miércoles, 30 de noviembre de 2011
Maternidad
Un día te levantas y echas de menos aquello que viene regularmente a tu vida mes a mes. Esperas con cautela a que llegue tarde, pero, en su ausencia, te deja una gran noticia. ¡¡Seré mamá!! y comienzas a cuidarte, a ir al tocólogo, a tomarte tus vitaminas cada día; cuidas tu peso, tu sueño, tus piernas cansadas; soportas náuseas, cansancio, malas noches; preparas con ilusión su ropita, su cuna, su habitación. Cuidas cada detalle de ese nidito que ocupará tu pequeñ@; sueñas con abrazarle, con tenerlo en tus brazos y alimentarle, con darle mimitos, con lo precios@ que estará con la ropita que le has comprado.
Sin embargo, cuando nace, te das cuenta que ser madre no es tan solo vestirlo, alimentarlo y mantenerlo sano, es algo más. Es sacrificar tu sueño por él, es contar hasta diez cuando antes no lo hacías, es trabajar tu paciencia, tu autocontrol, tu egoismo; es quitarte el pan de la boca para dárselo a él, suprimir un sin fin de actividades para estar junto a esa personita, amoldar tus aficiones al niño, aprender a disfrutar con las cosas más simples.
Ser madre es sacrificarse por el niño, saber que tu responsabilidad va más allá de lo físico, hasta alcanzar lo emocional. Enseñarle que las personas son más importantes que las cosas, que no cuesta nada ser educado, que los demás también tienen emociones, que hay que ser resposable y autosuficiente, que el amor es lo primero y las cosas son solo cosas, pues tienen recambio y las personas no.
Ser madre significa entrar en un periodo de aprendizaje muy duro y complejo, tanto como el que sufriste en tu infancia. Remodelas tu carácter y, si lo haces bien, llegas a ser mejor día tras día, aprendiendo de tus propios consejos, intentando seguirlos aplicándolos a tu vida de adulto.
"Lo primero son las personas, luego las cosas" es lo que ahora mismo intento enseñarle a mi hijo Samuel. Hoy me han ofrecido, de nuevo, una agencia literaria, llevar mi novela, corregirla, asesorarme. Pero lo primero son las personas, no las cosas. Lo primero es que mis hijos tengan comida, ropa, gasolina en el coche para ir al colegio y a la iglesia los domingos, haremos un esfuerzo y Samuel, este año, irá a hockey patines... lo primero es la felicidad, poder visitar a los abuelos, la iglesia... lo primero son todas esas persoans que se merecen que apartemos presupuesto para ellas... lo último de todo está mi novela. De nuevo, ser madre, ha significado nergarme a mí misma.
¿Hasta cuando? Soy madre, hasta que me muera.