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viernes, 11 de febrero de 2011
Relevo generacional
Llega un momento en todas las familias en que, por mucho que nos resistamos a la idea, unos tienen que marcharse para que otros los sustituyan. En la mía, por desgracia está claro que algunos se encuentran ya en la estación, pero sin embargo no parece que la última generación tenga intenciones de propagarse. Mis sobrinos y sobrinas mayores, desde luego, no tienen en mente la idea de formar familias propias, salvo los dos más mayores, que ya pasan de los treinta años. Me pregunto cuántos sobrinos segundos llegaré a tener y cuántos años tendré que esperar a que suceda. Sería una pena que de dieciseis chicos y chicas, sólo surgieran media docena. Sería realmente grave, si eso sucede a nivel nacional.
Es muy duro hacerse a la idea de que va llegando el momento de la despedida, pero los años no perdonan y no es habitual superar los noventa. Al ser yo la pequeña de mis hermanos, digamos que me ha tocado pasar por esto demasiado pronto. Lo que ocurre es que, en unas décadas, será lo habitual que la gente pierda a sus padres antes de disfrutar del consuelo de los nietos, si es que esto sucede. Así que se puede decir que soy un ejemplo de lo que pronto va a ser lo habitual y puedo decir que no es nada agradable. Los niños son la principal fuente de alegría de una vida y, como ya he dicho alguna vez, lo único que compensa el hecho de tener que despedirte de otros seres queridos. Los niños son indispensables.
Es muy duro hacerse a la idea de que va llegando el momento de la despedida, pero los años no perdonan y no es habitual superar los noventa. Al ser yo la pequeña de mis hermanos, digamos que me ha tocado pasar por esto demasiado pronto. Lo que ocurre es que, en unas décadas, será lo habitual que la gente pierda a sus padres antes de disfrutar del consuelo de los nietos, si es que esto sucede. Así que se puede decir que soy un ejemplo de lo que pronto va a ser lo habitual y puedo decir que no es nada agradable. Los niños son la principal fuente de alegría de una vida y, como ya he dicho alguna vez, lo único que compensa el hecho de tener que despedirte de otros seres queridos. Los niños son indispensables.
domingo, 12 de julio de 2009
Veinte años
El mundo yo me lo comía a los 20... La llevo 10 años de ventaja. Esta frase la he cogido de otro blog. Me ha hecho gracia, pero es una gran verdad. Es curioso cómo en la sociedad en que vivimos parece que la juventud se prolonga hasta los cuarenta años y, por tanto, entre un chico de veinte y un cuarentón apenas hay diferencia en teoría. Físicamente, puede que no se note a simple vista, pero mentalmente hay una distancia de veinte años de experiencia. Imaginaos todo lo que se aprende en las primeras dos décadas de vida, desde ser un bebé a todo un adulto. Las segundas dos décadas suponen afianzar esos conocimientos y, a poco que se viva, se acaba aprendiendo mucho de todo.
Por eso siempre digo que, en las parejas que se llevan más de diez años de edad, hay uno que controla la situación y otro que se deja llevar sin darse cuenta de la manipulación. El paso de una generación: el hecho de que yo pudiera tener en este momento hijos de más de veinte años; supone una diferencia de madurez que no se puede pasar por alto tranquilamente. Los primeros veinte años me parecieron interminables; los segundos se me han pasado volando. Tal vez por eso, yo misma a veces tengo la impresión de que fue anteayer cuando empecé a trabajar y cuando lo dejé, pero no es cierto.
Hoy en día, como todos nos hablamos de tú a tú, se ha perdido también el valor de la experiencia que, en algunos países "atrasados", sin embargo, sigue considerándose como algo importante y fundamental de la sociedad. Además, no hay que olvidar que las décadas corren tanto que, antes de que nos demos cuenta habrán pasado otros veinte años. Y, si para entonces, vosotros no tenéis hijos, todo el sistema económico mundial irá a la quiebra sin que podamos hacer nada por evitarlo. Porque estamos formando una pirámide inversa, donde unos pocos tendrán que mantener a millones en todo el mundo. El relevo generacional ya no está bien asegurado
Por eso siempre digo que, en las parejas que se llevan más de diez años de edad, hay uno que controla la situación y otro que se deja llevar sin darse cuenta de la manipulación. El paso de una generación: el hecho de que yo pudiera tener en este momento hijos de más de veinte años; supone una diferencia de madurez que no se puede pasar por alto tranquilamente. Los primeros veinte años me parecieron interminables; los segundos se me han pasado volando. Tal vez por eso, yo misma a veces tengo la impresión de que fue anteayer cuando empecé a trabajar y cuando lo dejé, pero no es cierto.
Hoy en día, como todos nos hablamos de tú a tú, se ha perdido también el valor de la experiencia que, en algunos países "atrasados", sin embargo, sigue considerándose como algo importante y fundamental de la sociedad. Además, no hay que olvidar que las décadas corren tanto que, antes de que nos demos cuenta habrán pasado otros veinte años. Y, si para entonces, vosotros no tenéis hijos, todo el sistema económico mundial irá a la quiebra sin que podamos hacer nada por evitarlo. Porque estamos formando una pirámide inversa, donde unos pocos tendrán que mantener a millones en todo el mundo. El relevo generacional ya no está bien asegurado
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