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martes, 2 de marzo de 2010
Luchando contra gigantes
No hace tanto tiempo, los adolescentes en España teníamos muy claro que aquel que no estudiaba tenía que ponerse a trabajar. También estaba prohibido fumar y beber a los menores y lo aceptábamos con naturalidad, aunque lo probáramos a escondidas. Se daba por sabido que, el que quería una casa en propiedad y un coche, tenía que ahorrar durante años. ¿Cuándo se arruinó esa mentalidad, ¿en qué momento los jóvenes llegaron a la conclusión de que la sociedad les debía algo a ellos?. Tengo unos vecinos, cuyo hijo ya ni siquiera va al instituto, pero tampoco quiere buscar empleo. Se pasa el día en casa viendo televisión o en el ordenador. Están esperando a que cumpla dieciocho años para darle un ultimatum: o estudia, o trabaja o se marcha. Sin llegar a ese extremo, muchos chicos han olvidado que su única obligación es prepararse para poder ganarse la vida.
Esta sociedad donde, tanto los famosos como los políticos, resultan ser gente inculta sin apenas experiencia laboral, cuyo único mérito consiste en saber venderse bien. Esta sociedad donde se valora más el éxito inmediato que el esfuerzo; la belleza que la inteligencia; o la falta de escrúpulos que la coherencia. Los jóvenes aprenden del ejemplo que les están dando. Cada generación resulta más dañada que la anterior. No me vale que me hablen de las excepciones que confirman la regla. Lo que yo sé es que el nivel de estudios ha bajado muchísimo y, aún así, un tercio de los estudiantes no aprueba la Eso. Las universidades españolas, que eran admiradas en toda Europa por su nivel, ahora practicamente regalan algunos títulos, ante el temor de quedarse sin licenciados. Los gigantes nos han vencido por goleada y esto no tiene fácil arreglo.
Esta sociedad donde, tanto los famosos como los políticos, resultan ser gente inculta sin apenas experiencia laboral, cuyo único mérito consiste en saber venderse bien. Esta sociedad donde se valora más el éxito inmediato que el esfuerzo; la belleza que la inteligencia; o la falta de escrúpulos que la coherencia. Los jóvenes aprenden del ejemplo que les están dando. Cada generación resulta más dañada que la anterior. No me vale que me hablen de las excepciones que confirman la regla. Lo que yo sé es que el nivel de estudios ha bajado muchísimo y, aún así, un tercio de los estudiantes no aprueba la Eso. Las universidades españolas, que eran admiradas en toda Europa por su nivel, ahora practicamente regalan algunos títulos, ante el temor de quedarse sin licenciados. Los gigantes nos han vencido por goleada y esto no tiene fácil arreglo.
martes, 24 de noviembre de 2009
Mucha tontería
Cada año miles de personas se gastan grandes cantidades de dinero en tratamientos para adelgazar o dejar de fumar. Salvo en caso de enfermedad, el mejor método de adelgazamiento que existe es no comer. Que se lo pregunten a los africanos. En cuanto al tabaco, en tiempos existía algo llamado fuerza de voluntad. Yo lo dejé de repente y de eso hace veinte años. Todavía, cuando huelo el humo me apetece, pero me aguanto. Pero, claro, resulta mucho más interesante darse importancia con un tratamiento médico a base de pastillas, las cuales tal vez sean peor remedio que lo que pretenden curar. Ahora hay un remedio médico para todo, menos para la indolencia.
Confieso que soy culpable y ,últimamente, he descubierto que mis hijos también padecen ese vicio. El chico vino quejándose de que el agua de beber del gimnasio está recalentada. Cuando la mitad de la población mundial bebe de pozos de agua marrón... Y la chica me dice que se aburre, porque no le apetece ver ninguna de las más de doscientas películas que tenemos en casa. Y yo pienso, médico cúrate a tí mismo. Está claro que no he sabido transmitir mis ideas en mi propia casa. La batalla es larga pero seguiré luchando. La superficialidad nos ataca desde todos los frentes, y seguimos perdiendo el tiempo y el dinero en tonterías y quejándonos de cosas sin importancia.
Confieso que soy culpable y ,últimamente, he descubierto que mis hijos también padecen ese vicio. El chico vino quejándose de que el agua de beber del gimnasio está recalentada. Cuando la mitad de la población mundial bebe de pozos de agua marrón... Y la chica me dice que se aburre, porque no le apetece ver ninguna de las más de doscientas películas que tenemos en casa. Y yo pienso, médico cúrate a tí mismo. Está claro que no he sabido transmitir mis ideas en mi propia casa. La batalla es larga pero seguiré luchando. La superficialidad nos ataca desde todos los frentes, y seguimos perdiendo el tiempo y el dinero en tonterías y quejándonos de cosas sin importancia.
Etiquetas:
adelgazar,
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