martes, 17 de marzo de 2009
Más chicos de treinta
Escribí un post hace tiempo con ese título y tuvo mucha repercusión porque salió en un buscador. Creo que no entendieron a qué me refería pero sigo pensando lo mismo. A ver si esta vez consigo explicarme mejor. Conozco a una chica de ventiocho años que llevaba ya cinco con su novio. Cuando ya pensábamos que íbamos de boda, resulta que lo han dejado. Ella tiene un buen trabajo y él no ha terminado sus estudios. Llevan vidas diferentes.
Pero, caramba, me casé con ventidos años. Yo trabajaba como secretaria y mi marido llevaba muy poco tiempo en la empresa. Nos fuimos a vivir a un estudio con la cocina en el salón. Teníamos la cama, un sofá y una mesa con cuatro sillas. Alquilados, naturalmente. Después estuvimos cinco años más en un piso alquilado, mientras íbamos comprando muebles, nada especial, cómodos y baratos. Son los mismos que seguimos teniendo.
Hubo gente que nos decía que esperáramos a tener un piso propio, dinero para los muebles o un mejor sueldo. Si lo hubiéramos hecho tal vez no estaríamos juntos. Nos habríamos aburrido de vivir tanto tiempo de novios, como le ha ocurrido a esta chica. Se vive muy cómodo en casa de los padres, que te laven la ropa, te den de comer, y no tener que preocuparte de nada. Tu dinero para tí, para gastar en ropa y diversión. Es difícil cambiar eso por responsabilidad y sacrificio.
Pero compensa, por supuesto. Volvería a hacer lo mismo, aunque no tuviéramos dinero ni para tomar el aperitivo. Cada vez hay menos matrimonios (o parejas viviendo juntas). Las pocas que hay no duran. Me preocupa esta generación. Cuando quieren tener hijos, ya son mayores y les cuesta mucho más, así que sólo tienen uno o dos. Cuando vienen por error, los abortan. El relevo generacional en España estaría perdido si no fuera por los inmigrantes.
Pero no se trata sólo de economía. Se trata de ser adultos, abandonar el nido, lanzarse a lo desconocido. Se trata simplemente de estar vivo, lo que significa evolucionar, tener responsabilidades, que otras personas dependan de tí, arriesgar, tener mucho que perder o que ganar. Y ya sé que me vais a decir que no es fácil, encontrar a la persona adecuada y conseguir un equilibrio emocional y social. Ya lo sé, precísamente ahí está la gracia del asunto. Si fuera fácil no tendría ningún mérito.
Pero, caramba, me casé con ventidos años. Yo trabajaba como secretaria y mi marido llevaba muy poco tiempo en la empresa. Nos fuimos a vivir a un estudio con la cocina en el salón. Teníamos la cama, un sofá y una mesa con cuatro sillas. Alquilados, naturalmente. Después estuvimos cinco años más en un piso alquilado, mientras íbamos comprando muebles, nada especial, cómodos y baratos. Son los mismos que seguimos teniendo.
Hubo gente que nos decía que esperáramos a tener un piso propio, dinero para los muebles o un mejor sueldo. Si lo hubiéramos hecho tal vez no estaríamos juntos. Nos habríamos aburrido de vivir tanto tiempo de novios, como le ha ocurrido a esta chica. Se vive muy cómodo en casa de los padres, que te laven la ropa, te den de comer, y no tener que preocuparte de nada. Tu dinero para tí, para gastar en ropa y diversión. Es difícil cambiar eso por responsabilidad y sacrificio.
Pero compensa, por supuesto. Volvería a hacer lo mismo, aunque no tuviéramos dinero ni para tomar el aperitivo. Cada vez hay menos matrimonios (o parejas viviendo juntas). Las pocas que hay no duran. Me preocupa esta generación. Cuando quieren tener hijos, ya son mayores y les cuesta mucho más, así que sólo tienen uno o dos. Cuando vienen por error, los abortan. El relevo generacional en España estaría perdido si no fuera por los inmigrantes.
Pero no se trata sólo de economía. Se trata de ser adultos, abandonar el nido, lanzarse a lo desconocido. Se trata simplemente de estar vivo, lo que significa evolucionar, tener responsabilidades, que otras personas dependan de tí, arriesgar, tener mucho que perder o que ganar. Y ya sé que me vais a decir que no es fácil, encontrar a la persona adecuada y conseguir un equilibrio emocional y social. Ya lo sé, precísamente ahí está la gracia del asunto. Si fuera fácil no tendría ningún mérito.
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10 comentarios:
Quizá no debería hablar porque dejé el nido a los 35... pero cada vez veo más claro que hay que inclucar a los hijos que hay que salir del nido a los 18 y no cuando lo tengas todo todo ya lista y pagado!
partiendo de la base de que tengo un complejo de peter pan alucinante, y si pudiera elegir viviria eternamente en mis veintitantos en casa padres, te diré que no es facil independizarte ya que los sueldos y contratos son malisimos en este pais (y no solo en crisis, antes tambien) las parejas no se dejan por comodidad si no por muchas causas, entre ellas tensiones que supone llevar una vida "anormal" como vivir en casa padres hasta los 30 y tantos
y los niños no se tienen mas porque las mujeres trabajadoras lo tienen practicamente imposible, no sé... todo es mucho mas complicado
Yo creo que ser un joven adulto y maduro hoy en día es casi imposible, los padres que andan por ahí sueltos no quieren dejar de ejercer como tales y dan todo hecho a sus ninos. No dejan que pasen las necesidades que ellos mismos pasaron y que tanto le enriqueció y les unió en algunos casos.
Hoy cuando se vas de casa, tienen que tenerlo todo puesto y desde el principio vivir como unos jubilados.
Un poquito más aventura y responsabilidad personal por favor!!!
pues a mi me parece más fácil seguir lo propuesto socialmente, que al fin y al cabo es casarte y tener hijos, que romper con los convencionalismos y llevar otra vida que te apetezca mucho más.
La familia es iimportantísima, yo adoro a la mía, pero creo que la vida también son otras cosas.
Y lo de las incomodidades y la lucha al principio de la vida independiente sea en pareja o no, se da siempre o casi siempre.
un saludo
Ahora todo se hace más tarde,la gente ya no se casa tan joven como hace unos años.Yo voy a cumplir 30 y ni mi vida ni mi sueldo ni mi situación me lo permite.Y en mi circulo mas cercano,tres cuartas de lo mismo.Un beso
Pikifiore. Es que ni mi sueldo ni me situación me lo permitían tampoco, y no os cuento en tiempos de mis padres. Eso sí que eran dificultades... Un beso.
Yo me casé bastante (pero bastante) mayor que tú pero estoy totalmente de acuerdo contigo en que la gente pierde el tiempo con eso de: cuando tenga el piso y los muebles y no sé cuantas cosas más. Cuando quieres estar con alguien, estás y punto, no necesitas esperar a tener una vida supercómoda. Si nosotros hubiéramos esperado a tener todo eso ahora no estaríamos juntos. Se puede vivir de alquiler, se puede vivir con muebles más baratos, se puede vivir con menos poder adquisitivo... aunque muchos no se lo crean :)
Besos
Personalmente creo que hay que tener un cierto dinerillo para poderte independizar actualmente, ya no sólo es querer… también tiene que poder.
Yo vivo sola desde los 24 años, pero es porque vivo en una casa de mi familia y mi padre me ayuda cuando estoy muy apurada… si no, me sería imposible.
Un besooo
Efectivamente, treintañeros como los que mencionas existen, pero como generalizar tanto suele incurrir a error, no puedo evitar decirte que existe un gran número de veinteañeros y treintañeros diferentes. Yo por ejemplo soy una persona que se ha colgao la maleta a la espalda y se ha movido allá donde ha habido trabajo. Cuando trabajaba en Valencia por ejemplo, la plantilla de la empresa no superaba los 40 años. Los que se acercaban a esa edad eran los encargados, el resto entre la treintena y la veintena. Nadie vivía con sus padres, bueno, excepto una chica que vivía con su madre porque está padecía una fuerte enfermedad mental que la impedía vivir sola e independiente. Y mira que huebiera sido comodo vivir en el nido sin tener que dedicar tiempo a las labores del hogar despues de pegarte las 8 horas de trabajo diarias mas las extras, pero no. Ni los que tenían a sus padres a caer de un burro renunciaban a la independencia de su casa, aunque fuera un pisito humilde compartido amuablado gracias al rastro y al sistema capitalista que hace que la gente tire muebles nuevos.
O el chico que conozco que con 23 años estaba viviendo ya solo en un pisito alquilado, pero ha tenido que volver a casa de sus padres para cuidarles por enfermedad y se carga a sus espaldas un gran peso. Y no son casos puntuales, podría seguir hasta la eternidad relatando casos de jovenes independientes que ya hace años volaron del nido, aunque no siempre haya sido acompañado de una pareja, sino en soledad, que casi tiene más mérito.
También se retrasa la independencia porque se alarga el período de formación.
Ahora las mujeres tenemos los hijos más tarde porque dedicamos mucho más a nuestra formación y nuestro trabajo.
Normalmente te vas de casa cuando ya has terminado los estudios...
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