domingo, 28 de julio de 2013

Utilizar un accidente para acusar al PP, ¿de qué me suena?

¿Tanta prisa tienen algunos que ni siquiera respetan el dolor de las víctimas y el silencio de los muertos?

Día 28/07/2013 - 16.07h
TODO el mundo habla del accidente de Santiago, menos el que debería de hablar, el único que podría aclararnos qué paso y por qué pasó, el maquinista del tren, que se niega a declarar, tras haber dicho por teléfono a su central: «Tenía que haber ido a 80 y voy a 190». Pese a estar imputado de homicidio por imprudencia, tiene derecho a no autoinculparse, pese a estar incriminado de homicidio por imprudencia, aunque dadas las contusiones que sufre, no es aconsejable presionarle.
El resto, en cambio, habla por los codos, aunque barriendo cada cual para casa. El sindicato de maquinistas, advirtiendo que en accidentes de estas características, concurren muy diversos factores; los ingenieros, que la curva donde ocurrió estaba bien trazada dado el terreno y la urbanización del lugar; Renfe, que los sistemas de señalización y seguridad funcionaron; los medios de comunicación, ¡Dios mío!, los medios de comunicación sin dejar de hablar, buscando razones, causas, responsabilidades, lo que entra en su cometido, pero posicionados políticamente, lo que ya no entra tanto, unos a favor del gobierno, otros en contra. Y uno se pregunta, ¿es que la única gente sensata, madura, sensible en este inmenso drama es la de la pedanía de Grandeira, que se volcó entera para ayudar a los accidentados y los miles de santiagueses que se acercaron a los hospitales a donar sangre? ¿Hasta tal punto estamos tan viciados por la política que ni siquiera ante un drama como éste somos capaces de olvidarla? ¿Tanta prisa tienen algunos en derribar a Rajoy que ni siquiera respetan el dolor de las víctimas y el silencio de los muertos?

Necesitamos saber la verdad de lo ocurrido. Toda la verdad, sin tapujos ni afeites. Lo necesitamos para desagraviar a las víctimas, depurar responsabilidades y tomar las medidas oportunas para que no vuelva a ocurrir. Pero la verdad de lo ocurrido no va a saberse con declaraciones de éste o el otro más o menos enterado, con datos fragmentarios aportados por alguien que pasaba por allí, con especulaciones de todo tipo expuestas en tertulias radiadas o televisadas. Sólo se sabrá tras un análisis exacto de los restos, empezando por la caja negra, aún sin abrir, por dictámenes de los expertos y por las declaraciones de los directamente implicados. La suma de todo ello nos dirá qué pasó y por qué pasó.
Mientras tanto, en vez de perderme en lucubraciones, prefiero expresar, junto al sentido dolor por la muerte de esos jóvenes, maduros, mayores, que perdieron la vida de la forma más inesperada, cruel y estúpida a la entrada de Santiago, mi homenaje y admiración por el callado, sufrido, trabajador, honrado, leal, responsable, solidario, generoso, serio, cariñoso pueblo gallego. Él es el segundo protagonista de esta tragedia, el que compensa a la mayoría silenciosa, conmovida, atónita, de españoles, de las villanías y ruindades surgidas al socaire del drama, con el propósito de convertir el Alvia descarrilado en otro Prestige. 

 .abc.es/lasfirmasdeabc/20130728/abcp-pueblo-gallego-20130728.html