sábado, 16 de junio de 2012

Aborto de siete meses

Cesados los funcionarios chinos que provocaron un aborto a los siete meses

La política del hijo único impidió que naciera, pero no que la madre colgara una espeluznante imagen del feto en internet. Presionada por el rechazo popular, la dictadura opta por ofrecer tres cabezas de turco que frenen el debate sobre estos excesos.
REDACCIÓN HO / ABC.ES- La indignación desatada en China por un aborto forzoso a los siete meses para cumplir la «política del hijo único» ha tenido sus frutos. Los funcionarios locales que ordenaron poner fin a este embarazo han sido cesados después de que la madre colgara en internet una espeluznante imagen del feto, totalmente cubierto de sangre y perfectamente formado, yaciendo junto a ella en la cama del hospital.
La reacción no se hizo esperar en un país con más de 500 millones de internautas, muchos de los cuales compararon dicho aborto con los inhumanos experimentos biológicos que llevaron a cabo los japoneses durante la invasión de China (1931-45). Presionado por esta presión popular, el autoritario régimen de Pekín ha optado por sacrificar a tres cabezas de turco antes que abrir un debate sobre la «política del hijo único» y sus excesos.
En el hospital donde aún se halla convaleciente, Feng Jianmei, la mujer de 23 años obligada a abortar, ha recibido la visita de un teniente de alcalde de Ankang, la ciudad donde vive en la provincia de Shaanxi.«Estoy aquí en nombre del gobierno municipal para verla y expresarle nuestras sinceras disculpas, que espero que comprenda», entonó el «mea culpa» el responsable local, Du Shouping, según informa la agencia AP.
Las autoridades, que tacharon el aborto de «vergüenza para la sociedad», relevaron de sus cargos al jefe del gobierno municipal y a dos funcionarios encargados de la política de planificación familiar, a quienes los parientes de Feng Jianmei acusaron de haberla «raptado» cuando su marido estaba trabajando para llevarla a abortar por la fuerza.
Aunque dicho castigo no podrá devolverle su hija muerta, lo más probable es que la mujer reciba algún tipo de indemnización por parte de las autoridades locales, como suele ser habitual en este país, donde todo se arregla con dinero.
Pero, ¿habría ocurrido lo mismo si la imagen del feto no hubiera desatado el escándalo en internet? Evidentemente no, ya que no habría trascendido a la opinión pública semejante abuso, uno más de los muchos que genera la controvertida “política del hijo único”.
Impuesta a finales de los 70 para controlar la superpoblación en China, se calcula que desde entonces ha impedido 400 millones de nacimientos en un país que ya tiene más de 1.350 millones de habitantes. Pero también provoca no sólo abusos por parte de las autoridades locales, como los denunciados por el exiliado disidente ciego Chen Guangcheng, sino una peligrosa diferencia de género por la preferencia del varón, sobre todo el mundo rural.
Mientras a las familias urbanas sólo se les permite un hijo, los campesinos pueden tener dos si el primero es una niña. A tenor de la agencia estatal Xinhua, Feng Jianmei no tenía derecho a dar a luz porque vive en una ciudad y ya tenía una hija, pero no se le debería haber obligado a abortar en tan avanzado estado de gestación por el riesgo para su salud física y mental. En lugar de acabar con su embarazo, debería haber sido multada tras dar a luz. El problema es que su familia no tenía los 40.000 yuanes (5.000 euros) que le reclamaban las autoridades locales, que optaron por hacerla abortar a la fuerza para cumplir con las cuotas impuestas desde el Gobierno central.
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