho a la maternidad”. El derecho a ser madre, derecho que muchas mujeres ven violentado por presiones o amenazas, por coacciones y abandonos. Dijo la verdad, y con valentía, al reconocer que “en muchas ocasiones se genera una violencia de género estructural contra la mujer por el mero hecho del embarazo”. La madre y el hijo merecen toda la protección de la sociedad y del Estado.
- Artículo remitido a HO por el propio autor, tras haber sido publicado en Análisis Digital el 12 de marzo de 2012: