La cosa nostra, por Javier Montilla
Javier Montilla es periodista y escritor. Ha sido galardonado con el Premio Fedan de Periodismo 2011. Su última obra es ‘La causa de la libertad’, un ensayo sobre la libertad y sobre todos aquellos elementos que la ponen en tela de juicio. Firme defensor de los derechos individuales como paradigma de la libertad, combate desde Barcelona el nacionalismo intervencionista catalán: “un nacionalismo que no sólo está acabando con la Cataluña abierta y vanguardista que fue, sino que vulnera los derechos individuales de las personas”.
El informe no deja lugar a la duda. Dos empresas -New Letter y Letter Graphic- intermediaron para enmascarar el pago de comisiones de la constructora Ferrovial a Convergència a cambio de la adjudicación de obra pública durante la etapa de Jordi Pujol al frente del Gobierno autonómico. Es decir, recibieron grandes cantidades de dinero del Palau de la Música por trabajos ficticios que nunca se realizaron. Soberbio. Según han acreditado los investigadores, que son los mismos de otro caso que salpica los cimientos de la casa gran del catalanisme, el caso Palau, ambas facturaron entre 2007 y 2009 alrededor de un millón de euros a la institución musical. Al final va a resultar que el 3% es sólo una propina comparado con lo que presuntamente se esconde en los cajones de los despachos de la calle Córcega.
Es verdad que la corrupción es un fenómeno generalizado, de eso no cabe ninguna duda, pero la corrupción catalana por su casuística antropológica al disfrazarse de latrocinio en nombre de la patria, es de difícil parangón. Aunque sólo sea porque ha pervertido los sentimientos de los ciudadanos y se ha aprovechado de ellos, al grito de Espanya ens roba, a efectos de obtener la impunidad popular y jurídica. Tal vez porque es esa misma sociedad anestesiada que no quiere darse cuenta de que su clase política, la que pulula por el parque de la Ciutadella, con honrosas excepciones, es la responsable, por ejemplo, de que se sigan pagando peajes por autopistas que llevan años amortizadas.
¿Será tal vez como consecuencia de las estrechas relaciones entre Abertis, la empresa que explota las autopistas, y el Ejecutivo de CiU? ¿O posiblemente porque el presidente de la concesionaria, Salvador Alemany, preside un organismo asesor en economía de Artur Mas? ¿Será porque varios ex consejeros y altos cargos de CiU tuvieron después cargos de responsabilidad en Abertis? ¿O porque en el fondo se ha creado un conglomerado erótico-político-empresarial entre CiU, La Caixa y Abertis? ¿No será porque CiU debe 21 millones de euros a La Caixa? ¿No será porque La Caixa es propietaria en gran medida de Abertis? Luego, ¿no será esa la razón por la que CIU ha prorrogado los peajes a Abertis?
Quién sabe si cuando el Dr. Johnson pronunció aquella célebre frase de que el patriotismo es el último refugio de los bribones se refiriese a Convergència. Todo es posible. Pero por fortuna para Artur Mas y sus escribas con flabiol, siempre les quedará Madrit. Es una mina.
http://blogs.hazteoir.org/opinion/2012/06/04/la-cosa-nostra-por-javier-montilla/