lunes, 7 de febrero de 2011

Operarse por gusto: prótesis mamarias

Por más que intento ponerme en situación, no me explico cómo alguien puede pasar por el quirófano por simple capricho. Además, la operación de aumento de pecho es muy dolorosa. Tienen que despegar el músculo del hueso y meter la prótesis de bajo. Es horrible sólo de pensarlo. La recuperación es bastante dura. Eso es algo que, naturalmente, no te cuentan en la consulta. Total, para tener una talla de pecho de más de cien, que es la que suelen poner en ese tipo de operaciones; lo cual probablemente acabe causándoles incomodidades y dolores de espalda. Otras mujeres, en cambio, se operan para reducir ese tamaño excesivo. Entre unas y otras, muchos médicos se están forrando.

Ya sé que hay casos delicados de mujeres que son absolutamente planas y eso les acompleja, pero no se puede justificar una gran cantidad por unas excepciones mínimas. Yo, desde luego, nunca pasaría por algo así voluntariamente. Luego están los implantes debidos al cáncer, que son lógicos y razonables. Pero me temo que la inmensa mayoría son casos de chicas que deberían haber pasado por un buen psicólogo. Una talla mayor de pecho no va a solucionar sus problemas de relación con los hombres, ni les va a ayudar en los estudios, ni mucho menos les va a conseguir la pareja ideal. Más bien al contrario, ese físico llamativo sólo puede atraer a personas superficiales que no las aprecien más que por sus prótesis mamarias. Qué triste.