miércoles, 1 de abril de 2009

Dos y dos son cuatro

La vida es como las matemáticas. No hay hilos sueltos. Cada tema tiene unas causas y unas consecuencias si sabes ver más allá de lo aparente.
"Soy una mujer de mediana edad con hijos adolescentes y disfruto escribiendo mis pensamientos; también leyendo los de los demás. Quiero ver más allá de las cosas y las personas, quiero comprender el sentido de todo. Tal vez pido demasiado, pero no dejaré de intentarlo".

Cuando escribí mi presentación, hace casi tres años, tenía la cabeza llena de ideas y de datos, pero no sabía cómo organizarlos, ni que conclusiones sacar. Este blog me ha servido para desechar lo superfluo y quedarme con lo esencial, bucear en mis recuerdos en busca de las claves para entender lo que sucede; y creo haber encontrado una serie de explicaciones que a mí me sirven. Quién me iba a decir a mí que, por entonces, no iba a misa y además ni siquiera estoy confirmada, como otros que tanto critican a la iglesia. No me imaginaba entonces que acabaría buscando las respuestas a través de la fe.

A mí me han sacado del armario a la fuerza. Hace años vivía tranquila pensando que un partido político representaba mis ideales y mis valores. No hace falta que os explique que las cosas han cambiado mucho desde entonces, y una serie de contradicciones muy evidentes me han hecho dudar de sus verdaderas intenciones. Por eso empecé a escribir sobre política, cosa que no había hecho antes. Pero lo que realmente me ha lanzado al ruedo (con perdón, por la metáfora taurina) ha sido la defensa de la vida. De repente me encontré teniendo que ser la voz de los amenazados de muerte, desde los fetos a los ancianos, pasando por todas las víctimas.

Ni represento a la Iglesia, ni a nadie más que a mí misma. Mi conciencia me dicta las palabras. No puedo estar callada viendo la deriva de la sociedad y, especialmente, el rumbo que han tomado nuestros adolescentes, que conduce al fracaso. Pero sobretodo, no puedo admitir que nadie se sienta con derecho para decidir sobre la muerte de otro ser humano. La vida es lo más valioso que tenemos. Si por decir esto tengo que cargar con el rechazo de buena parte de la sociedad, estoy dispuesta a hacerlo. Las dificultades son las que nos ponen realmente a prueba.

Sacrificio viene de Sacrum faccere, es decir, hacer algo sagrado. Limitarse a disfrutar de la vida, sin importarte la situación del resto del mundo, es una vida a medias. Vivir es amar, y amar es sufrir cuando los demás sufren. Vivir es arriesgarse en una relación, formar una familia, implicarse en los problemas de la sociedad. Esta es la principal conclusión que sacado de todas mis reflexiones, y es el mismo mensaje que nos ofrecen los Evangelios, cuando se leen sin prejuicios.