La
política del hijo único impidió
que naciera, pero no que la madre colgara una espeluznante imagen del
feto en internet. Presionada por el rechazo popular, la dictadura opta
por ofrecer tres cabezas de turco que frenen el debate sobre estos
excesos.
REDACCIÓN HO / ABC.ES- La in
dignación
desatada en China por un aborto forzoso a los siete meses para cumplir
la «política del hijo único» ha tenido sus frutos. Los funcionarios locales que ordenaron poner fin a este embarazo han sido
cesados
después de que la madre colgara en internet una espeluznante imagen del
feto, totalmente cubierto de sangre y perfectamente formado, yaciendo
junto a ella en la cama del hospital.
La reacción no se hizo esperar en un país con más de 500 millones de internautas,
muchos de los cuales compararon dicho aborto con los inhumanos
experimentos biológicos que llevaron a cabo los japoneses durante la
invasión de China (1931-45). Presionado por esta presión
popular, el autoritario régimen de Pekín ha optado por sacrificar a tres
cabezas de turco antes que abrir un debate sobre la «política del hijo
único» y sus excesos.
En el hospital donde aún se halla convaleciente, Feng Jianmei, la mujer de 23 años obligada a abortar, ha recibido la visita de un teniente de alcalde de Ankang,
la ciudad donde vive en la provincia de Shaanxi.«Estoy aquí en nombre
del gobierno municipal para verla y expresarle nuestras sinceras
disculpas, que espero que comprenda», entonó el «mea culpa» el
responsable local, Du Shouping, según informa la agencia AP.
Las
autoridades, que tacharon el aborto de «vergüenza para la sociedad»,
relevaron de sus cargos al jefe del gobierno municipal y a dos
funcionarios encargados de la política de planificación familiar, a
quienes los parientes de Feng Jianmei acusaron de haberla «raptado» cuando su marido estaba trabajando para llevarla a abortar por la fuerza.
Aunque
dicho castigo no podrá devolverle su hija muerta, lo más probable es
que la mujer reciba algún tipo de indemnización por parte de las
autoridades locales, como suele ser habitual en este país, donde todo se arregla con dinero.
Pero, ¿habría ocurrido lo mismo si la imagen del feto no hubiera desatado el escándalo en internet? Evidentemente no,
ya que no habría trascendido a la opinión pública semejante abuso, uno
más de los muchos que genera la controvertida “política del hijo único”.
Impuesta
a finales de los 70 para controlar la superpoblación en China, se
calcula que desde entonces ha impedido 400 millones de nacimientos en
un país que ya tiene más de 1.350 millones de habitantes. Pero también
provoca no sólo abusos por parte de las autoridades locales, como los
denunciados por el exiliado disidente ciego Chen Guangcheng, sino una peligrosa diferencia de género por la preferencia del varón, sobre todo el mundo rural.
Mientras
a las familias urbanas sólo se les permite un hijo, los campesinos
pueden tener dos si el primero es una niña. A tenor de la agencia
estatal Xinhua, Feng Jianmei no tenía derecho a dar a luz porque vive en
una ciudad y ya tenía una hija, pero no se le debería haber obligado a
abortar en tan avanzado estado de gestación por el riesgo para su salud
física y mental. En lugar de acabar con su embarazo, debería haber sido
multada tras dar a luz. El problema es que su familia no tenía los
40.000 yuanes (5.000 euros) que le reclamaban las autoridades locales,
que optaron por hacerla abortar a la fuerza para cumplir con las cuotas
impuestas desde el Gobierno central.
hazteoir.org/noticia/46379-cesados-funcionarios-chinos-que-provocaron-aborto-siete-meses