Menos es más

Mi marido y yo a veces bromeamos con que teníamos que abrir un blog de sexo, o mejor un foro. Creo que ese nombre estaría bien. Con el sexo pasa lo mismo que con el baile. Basta con seguir el ritmo a tu manera, pero hay quien piensa que bailar es hacer acrobacias y coreografías. Existe un cierto consumismo sexual. El otro día en una revista digital abrieron una consulta sobre este tema y era impresionante la cantidad de gente que no sabe hacerlo. Conocen bien la teoría, pero no lo disfrutan. Tal vez porque hay que empezar por conocerse a uno mismo, saber lo que te gusta y cómo te gusta. Muchos adolescentes, de esos que tanto presumen, se han presentado a la reválida sin haber aprobado el primer curso. El problema es que no notan la diferencia.

Hay gente que se cree que hacer el amor es algo mecánico, que sólo hay que seguir las instrucciones. Lo que está claro es que la noche, el alcohol y las prisas no son los mejores ingredientes. Una relación sexual satisfactoria necesita tiempo y tranquilidad. La clave es pensar en el otro. Cuando te importa más su placer que el tuyo, todo va rodado. Es necesaria la ternura y la comprensión, sobretodo cuando se está empezando. Pero no hay que olvidar la pasión. El sexo es una actividad animal y es imprescindible dejarse llevar. Si uno está más preocupado por lo que vaya a pensar su pareja que por vivir el momento, también es difícil que ambos disfruten. Demasiado autocontrol es tan negativo, como hacer cosas que no te agradan, porque no piensen que eres un soso.

En este caso, creo que el exceso de información, especialmente de lo que sale en las películas, crea unas espectativas muy difíciles de alcanzar. Ahora tenemos todas las facilidades y además aparatitos de silicona completamente innecesarios, pero cada vez hay más insatisfechos. Sería mejor olvidarlo todo (menos la prudencia) y aprender desde cero, como han hecho tantas generaciones antes que nosotros y no se les ha dado tan mal. La palabra orgía viene del griego antiguo. Pero, sobretodo, la clave de hacer bien el amor está sin duda en amar. Otro tipo de relaciones no dejan de ser unos sucedáneos que imitan bien al original, pero olvidan lo más importante y, por esa razón, nunca satisfacen completamente.