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jueves, 24 de marzo de 2011
Las convicciones son un lujo
para aquellos que se mantienen al margen. Es decir, que resulta más cómodo no tener ideas claras y no implicarte en ninguna causa. De ese modo, visto desde fuera, parecería que tener convicciones es algo accesorio e innecesario. Sin embargo, para mí, tener un ideario es todo, es la base sobre la que cimiento mi existencia; todo lo que digo y todo lo que hago. Tal vez sea un lujo, pero es necesario. De otro modo, la vida se convierten en un vaivén según las circunstancias o el viento que sopla más fuerte en cada momento. La moral es aquello que nos motiva en la vida. Nuestra motivación puede estar en Cristo, en Mahoma o tal vez en el poder y el dinero. Por eso, es muy importante elegir bien cuál va a ser nuestra cima, el objetivo a lograr, y seguirlo hasta el final. Hay que tener las motivaciones correctas y las convicciones claras.
Pero ante todo es importante tener una meta. No sirve ir con el grupo a donde éste te quiera llevar. Porque entonces, después ya no valen las reclamaciones. Al grupo no se le puede culpar de los errores personales de cada cual. No acepta responsabilidades. Hay que coger las riendas de la vida, intentando tener claro lo que quieres cuanto antes.Teniendo convicciones firmes, uno se puede equivocar muchas veces, pero serán tus propios errores. Las convicciones no son un lujo; son lo que define a una persona y la diferencia del resto. Aquellos que quieren privarnos de ellas, quieren que seamos manejables como una manada de borregos. Por eso, no podemos permitir que adoctrinen a nuestros hijos en el relativismo. Lo que otros consideran un lujo, para mí es la esencia de la persona.
Pero ante todo es importante tener una meta. No sirve ir con el grupo a donde éste te quiera llevar. Porque entonces, después ya no valen las reclamaciones. Al grupo no se le puede culpar de los errores personales de cada cual. No acepta responsabilidades. Hay que coger las riendas de la vida, intentando tener claro lo que quieres cuanto antes.Teniendo convicciones firmes, uno se puede equivocar muchas veces, pero serán tus propios errores. Las convicciones no son un lujo; son lo que define a una persona y la diferencia del resto. Aquellos que quieren privarnos de ellas, quieren que seamos manejables como una manada de borregos. Por eso, no podemos permitir que adoctrinen a nuestros hijos en el relativismo. Lo que otros consideran un lujo, para mí es la esencia de la persona.
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martes, 20 de abril de 2010
No valgo
No sirvo para ninguna actividad pública. Lo intenté con los idiomas y me daba vergüenza hablarlos; lo probé con una ong, pero no se me dan bien las relaciones públicas. Lo conseguí una temporada con los blogs, a pesar de ser anónimos, hasta que tuve que cerrar los comentarios. No entiendo por qué razón no funciona nada de lo que intento, como no sea quedarme en casa y escribir. Cada vez que busco algo más, me estrello con una pared invisible. No es lo que busco o no soy lo que buscan... Es la historia de mi vida. Sólo valgo para una cosa: mi familia y mi hogar. Todos los negocios se me resisten.
Dios sabe que no es que me sienta insatisfecha, pero en días como hoy me da un poco de rabia; cuando una vez más intento conseguir una meta nueva y veo que se me resiste; que no me salen las palabras más que por escrito. En persona, me quedo muda o me equivoco. Qué extraña condición la mía: no ser capaz de expresarme correctamente más que de forma impresa, y no poder llegar más que a un número limitado de personas. Qué absurdo descubrir siempre demasiado tarde lo que tenía que haber dicho. Bueno, sin duda hay cosas peores y ya es un poco tarde para quejarse. Tendría que estar acostumbrada.
Dios sabe que no es que me sienta insatisfecha, pero en días como hoy me da un poco de rabia; cuando una vez más intento conseguir una meta nueva y veo que se me resiste; que no me salen las palabras más que por escrito. En persona, me quedo muda o me equivoco. Qué extraña condición la mía: no ser capaz de expresarme correctamente más que de forma impresa, y no poder llegar más que a un número limitado de personas. Qué absurdo descubrir siempre demasiado tarde lo que tenía que haber dicho. Bueno, sin duda hay cosas peores y ya es un poco tarde para quejarse. Tendría que estar acostumbrada.
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