En este enlace se puede conocer lo que los libros de historia no han contado en detalle, ni ahora ni antes, sobre la persecución de la Iglesia en España durante la Segunda República. "Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla". Winston Churchill
Ésto es la crítica de un libro que habla de la verdadera historia de España para quien quiera conocer una versión más realista y positiva:
"La preocupación por el legado español a Europa y al mundo tiene una larga tradición. Debates no han faltado, desde los que se suscitaron en la segunda mitad del siglo XVIII respecto a la significación cultural de la España del Siglo de Oro (Montesquieu versus Cadalso; Masson versus Forner; Tiraboschi o Bettinelli versus jesuitas expulsos) a la polémica sobre la ciencia española entre Menéndez Pelayo y los representantes de la Institución Libre de la Enseñanza. Dentro de ámbitos culturales específicos, el arabista Juan Vernet escribió un magnífico libro sobre «lo que Europa debe al Islam de España» y el Colegio de Eméritos dedicó varios volúmenes al análisis del legado cultural de España al siglo XXI en diversos escenarios, desde la historiografía a la medicina.
El académico Luis Suárez Fernández, con una inmensa obra a sus espaldas, en la que ha recorrido la Historia de España, desde los Trastamara a Franco, desde los grandes problemas socioeconómicos a los socioculturales (con especial énfasis en el problema judío) viene interesándose desde hace unos años por el asunto de la identidad europea configurada a lo largo de dieciocho siglos y vertebrada en torno a cinco naciones: Inglaterra, Francia, Alemania, España e Italia. A estos problemas les dedicó un magno volumen: La Europa de las cinco naciones (2008). Ahora, en la misma editorial en la que editó este libro, Suárez publica un ensayo en el que analiza el legado de España, ya no sólo a Europa sino al mundo.
Herencia griega. Trasciende, pues, la escala europea en beneficio de la escala universal y, arrancando del tercer Concilio de Toledo (589), llega hasta la última lección española: la de la transición de la dictadura a la democracia como modelo a aplicar en otros países. En el citado Concilio no sólo se hizo valer la opción a favor del catolicismo, abandonado el arrianismo gótico, sino que se aceptó que el derecho romano debía ser la raíz fundamental para el establecimiento de la jurisprudencia. El isidorianismo sería el germen de las escuelas que desembocan en las universidades europeas. Europa le debe a España la Reconquista, que no sólo es una defensa militar, sino que significó la recuperación de la cultura latina. Paralelamente, se rescató la ciencia helenística a través del árabe y con la ayuda de los judíos. Así Europa pudo recobrar a Aristóteles y, a través de él, la vieja herencia griega. España cultiva el vasallaje pero sin incidir en el feudalismo, salvo en las tierras pirenaicas. El vasallaje es un contrato entre hombres libres que se ratifica mediante juramento.
Dará paso a la Monarquía hispánica que, partiendo del primitivo constitucionalismo, arribará a las Cortes diferenciando legitimidad y tiranía. Se definió, asimismo, ya en la época medieval, el concepto de persona humana como sujeto de derechos que, a la postre, vía escuela de Salamanca, se proyectará hacia América como fundamento del régimen colonizador de España. La génesis del humanismo le debe mucho a España, que, a través de Raimundo Lulio, sentaría las bases de lo que sería la futura reforma religiosa española anterior a la de Lutero, con la libertad racional como fundamento. España dará el paso decisivo para la solución del cisma de Occidente y después su aportación será fundamental en la batalla contra el protestantismo, a través del brillo extraordinario de su Siglo de Oro.
Retorno de la monarquía. La derrota, después de 1648, supondrá una pérdida dramática de la capacidad de influir en Europa. Fracasa el intento de fabricación de una Ilustración a la española, en buena parte por la Revolución Francesa. Fue en España donde nació la palabra liberal. La Guerra de la Independencia hundiría a España en un abismo de guerras civiles del que sólo se saldría después de 1898. El papel de España en las dos guerras mundiales fue trascendente. Según Suárez: evitó que ninguno de los totalitarismos llegara a imponerse, facilitó el intercambio de prisioneros entre los beligerantes y devolvió a los judíos una legitimidad que permitió salvar numerosas vidas. Su colaboración con los americanos prestó un importante servicio a Europa. El retorno de la Monarquía y la propia transición son testimonios de que es posible salir de un régimen autoritario sin violencia. Para el autor, el legado principal de España ha sido el del nacionalcatolicismo, hilo conductor, que ha vinculado sus períodos de hegemonía a la coherencia con estos principios y su decadencia a la desvirtuación de los mismos. Un libro que parece situarse entre Menéndez Pelayo y Donoso Cortés.