lunes, 13 de junio de 2011
La igualdad como obsesión
Franciso Gilet
Una norma que se entromete en todo el devenir cotidiano de la ciudadanía, desde el hogar hasta la escuela, desde el juego hasta la publicidad, desde el lenguaje hasta la cultura, desde el deporte hasta la empresa, desde el arte hasta el consejo de administración, desde el ocio hasta el periódico, fijando e imponiendo conceptos y roles de vida auspiciados exclusivamente bajo la perspectiva de género
Mientras una mujer aspirante a bombero/a reclama un trato diferenciado con el hombre-bombero, pues, según dice, “ no somos iguales”, florecen obsesiones que se convierten en fijaciones y fijaciones que devienen paranoias. Y en el mundo socialista español encontramos ejemplos varios de todo ello. Posiblemente el tema de la igualdad entre sexos y la implantación por inmersión de la ideología de género sean el culmen de todas las obsesiones, fijaciones y paranoias socialistas. La misma creación, en su día, de un Ministerio para la Igualdad ya fue todo un síntoma de que la razonada igualdad iba a alcanzar una dimensión generalizada en todo el ordenamiento jurídico. Ya no se trataba de una filosofía más o menos progresista, sino de un deseo imperioso e irrefrenable de convertir a la sociedad entera en un escenario en el cual los roles del hombre y de la mujer quedasen tan desdibujadas en pro de la igualdad ansiada, que incluso dejasen de existir como tales pasando a convertirse en progenitor A y progenitor B. O sea, establecer un nuevo orden, una nueva ideología según la cual cada uno es lo que desea ser, no lo que físicamente es. La Ley contra la violencia doméstica, se presentó como la punta de lanza que acabaría con la violencia machista, resultando ser un auténtico fiasco, amén de creador de una absurda inseguridad jurídica. Luego vino la asignatura “Educación para ciudadanía”, con el rechazo de miles de padres por la intromisión del Estado en la educación de sus hijos, y ante la cual el T.S. se lavó las manos siguiendo el estilo del T. Constitucional y el Estatuto catalán. Y ahora, nos hallamos, en estas islas, con un proyecto de ley para la igualdad entre mujeres y hombres, entre dones i homes.
De principio cabría poner en tela de juicio el que muchas mujeres se puedan sentir ya no reflejadas en el texto normativo, sino incluso merecedoras del trato que el articulado les proporciona. Es tal el cúmulo de ayudas que precisa la dona para alcanzar la igualdad con el homo que, en algunos momentos, se llega a dudar de su capacidad intelectual o artística, de su erudición, de su formación o de su voluntad y decisión. El socialismo ha inventado la discriminación positiva y la aplica, en este caso, con toda la intensidad que el papel resiste. Y esa resistencia llega hasta el extremo de poder leer el establecimiento de un fomento de la participación equilibrada en todos los órdenes y sectores de la sociedad. A partir de tal aseveración no cabe sino acudir a la matemática, fijando porcentajes del 60% y el 40% para considerar cumplido el objetivo de equilibrio. En otras palabras, la dona podrá hacer valer no su capacidad, no su preparación, no su talento, no su inteligencia ante el homo u otradona¸ sino la cobertura del porcentaje que por cuota le corresponda en virtud de ley. Y llegados a este punto, conjugando esa ideología de género tan apreciada por el socialismo, cabe preguntarse qué se hace con aquellos hombres que se sienten dones o con aquellas dones que se sienten homos y en qué porcentaje les incluimos.(...)
Tal como se expresó Lenin, cuando colisionan realidad y voluntad, “peor para la realidad”. Y, aunque no estaba pensando en la ideología de género, sin duda alguna es perfectamente aplicable a ella. La voluntad que impregna tal ideología y a sus defensores,desde el mismo Gramsci, pretende imponerse a la realidad, llamase ésta hombre, mujer, familia, religión, matrimonio, educación, procreación o sexualidad. Los términos deben deconstruirse para ser sustituidos por otros contemplados desde la perspectiva de género que, en puridad, viene a implantarse por encima de la pretendida igualdad entre hombre-masculino y mujer-femenino, dejando de lado la naturaleza. Y es que para una feminista radical como Shulamith Firestone “Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza…De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella”. Fue Aldous Huxley(1932) quien en su “Mundo feliz ” predijo que el aspecto característico de la modernidad sería la falsedad. Es en esa falsedad en la cual nada es importante, todovale y todo es negociable. Pues bien, la ideología de género es la expresión de talmodernidad plasmada en la norma jurídica, llámese Educación para la Ciudadanía, llámese Ley de Igualdad, llámese Ley de igualdad y de trato no discriminatorio. (...)
La pedagogía de masas diseñada por el marxista italiano tenía por finalidad el establecimiento de una reforma intelectual y moral, por medio de una escuela de monopolio estatal, del periodismo y de los medios de comunicación de masas. Nos hallamos, pues, a las puertas de la creación del subjetivismo humano¸ es decir, que cada sujeto no es lo que es sino lo que quiere ser. Que es tanto como decir que la verdad ha dejado de ser, para empezar a hacerse según la voluntad personal, obviando su realidad natural. Es una nueva perspectiva del ser humano en la cual no caben distinciones ni deben existir naturales diferencias, estableciendo que ya no existen dos sexos, sino muchas orientaciones sexuales. Con ello hemos introducido una característica fundamental de la ideología de género, el lenguaje; las palabras comunes cambian su contenido subrepticiamente. La palabra matrimonio deviene polivalente, el padre o madre muta en progenitor, el término pareja es indefinido, con lo cual se homogeneíza todo tipo de pareja. Con el concepto género se ha hecho lo mismo. Arrinconada la naturaleza, todos los sujetos pueden construir libremente su sexo, su género es sinónimo de auto construcción de su propia sexualidad, es decir, de su opción sexual. Y como se está viviendo en democracia, todo cuanto se oponga o entre en contradicción con la opción no es sino una opinión favorecedora de las diferencias de clases. Y las diferencias, para el feminismo de género son signo de desigualdad y ésta de opresión. “No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidad a sus hijos….Lasmujeres no deben tener esa opción, porque si existe, demasiadas mujeres decidirán por ella”. “La destrucción de la familia biológica que Freud jamás visualizó, permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente. La igualdad feminista radical significa que ni mujeres ni hombres tengan que dar a luz …” Alison Jagger, norteamericana feminista, dixit. Un ataque furibundo contra la familia por parte del feminismo radical que la considera una carga para la mujer y una fuente de desigualdades, obstaculizadora de sus proyectos personales. Una posición fantasiosa que olvida el art. 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, suficientemente defensor de la familia y del matrimonio, una institución a la cual, expresa, tienen derecho los hombres y mujeres en edad núbil, configurando a la familia como el elemento natural y fundamental de la sociedad. Como también relega que, en el derecho internacional, la única definición vinculante de “ género” está comprendida en el Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional, el cual establece que el término “género” se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad .
Una norma que se entromete en todo el devenir cotidiano de la ciudadanía, desde el hogar hasta la escuela, desde el juego hasta la publicidad, desde el lenguaje hasta la cultura, desde el deporte hasta la empresa, desde el arte hasta el consejo de administración, desde el ocio hasta el periódico, fijando e imponiendo conceptos y roles de vida auspiciados exclusivamente bajo la perspectiva de género
Mientras una mujer aspirante a bombero/a reclama un trato diferenciado con el hombre-bombero, pues, según dice, “ no somos iguales”, florecen obsesiones que se convierten en fijaciones y fijaciones que devienen paranoias. Y en el mundo socialista español encontramos ejemplos varios de todo ello. Posiblemente el tema de la igualdad entre sexos y la implantación por inmersión de la ideología de género sean el culmen de todas las obsesiones, fijaciones y paranoias socialistas. La misma creación, en su día, de un Ministerio para la Igualdad ya fue todo un síntoma de que la razonada igualdad iba a alcanzar una dimensión generalizada en todo el ordenamiento jurídico. Ya no se trataba de una filosofía más o menos progresista, sino de un deseo imperioso e irrefrenable de convertir a la sociedad entera en un escenario en el cual los roles del hombre y de la mujer quedasen tan desdibujadas en pro de la igualdad ansiada, que incluso dejasen de existir como tales pasando a convertirse en progenitor A y progenitor B. O sea, establecer un nuevo orden, una nueva ideología según la cual cada uno es lo que desea ser, no lo que físicamente es. La Ley contra la violencia doméstica, se presentó como la punta de lanza que acabaría con la violencia machista, resultando ser un auténtico fiasco, amén de creador de una absurda inseguridad jurídica. Luego vino la asignatura “Educación para ciudadanía”, con el rechazo de miles de padres por la intromisión del Estado en la educación de sus hijos, y ante la cual el T.S. se lavó las manos siguiendo el estilo del T. Constitucional y el Estatuto catalán. Y ahora, nos hallamos, en estas islas, con un proyecto de ley para la igualdad entre mujeres y hombres, entre dones i homes.
De principio cabría poner en tela de juicio el que muchas mujeres se puedan sentir ya no reflejadas en el texto normativo, sino incluso merecedoras del trato que el articulado les proporciona. Es tal el cúmulo de ayudas que precisa la dona para alcanzar la igualdad con el homo que, en algunos momentos, se llega a dudar de su capacidad intelectual o artística, de su erudición, de su formación o de su voluntad y decisión. El socialismo ha inventado la discriminación positiva y la aplica, en este caso, con toda la intensidad que el papel resiste. Y esa resistencia llega hasta el extremo de poder leer el establecimiento de un fomento de la participación equilibrada en todos los órdenes y sectores de la sociedad. A partir de tal aseveración no cabe sino acudir a la matemática, fijando porcentajes del 60% y el 40% para considerar cumplido el objetivo de equilibrio. En otras palabras, la dona podrá hacer valer no su capacidad, no su preparación, no su talento, no su inteligencia ante el homo u otradona¸ sino la cobertura del porcentaje que por cuota le corresponda en virtud de ley. Y llegados a este punto, conjugando esa ideología de género tan apreciada por el socialismo, cabe preguntarse qué se hace con aquellos hombres que se sienten dones o con aquellas dones que se sienten homos y en qué porcentaje les incluimos.(...)
Tal como se expresó Lenin, cuando colisionan realidad y voluntad, “peor para la realidad”. Y, aunque no estaba pensando en la ideología de género, sin duda alguna es perfectamente aplicable a ella. La voluntad que impregna tal ideología y a sus defensores,desde el mismo Gramsci, pretende imponerse a la realidad, llamase ésta hombre, mujer, familia, religión, matrimonio, educación, procreación o sexualidad. Los términos deben deconstruirse para ser sustituidos por otros contemplados desde la perspectiva de género que, en puridad, viene a implantarse por encima de la pretendida igualdad entre hombre-masculino y mujer-femenino, dejando de lado la naturaleza. Y es que para una feminista radical como Shulamith Firestone “Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza…De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella”. Fue Aldous Huxley(1932) quien en su “Mundo feliz ” predijo que el aspecto característico de la modernidad sería la falsedad. Es en esa falsedad en la cual nada es importante, todovale y todo es negociable. Pues bien, la ideología de género es la expresión de talmodernidad plasmada en la norma jurídica, llámese Educación para la Ciudadanía, llámese Ley de Igualdad, llámese Ley de igualdad y de trato no discriminatorio. (...)
La pedagogía de masas diseñada por el marxista italiano tenía por finalidad el establecimiento de una reforma intelectual y moral, por medio de una escuela de monopolio estatal, del periodismo y de los medios de comunicación de masas. Nos hallamos, pues, a las puertas de la creación del subjetivismo humano¸ es decir, que cada sujeto no es lo que es sino lo que quiere ser. Que es tanto como decir que la verdad ha dejado de ser, para empezar a hacerse según la voluntad personal, obviando su realidad natural. Es una nueva perspectiva del ser humano en la cual no caben distinciones ni deben existir naturales diferencias, estableciendo que ya no existen dos sexos, sino muchas orientaciones sexuales. Con ello hemos introducido una característica fundamental de la ideología de género, el lenguaje; las palabras comunes cambian su contenido subrepticiamente. La palabra matrimonio deviene polivalente, el padre o madre muta en progenitor, el término pareja es indefinido, con lo cual se homogeneíza todo tipo de pareja. Con el concepto género se ha hecho lo mismo. Arrinconada la naturaleza, todos los sujetos pueden construir libremente su sexo, su género es sinónimo de auto construcción de su propia sexualidad, es decir, de su opción sexual. Y como se está viviendo en democracia, todo cuanto se oponga o entre en contradicción con la opción no es sino una opinión favorecedora de las diferencias de clases. Y las diferencias, para el feminismo de género son signo de desigualdad y ésta de opresión. “No debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidad a sus hijos….Lasmujeres no deben tener esa opción, porque si existe, demasiadas mujeres decidirán por ella”. “La destrucción de la familia biológica que Freud jamás visualizó, permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente. La igualdad feminista radical significa que ni mujeres ni hombres tengan que dar a luz …” Alison Jagger, norteamericana feminista, dixit. Un ataque furibundo contra la familia por parte del feminismo radical que la considera una carga para la mujer y una fuente de desigualdades, obstaculizadora de sus proyectos personales. Una posición fantasiosa que olvida el art. 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, suficientemente defensor de la familia y del matrimonio, una institución a la cual, expresa, tienen derecho los hombres y mujeres en edad núbil, configurando a la familia como el elemento natural y fundamental de la sociedad. Como también relega que, en el derecho internacional, la única definición vinculante de “ género” está comprendida en el Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional, el cual establece que el término “género” se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad .