miércoles, 20 de abril de 2011
Me gustan los hombres
En general. Se entiende que en particular, sólo me gusta mi marido. Hoy voy a ser muy políticamente incorrecta. Vivimos en una sociedad que extrañamente desprecia todo lo que se considere masculino y encumbra injustificadamente las llamadas virtudes femeninas. Sin embargo, no todo es blanco o negro y hombres y mujeres tenemos cualidades comunes y algunas más desarrolladas; a parte de que cada persona es un mundo. A mí, como mujer, me atraen los hombres y encuentro atractivas precisamente esas aptitudes que ahora se menosprecian y vituperan a la mínima en todos los medios de comunicación. Creo que yo soy normal y la anormalidad se ha instaurado en nuestra sociedad.
Me gusta que los hombres, en general, sean independientes y les guste aislarse de vez en cuando. Me gusta que se centren en un sólo objetivo y pongan en él todo su interés. Me gusta que tengan carácter y no sea nada fácil hacerles cambiar de opinión sobre algo. Me gusta que sean protectores con las mujeres, incluso con las que no conocen. Me gusta que cuiden a los suyos, aunque eso suponga cierto control. Me gusta la camaradería que tienen con sus amigos a toda prueba. Me gusta que tengan un límite a partir del cual ya no ceden. Me gusta que se empeñen en solucionar problemas incluso cuando nadie se lo ha pedido. Me gusta su manera de disfrutar de la vida sin complicaciones. Me gusta ver cómo aparcan en sitios pequeños. En fin, soy culpable: me gusta la masculinidad.
Me gusta que los hombres, en general, sean independientes y les guste aislarse de vez en cuando. Me gusta que se centren en un sólo objetivo y pongan en él todo su interés. Me gusta que tengan carácter y no sea nada fácil hacerles cambiar de opinión sobre algo. Me gusta que sean protectores con las mujeres, incluso con las que no conocen. Me gusta que cuiden a los suyos, aunque eso suponga cierto control. Me gusta la camaradería que tienen con sus amigos a toda prueba. Me gusta que tengan un límite a partir del cual ya no ceden. Me gusta que se empeñen en solucionar problemas incluso cuando nadie se lo ha pedido. Me gusta su manera de disfrutar de la vida sin complicaciones. Me gusta ver cómo aparcan en sitios pequeños. En fin, soy culpable: me gusta la masculinidad.