Es innegable que determinados recursos económicos favorecen de hecho una enseñanza mejor y más humana. Por ejemplo, para tener un aula con Programa de Diversificación Curricular- que permita una atención personalizada de los alumnos con más carencias- hace falta dinero. Pero el déficit de formación del profesorado, su falta de auctoritas (algunos desconocen su existencia y bondad), la deserción del ideal de que el maestro encabeza con sus alumnos un grupo humano en búsqueda de la verdad (no del título), la aniquilación de la familia como lugar primero y prioritario de la educación de niños y jóvenes, no se solucionan con más dinero sino con algo muy específicamente humano: más sentido ético, más virtud, más educación, más sacrificio y más pensamiento. Me niego a aceptar que medidas prácticas (y probablemente necesarias) como, por ejemplo, eliminar 4º ESO y aumentar el Bachiller en un curso sean las únicas soluciones de casi todo el problema de la educación reglada en España.
¿Y la crisis de la cultura? ¿Y la crisis de la familia? ¿Y las consecuencias de la gravísima crisis del relativismo? A mi entender ésta última es la fundamental junto con la educativa. Por cierto, la «emergencia educativa» de la enseñanza tiene como causa directa la debacle provocada por el pensamiento débil relativista que ha hecho metástasis por todos los recovecos del organismo social.
Si los ingenieros de la dictadura del relativismo tienen razón entonces todo es relativo. Nada hay absoluto, de forma que lo que se afirma como relativo no tiene un sentido «fuerte» que ilumine un camino humano que solamente puede estar jalonado- es un decir- de un caos de sucesos sin causa ni finalidad. No habría valores ni opciones que sean mostradas por la razón como más justas ni más capaces de hacer felices a los hombres, las mujeres y los niños de hoy. Toda elección es igualmente válida…o igualmente inválida.
La consecuencia final está a la vista de todos: La convivencia social se parece cada vez más a la ley de la selva en la que como nada tiene más valor que nada porque la razón ha dimitido de su papel rector y «lógico»- según el significado griego de «logos», sentido-, solo queda la dictadura del más fuerte. Ya se encargará el establishment que nos dicta lo que es políticamente correcto de decirnos qué hacer y qué no hacer, no sea que la razón bien entrenada en la brega del trabajo de pensar de algún inadaptado social lleve la contraria.
Miguel Ángel Ortega
http://www.profesionalesetica.org/2012/01/09/