lunes, 25 de mayo de 2009
Sentimiento de culpa
En mi post sobre arrepentimiento sólo llegué a esbozar lo que he podido leer en este otro artículo de Juan Manuel de Prada:
"...Tal anhelo no es otro que la abolición de la conciencia moral, aunque se disfrace de propósitos salutíferos. ¿Y qué es la conciencia moral? Pues es la capacidad del hombre para razonar sobre la ética, para discernir lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo e injusto; y, por extensión, la capacidad para pensar y obrar según tales patrones de juicio, de tal modo que el hallazgo de verdades morales objetivamente válidas guíe nuestra conducta, de tal modo que cuando nos apartamos de tales verdades nuestra naturaleza se rebele, sintiéndose culpable. Este ‘sentimiento de culpa’ es lo que permite combatir el mal en sus fundamentos, independientemente del perjuicio que nos ocasione (a nosotros mismos o a un tercero), pues califica éticamente nuestra conducta; cuando ese sentimiento de culpa o conciencia del mal cometido desaparece –como ocurre en nuestra época–, el mal sólo puede combatirse en sus consecuencias; esto es, en la medición del perjuicio que causa a terceros...
Nuestra época pretende que el sentimiento de culpa asociado a la conciencia del mal cometido no es algo intrínseco a la naturaleza humana, a su capacidad para razonar sobre la ética, sino un instrumento fiscalizador de las religiones que conviene erradicar, para que el hombre adquiera mayores cúspides de libertad. Pero libre sólo es quien es capaz de calificar en conciencia su conducta; la libertad de quien carece de conciencia es expresión de una esclavitud o debilidad absoluta, que es la de quien ha renunciado a enjuiciar su conducta. Ocurre, sin embargo, que el hombre es racional por naturaleza; y todo intento de amputar su conciencia moral es como exhortarlo a caminar a cuatro patas. El hombre animalizado puede llegar, en último extremo, a caminar a cuatro patas, pero seguirá teniendo nostalgia de aquella edad dichosa en que lo hacía sobre los pies; y el hombre al que se le ha invitado a dimitir de su conciencia moral sigue teniendo una memoria aflictiva de aquellos actos que realizó o pensamientos que concibió contrariándola. Y para que esta agresión a su verdadera naturaleza no lo atormente anhela una droga que anestesie selectivamente su memoria. ¡Pobres hombres desnaturalizados!"
El sentimiento de culpa también está pasado de moda. Es fácil criticar públicamente a quien sólo intenta ayudarte con la mejor voluntad, pero al parecer no es tan sencillo aceptar que el tiempo me ha dado la razón; y me hubiera gustado que al menos lo sintieran. Pero ya sé que es mucho pedir. Por algo se dice aquello de "matad al mensajero".
Música: el lado oscuro. Jarabe de palo
"...Tal anhelo no es otro que la abolición de la conciencia moral, aunque se disfrace de propósitos salutíferos. ¿Y qué es la conciencia moral? Pues es la capacidad del hombre para razonar sobre la ética, para discernir lo que es bueno y lo que es malo, lo que es justo e injusto; y, por extensión, la capacidad para pensar y obrar según tales patrones de juicio, de tal modo que el hallazgo de verdades morales objetivamente válidas guíe nuestra conducta, de tal modo que cuando nos apartamos de tales verdades nuestra naturaleza se rebele, sintiéndose culpable. Este ‘sentimiento de culpa’ es lo que permite combatir el mal en sus fundamentos, independientemente del perjuicio que nos ocasione (a nosotros mismos o a un tercero), pues califica éticamente nuestra conducta; cuando ese sentimiento de culpa o conciencia del mal cometido desaparece –como ocurre en nuestra época–, el mal sólo puede combatirse en sus consecuencias; esto es, en la medición del perjuicio que causa a terceros...
Nuestra época pretende que el sentimiento de culpa asociado a la conciencia del mal cometido no es algo intrínseco a la naturaleza humana, a su capacidad para razonar sobre la ética, sino un instrumento fiscalizador de las religiones que conviene erradicar, para que el hombre adquiera mayores cúspides de libertad. Pero libre sólo es quien es capaz de calificar en conciencia su conducta; la libertad de quien carece de conciencia es expresión de una esclavitud o debilidad absoluta, que es la de quien ha renunciado a enjuiciar su conducta. Ocurre, sin embargo, que el hombre es racional por naturaleza; y todo intento de amputar su conciencia moral es como exhortarlo a caminar a cuatro patas. El hombre animalizado puede llegar, en último extremo, a caminar a cuatro patas, pero seguirá teniendo nostalgia de aquella edad dichosa en que lo hacía sobre los pies; y el hombre al que se le ha invitado a dimitir de su conciencia moral sigue teniendo una memoria aflictiva de aquellos actos que realizó o pensamientos que concibió contrariándola. Y para que esta agresión a su verdadera naturaleza no lo atormente anhela una droga que anestesie selectivamente su memoria. ¡Pobres hombres desnaturalizados!"
El sentimiento de culpa también está pasado de moda. Es fácil criticar públicamente a quien sólo intenta ayudarte con la mejor voluntad, pero al parecer no es tan sencillo aceptar que el tiempo me ha dado la razón; y me hubiera gustado que al menos lo sintieran. Pero ya sé que es mucho pedir. Por algo se dice aquello de "matad al mensajero".
Música: el lado oscuro. Jarabe de palo