lunes, 17 de junio de 2013

La verdad sobre la clonación humana

La clonación de seres humanos es un fraude

Escrito el 25/05/2013 con 0 Comentarios
Hace apenas una semana los medios de comunicación de todo el mundo se hacían eco de un avance supuestamente revolucionario: un equipo de investigadores de la Universidad de Oregón aseguraba haber obtenido embriones humanos por clonación. Y ya saben: este avance científico iba a ser sin duda la panacea, la purga de Benito, el remedio a todos nuestros males. “Mucha publicidad y ninguna ética”, afirmamos en el comunicado difundido por Profesionales por la Ética esa misma noche.
Y miren por donde, parece que no andábamos errados. Ayer mismo los medios de comunicación afirmaban que un comentario anónimo en una web científica había denunciado cuatro fallos en la investigación dirigida por Mitalipov. En el año 2005 el surcoreano Woo Suk Hwang ya “coló” este mismo descubrimiento científico a otra revista científica; naturalmente, Mitalipov está defendiendo su investigación y pretende demostrar que efectivamente ha obtenido embriones humanos mediante clonación.
Independientemente de lo que suceda con este caso, no se engañen. La clonación de seres humanos es un fraude porque, sea con fin terapéutico (todavía por demostrar tras la muerte de una prematuramente envejecida Dolly, la oveja clonada) o reproductivo (copias idénticas de otros seres humanos a los que se deja crecer) es una instrumentalización de seres humanos a los que, una vez extraídas las células madre embrionarias, se les daría matarile. ¿Es ese el futuro que queremos para la humanidad? ¿Generar seres humanos para destruirlos?
Y el fraude es que las células madre adultas y las células inducidas reprogramadas IP’S están teniendo resultados terapéuticos espectaculares. Por ese motivo, en el mundo solo hay 24 ensayos clínicos con células madre embrionarias frente a 4.099 con células madre adultas.
Todo el mundo necesita su minuto de gloria pero, por favor, no lo tengan a costa de destruir vidas humanas. El japonés Shinya Yamanaka, Premio Nobel de Medicina 2012 y codescubridor de las células IP’S, renunció a investigar con embriones humanos porque se dio cuenta de que podían ser sus hijas. Esa conciencia le llevó a avanzar en otra dirección que no implicaba destrucción de seres humanos.
Teresa García-Noblejas
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