jueves, 28 de mayo de 2009
Sobre coherencia
Realmente ya no sé lo que esperaba la gente de mí. Este blog se llama sigo a contra corriente. Desde que empecé a escribir he estado defendiendo las mismas ideas, con el beneplácito general, incluso de gente de ideología opuesta. Teníamos muy buen ambiente aquí. Pero llegó el momento de pasar a la práctica y supongo que, si soy católica, lo normal es que defienda al Papa. Algunos debían esperar que hiciera la vista gorda, lo que demuestra que no me conocen.
En el fondo me hace gracia porque debéis pensar que soy una especie de ogro que voy por la vida comiéndome a la gente que no piensa como yo. Que lo piensen los nuevos, es lógico, pero no los que llevan años visitando este blog. Soy una persona de lo más pacífica e inofensiva, pero sólo tengo un defecto: que no le doy la razón a quien creo que no la tiene. En estos tiempos es todo un problema. Me pregunto si os hubiera gustado que hiciera mil excepciones a cada regla, o si entonces pensaríais: caramba con Susana, ¿qué fue de su integridad?
Estoy convencida de que no soy la única, que en España y en el mundo hay millones de personas que comparten mi filosofía de vida, pero no escriben en internet. Están ocupados con sus familias o sus trabajos, o no quieren significarse. Sin embargo, no entiendo que aquellos que me han dado la razón tantas veces en teoría se den por ofendidos cuando simplemente paso a la práctica, siguiendo un principio elemental de coherencia. Si he hablado de fidelidad, no puedo decir que me parece bien las relaciones con parejas casadas, aunque eso suponga criticar a alguien que se suponía mi amiga. Si he hablado de promiscuidad, no puedo aplaudir a aquellas que van buscando cariño en las camas equivocadas. Si he defendido la tradición cristiana, no puedo admitir que algunos que van a la Iglesia sean incapaces de dar la cara por los religiosos, o contra el aborto.
Si pierdo amigos por eso, no creáis que no lo siento. No es nada personal. Es una simple consecuencia de vivir realmente lo que opino en todos los aspectos. Yo también tengo problemas, pero no quiero hacerme la víctima. He dejado mi vida personal de lado en el blog, para dedicarme a defender mis principios. Llevo tres años escribiendo lo que pienso y soy incapaz de hacer otra cosa, de hacerle la pelota a nadie o decir cosas neutras para quedar bien. Por eso ya no comento. Sólo espero que los que entran aquí lo hagan porque les gusta este blog, no para criticarme. Si no, no le veo sentido. No creáis que no me he dado cuenta de que algunos ya no contestan mis correos.
Música: enanitos verdes - lamento boliviano
En el fondo me hace gracia porque debéis pensar que soy una especie de ogro que voy por la vida comiéndome a la gente que no piensa como yo. Que lo piensen los nuevos, es lógico, pero no los que llevan años visitando este blog. Soy una persona de lo más pacífica e inofensiva, pero sólo tengo un defecto: que no le doy la razón a quien creo que no la tiene. En estos tiempos es todo un problema. Me pregunto si os hubiera gustado que hiciera mil excepciones a cada regla, o si entonces pensaríais: caramba con Susana, ¿qué fue de su integridad?
Estoy convencida de que no soy la única, que en España y en el mundo hay millones de personas que comparten mi filosofía de vida, pero no escriben en internet. Están ocupados con sus familias o sus trabajos, o no quieren significarse. Sin embargo, no entiendo que aquellos que me han dado la razón tantas veces en teoría se den por ofendidos cuando simplemente paso a la práctica, siguiendo un principio elemental de coherencia. Si he hablado de fidelidad, no puedo decir que me parece bien las relaciones con parejas casadas, aunque eso suponga criticar a alguien que se suponía mi amiga. Si he hablado de promiscuidad, no puedo aplaudir a aquellas que van buscando cariño en las camas equivocadas. Si he defendido la tradición cristiana, no puedo admitir que algunos que van a la Iglesia sean incapaces de dar la cara por los religiosos, o contra el aborto.
Si pierdo amigos por eso, no creáis que no lo siento. No es nada personal. Es una simple consecuencia de vivir realmente lo que opino en todos los aspectos. Yo también tengo problemas, pero no quiero hacerme la víctima. He dejado mi vida personal de lado en el blog, para dedicarme a defender mis principios. Llevo tres años escribiendo lo que pienso y soy incapaz de hacer otra cosa, de hacerle la pelota a nadie o decir cosas neutras para quedar bien. Por eso ya no comento. Sólo espero que los que entran aquí lo hagan porque les gusta este blog, no para criticarme. Si no, no le veo sentido. No creáis que no me he dado cuenta de que algunos ya no contestan mis correos.
Música: enanitos verdes - lamento boliviano