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martes, 8 de febrero de 2011
Recuerdos
Paseando por el barrio de mis padres, siento siempre la misma sensación de revivir un sueño. Allí siguen los mismos edificios de más de cincuenta años y un par de tiendas de toda la vida: una pequeña papelería y un estanco. Me parece mentira pensar que he pasado allí veinte años. De todo ese tiempo, me quedan un puñado de recuerdos para contar apenas con los dedos de las manos. La apisonadora del tiempo no ha dejado más que unos hierbajos aplastados y sobre ellos se ha edificado una nueva ciudad. No me extraña ahora tanto que mi hijo haya decidido también empezar de cero, aunque en su caso sin necesidad de cambiar de barrio ni de casa. Qué poco queda ya de aquella niña, por fortuna. Ahora, caminando por esas calles, me doy cuenta de que no era demasiado feliz. En su momento, no era consciente de ello porque no tenía referencias con que comparar.
La memoria es una amiga muy infiel; por lo menos, la mía. De mi primera veintena apenas rescato a mis padres, mi perro y mis libros, que fueron mis más leales compañeros. Me quedan también unos cuantos objetos en casa: una sortija y un bolso que fueron de mis queridas tías abuelas; un mechón de pelo de mi perro, que aún conserva el color pelirrojo. Sin ellos, creo que a veces pensaría que nunca sucedió. Según escribo estas líneas recuerdo también los sombreros de mi abuelo y su bastón. Desde luego, el cerebro es un cajón extraño. Se queda con las cosas y las convierte en símbolos de las personas. Algún día también sucederá así con lo que estoy viviendo ahora. Al menos, espero que la nueva ciudad que edifique sobre ésta sea al menos igual de grande y hermosa, y que estemos allí casi todos y que no olvidemos demasiado de lo vivido.
La memoria es una amiga muy infiel; por lo menos, la mía. De mi primera veintena apenas rescato a mis padres, mi perro y mis libros, que fueron mis más leales compañeros. Me quedan también unos cuantos objetos en casa: una sortija y un bolso que fueron de mis queridas tías abuelas; un mechón de pelo de mi perro, que aún conserva el color pelirrojo. Sin ellos, creo que a veces pensaría que nunca sucedió. Según escribo estas líneas recuerdo también los sombreros de mi abuelo y su bastón. Desde luego, el cerebro es un cajón extraño. Se queda con las cosas y las convierte en símbolos de las personas. Algún día también sucederá así con lo que estoy viviendo ahora. Al menos, espero que la nueva ciudad que edifique sobre ésta sea al menos igual de grande y hermosa, y que estemos allí casi todos y que no olvidemos demasiado de lo vivido.
miércoles, 7 de abril de 2010
Miss Madrid
La otra noche en Antena tres encontré una entrevista con una chica que aseguraba haber sido acompañante de lujo de muchos famosos. Lo extraño era que ella, no sólo no se arrepentía de su labor, sino que afirmaba haberlo hecho por gusto y por su elección. No pasa na, pero en no pasando na, que sepas que serlo, eres. El calificativo no cambia porque disfrute de su actividad, sino más bien al contrario. Lo bueno era que su expresión, a punto de echarse a llorar, desmentía de forma efectiva sus propias palabras.
Todavía me acuerdo, y no me puedo creer cómo intentaba convencerse de que lo suyo era simple amistad, aderezada con "regalos" de cientos de miles de euros. Ése es el ejemplo que estaba dando a todas las jovencitas que pudieran estar escuchando en ese momento. Ahora resulta que no se trata de prostitución si eres capaz de disfrutar del sexo con un desconocido, por la simple razón de que es atractivo o lo hace bien. Como animales en un establo..., los sentimientos no tienen nada que ver.
Me preocupa que se estén generalizando esta clase de declaraciones y, no, no creo que sea simple casualidad. ¿Cuánto le han pagado a esa Miss Madrid para que acabe de echar a perder su reputación y su vida?. No sé si es consciente de que la belleza se acaba. Dentro de unos años, -pocos-, estará bañándose en billetes de quinientos euros, pero sola. Entonces, probablemente, sea ella la que tenga que pagar por la compañía y comprarse un acompañante.
Éste es el modelo de sociedad que muchos quieren. Abajo el amor. Vive el momento. Sobretodo, no te arrepientas de nada. Eso es lo que pretenden los creadores de Gran Hermano o I love Escassi. Convertir a todas las chicas en fulanas satisfechas. Luego, para colmo, llega la ministra y dice que no, que no se trataba de eso. Pues, ¿de qué se trata?. Cuando, en la relación de pareja, desaparecen las emociones y los afectos, las mujeres pasan a ser objetos de uso y disfrute, por más que ellas quieran pensar que conservan el control de la situación.
Todavía me acuerdo, y no me puedo creer cómo intentaba convencerse de que lo suyo era simple amistad, aderezada con "regalos" de cientos de miles de euros. Ése es el ejemplo que estaba dando a todas las jovencitas que pudieran estar escuchando en ese momento. Ahora resulta que no se trata de prostitución si eres capaz de disfrutar del sexo con un desconocido, por la simple razón de que es atractivo o lo hace bien. Como animales en un establo..., los sentimientos no tienen nada que ver.
Me preocupa que se estén generalizando esta clase de declaraciones y, no, no creo que sea simple casualidad. ¿Cuánto le han pagado a esa Miss Madrid para que acabe de echar a perder su reputación y su vida?. No sé si es consciente de que la belleza se acaba. Dentro de unos años, -pocos-, estará bañándose en billetes de quinientos euros, pero sola. Entonces, probablemente, sea ella la que tenga que pagar por la compañía y comprarse un acompañante.
Éste es el modelo de sociedad que muchos quieren. Abajo el amor. Vive el momento. Sobretodo, no te arrepientas de nada. Eso es lo que pretenden los creadores de Gran Hermano o I love Escassi. Convertir a todas las chicas en fulanas satisfechas. Luego, para colmo, llega la ministra y dice que no, que no se trataba de eso. Pues, ¿de qué se trata?. Cuando, en la relación de pareja, desaparecen las emociones y los afectos, las mujeres pasan a ser objetos de uso y disfrute, por más que ellas quieran pensar que conservan el control de la situación.
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