jueves, 14 de febrero de 2013

El Papa comprometido con la actualidad

Darío Menor.  CIUDAD DEL VATICANO.
Como cada inicio de año, el Papa recibió al cuerpo diplomática acreditado ante la Santa Sede para analizar los desafíos que afronta el mundo y exponer cuáles son las prioridades que para el Vaticano deben tener las relaciones internacionales. Benedicto XVI habló, por supuesto, de paz, una tarea imprescindible que es al mismo tiempo «don de Dios y tarea del hombre», pues exige «su respuesta libre y consciente». Retomando las ideas expuestas en su reciente mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, comentó que la construcción de ésta debe partir del «respeto de la vida humana en todas sus fases».
Por ello celebró la resolución del Consejo de Europa que solicita la prohibición de la eutanasia y lamentó que en diversos países «de tradición cristiana» sea libre el aborto. La interrupción voluntaria del embarazo, afirmó, es «contraria a la ley moral». Al defender esta posición, la Iglesia católica «no deja de tener comprensión y benevolencia, también hacia la madre». Lo que trata es de «velar» para que las leyes no «alteren injustamente el equilibrio entre el derecho a la vida de la madre y el del niño no nacido, que pertenece a ambos por igual».

La sociedad debe respetar la elección de los profesionales sanitarios que se niegan a participar en un aborto, pues de lo contrario se comete una violación de la libertad religiosa, advirtió: «Para salvaguardar efectivamente el ejercicio de la libertad religiosa es esencial además respetar el derecho a la objeción de conciencia». Poco después, en un mensaje publicado en su cuenta en Twitter, el Pontífice ahondó en esta cuestión diciendo: «Defendamos el derecho a la objeción de conciencia de los individuos y las instituciones, promoviendo la libertad y el respeto de todos».
Como podía esperarse en la situación presente, Benedicto XVI también habló de la actual crisis. Consideró que se produjo por «primar el beneficio en perjuicio del trabajo» y porque la «economía financiera» le ha ganado la partida a la «economía real». Pidió a los hombres que «resistan» a la tentación del interés particular a corto plazo y miren hacia «el bien común» y se atrevió incluso con uno de los términos que la actual recesión ha dejado en el vocabulario colectivo, la prima de riesgo. En lugar por angustiarse por el diferencial con el interés con la deuda pública alemana, lo que deben hacer los mandatarios es combatir la pobreza. «Si el índice diferencial entre los tipos financieros constituye una preocupación, las crecientes diferencias entre un pequeño número, cada vez más rico, y un gran número, irremediablemente más pobre, debería despertar preocupación. Se trata, en una palabra, de no resignarse al ''spread'' de bienestar social, mientras se combate el financiero», propuso el Papa.
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