jueves, 9 de septiembre de 2010

Neira y el alcoholismo

Clandestino dijo en blogs.nuevatelevision.es/anghara/neira-o-la-insoportable-hipocresia-de-la-casta-politica-y-mediatica/
7 septiembre, 2010 at 2:46 am

Nadie con esa tasa de alcohol, ni espirado ni en sangre, hace ‘eses’ cuando conduce por ninguna carretera. Mucho menos un hombre de la corpulencia del Sr. Neira. Con 0,87 mg, nadie puede notar ningún nivel de alcoholemia mientras conduce. Nadie da cabezadas en el furgón policial, ni en ningún lugar, por eso.
0,87 mg de alcohol en aire espirado, puede ser la mitad o el doble que en sangre. Parte del alcohol queda en la boca durante mucho rato y al soplar puede medir un número de veces muy superior al alcohol contenido en la sangre. De cualquier forma ese nivel no supone una borrachera ni por aproximación y mucho menos recién comido. Todo el mundo sabe que los alimentos absorben gran parte del alcohol durante el proceso digestivo, impidiendo que vayan a la sangre, pero no reduce los miligramos al soplar por el alto contenido en las diferentes cavidades bucales, si no se procede a un buen ‘fregado’ bucal. Contrariamente a lo que se dice, el grado de alcohol en aire espirado suele resultar mucho más alto que en sangre, por esta circunstancia, dependiendo del tiempo que transcurre desde su ingestión hasta la prueba.

Pero aparte de eso son necesarios muchos mg más, muchos más, para ‘encogorzar’ a una persona de noventa o cien kilos, para ir haciendo ‘eses’ al volante. Muchísimos más y ni una sola ese, demostrable. 0,25 mg se puede dar tras la ingestión de una cerveza. Triplicar esa tasa supone tomar tres cervezas, e incluso una sola si te ‘trincan’ con ella recién tomada. ¿Borrachera? ¿De qué?
Todo el mundo se obsesiona en publicitar lo del “triple” de nivel de alcoholemia, como si hubiera cometido un crimen mayor que asesinar a ciento noventa y dos españoles, o asesinar a cientos de miles de niños en el vientre materno. Cuando menos choca con qué facilidad se olvida el horror sobre vidas ajenas y lo enterramos bajo la basura orquestada, por los que financian a sus mercenarios mediáticos y al terrorismo, con nuestro dinero.
Se da la circunstancia de que el Sr. Neira molesta enormemente a la marabunta profesional de la política, y presenta un libro que produce ronchones, urticarias y molestias duras como piedras. Toma una copa de vino cenando y tras la cena, toma una copa de licor de café. Suficiente para alcanzar el 0,87 y mucho más según como y en qué circunstancia se practica la prueba. Debería ser obligatorio un lavado bucal antes de proceder a la misma. Todo el mundo sabe que bajo ese nivel de ingestión de alcohol, la conducción es perfecta, en la normalidad del tráfico, y que solo reduce la agilidad o reflejos del conductor en una situación de emergencia, y según afecte a cada individuo, por peso, alimentación o por mayor o peor autocontrol, pero jamás se le puede acusar de provocarla, solo por verse involucrado. Pero es más cómodo disponer de un culpable seguro, que ahorra pesquisas y largos y ‘duros’ papeleos.

‘Casualmente’ el Sr. Neira, poco después cenar, tomando un vino y una copa de licor, va haciendo ‘eses’ por la M-40 y ‘casualmente’ un policía se percata, lo detiene y avisa a la Guardia Civil de Tráfico, pero ‘casualmente’ primero llegan los paparachis. Al día siguiente todo el mundo observa atónito y escandalizado, en toda la prensa nacional, local y doméstica, el ‘pedo en colores’, que llevaba el Sr. Neira, mostrándolo dando cabezadas en el furgón policial. Nadie duda. La inmensa mayoría se traga la carnaza hasta la bola, incluidos los anzuelos que contenían.
No tengo ni un átomo de duda de que las eses del Sr. Neira, eran absolutamente ajenas a su ingesta de alcohol. Me atrevería a afirmar que incluso también lo eran de su medicamento. Claramente no estaba bajo efectos etílicos, sino de algo mucho más ‘alucinante’. El Sr. Neira debió ir a una clínica a que le tomaran muestras de sangre y que le dieran los resultados de ‘todos’ sus ‘contenidos’. Probablemente además de la copa de vino, del licor de café, de su cena y de su medicamento, hubiera algo que le pudiera sorprender mucho a él, y muy poco a algunos otros.
Es difícil destruir a los justos, cuando se está fuera de la ley… a no ser que lleves un estado privado, en tu bolsa.