jueves, 23 de septiembre de 2010

Greenpeace o green pasta

Acabo de ver un anuncio sobre el cambio climático, basado en el único fin de conseguir dinero a costa del miedo de la gente. Parece ser que hace cuarenta años no había desiertos, ni inundaciones, ni huracanes. Esas son las imágenes que ilustran hoy el tan temido calentamiento global. Sin embargo, yo recuerdo haber visto antes esa clase de cosas. Debo ser pitonisa. O, tal vez,  resulta que el clima mundial no era tan idílico antes como cuentan. De hecho, se sabe que existen zonas que ahora son desiertos y hace miles de años eran mares y viceversa. El clima está en continua evolución porque se podría decir que es "interactivo" utilizando lenguaje actual, pero el hombre tiene muy poco que decir en todo esto.

Es decir, que los cambios no suceden de la noche a la mañana, sino que hay lugares del planeta que se están calentando, mientras otros se están enfriando desde hace siglos. Por tanto, la contaminación industrial no es más que un factor añadido que no suma demasiado al resultado. La influencia humana es muy relativa. Lo único indudable hasta ahora ha resultado ser que los gases CFC destruían la capa de ozono de la atmósfera; lo cual resulta un peligro real y tangible, que afortunadamente se está atajando. En cuanto a que la contaminación provoque cambios globales inmediatos en el clima, se trata de algo muy discutido y discutible, que - eso sí - mueve millones de euros en el mundo, en manos de organizaciones como Greenpeace.