No es Rouco Varela: es la izquierda la que amenaza la labor social de la Iglesia
Público acusa a Rouco de ‘amenazar’ por limitarse a señalar lo obvio
Hay que decir que muchas de esas personas están sufriendo, precisamente, los efectos de siete años de un irresponsable gobierno del PSOE, gobierno cuyas políticas de despilfarro fueron apoyadas por el resto de la izquierda parlamentaria y también por la izquierda mediática, que ahora hacen piña, con una tremenda desfachatez, para arremeter contra la institución que proporciona apoyo a las víctimas de la pésima gestión de los socialistas. Lejos de pedir perdón por apoyar las nefastas políticas de Zapatero, ahora esa izquierda pretende eludir su responsabilidad usando a la Iglesia como chivo expiatorio.
Un claro ejemplo del grado de cinismo al que es capaz de llegar esa izquierda se pudo ver ayer en un medio panfletario que se cuenta entre los que con más ferocidad se ensañan contra la Iglesia: según el diaro Público “Rouco amenaza con quitar fondos a Cáritas si obligan a la Iglesia a pagar el IBI”. El titular es una manipulación tan burda y grosera como lo sería decir que un padre amenaza a sus hijos si le suben los impuestos, en referencia a un cabeza de familia que se hubiese quejado de que ya no llega a fin de mes y si el Estado sigue saqueando sus bolsillos ya no tendrá para sostener a su familia. Pero la izquierda, una gran experta en usar la mentira como arma política, es capaz de eso y de más.
En 2011 Público tachó de ‘privilegios’ el dinero que recibe Cáritas vía IRPF
Analicemos mismamente el caso de Público. Como ya expliqué el mes pasado, el de Roures fue uno de los medios que difundió el bulo de que la Iglesia recibe 10.000 millones de euros del Estado. Ya desmonté el 17 de abril esa colosal mentira, pero ahora quiero fijarme en uno de los epígrafes que incluía Público el 9 de mayo de 2011 en esa noticia-bulo:
“80 millones: “Otros fines”La entidad que redactó ese bulo, Europa Laica, se cuidó mucho de que en esta parte no se colase ningún resquicio, por mínimo que fuese, de reconocimiento a la obra social de la Iglesia. Y es que ni la casilla se llama “Otros fines”, sino “Fines sociales”, ni va para meras “instituciones católicas”, sino para ONGs como Cáritas. De hecho, el importe de esa casilla tampoco lo destina el Estado, sino que somos los contribuyentes los que libremente elegimos dar esa parte de nuestro IRPF para que se ayude a quienes más lo necesitan. Lejos de moverse por inquietudes tan humanitarias, el redactor de la noticia de Público, Jesús Bastante, se refería a los “80 millones que la Iglesia recibe a través de la x de “otros fines sociales”, de la que se benefician proyectos de ONG católicas”, y opinaba sin ningún pudor que eso “refleja la pervivencia de unos privilegios incompatibles con el Estado laico”. ¿Ese periódico radical que abomina de la ayuda que los contribuyentes damos a ONGs como Cáritas, calificándola de “privilegio”, es el que ahora quiere venderse como un defensor de Cáritas? ¡Menudo cinismo!
Es la parte que recibe de la casilla “otros fines” del IRPF. Va a diferentes proyectos de instituciones católicas.”
La demagogia progre sobre el IBI olvida a las federaciones deportivas…
Lo curioso de las campañas anticatólicas de la izquierda es que nunca se detienen a analizar el origen de la exención del IBI de la que no sólo disfruta la Iglesia Católica: el Artículo 15 de la Ley 49/2002, también conocida como Ley de Mecenazgo. Su primer punto afirma:
“Estarán exentos del Impuesto sobre Bienes Inmuebles los bienes de los que sean titulares, en los términos previstos en la normativa reguladora de las Haciendas Locales, las entidades sin fines lucrativos, excepto los afectos a explotaciones económicas no exentas del Impuesto sobre Sociedades.”La Iglesia Católica no sólo es una entidad sin ánimo de lucro, sino que además desempeña una labor social inmensa y que beneficia a toda la comunidad. Por eso disfruta de la exención del IBI igual que lo hacen fundaciones, ONGs de ayuda al desarrollo, asociaciones con declaración de utilidad pública y federaciones deportivas, según lo indicado en el Artículo 2 de la citada Ley 49/2002. ¿Se imagina alguien a los detractores del fútbol pidiendo que se imponga el IBI a la federación correspondiente al balompié, olvidando a todas las demás federaciones deportivas? Pues eso es lo que se da en el caso que nos ocupa: hay personas cuyo odio por la Iglesia Católica llega a tal punto que incluso pretenden que sea discriminada de forma ilegal y violando también la Constitución, cuyo Artículo 14 prohíbe toda discriminación legal por razón de religión. Y para conseguir eso no dudan incluso en negar el pale de la Iglesia en sus propias obras sociales, lo cual ya es el colmo del sectarismo.
… y también olvida a las demás religiones de notorio arraigo en España
Hay que decir que entre las entidades sin ánimo de lucro exentas del pago del IBI están también las otras confesiones religiosas de notorio arraigo en España, pero de las que tampoco se acuerda la izquierda anticatólica a la hora de hablar de este impuesto. Es más: dichas confesiones cuentan con leyes que refuerzan esa exención: la Ley 24/1992 en lo que se refiere a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), la Ley 25/1992 sobre la Federación de Comunidades Israelitas de España (FCIE) y la Ley 26/1992 relativa a la Comisión Islámica de España (CIE). En los tres casos el Artículo 11, punto 3 empieza con la misma redacción que especifica la siguiente exención: “Del impuesto sobre Bienes Inmuebles y de las contribuciones especiales que, en su caso, correspondan, por los siguientes bienes inmuebles de su propiedad”, señalando a continuación centros de culto y locales anexos, residencias de sus respectivos ministros, oficinas y lugares destinados a formación.
Entre esas tres confesiones no reúnen ni remotamente una cantidad de obras sociales que se pueda comparar, ni de lejos, con las obras sociales católicas. A pesar de ello, la izquierda nunca pone en su punto de mira a esas confesiones. Y es que en estos asuntos la izquierda no se orienta por principios como la separación Iglesia-Estado, la laicidad ni demás pretextos que suele usar. El programa de la izquierda en materia religiosa se resume en cinco palabras: hostigar a la Iglesia Católica, por simple y mezquino prejuicio ideológico, por algo tan vulgar, tan patético, visceral e irracional como el odio. Y a esa izquierda trasnochada e intolerante le importa un rábano si el resultado de su yihad anticatólica son cientos de miles de españoles sin pan ni techo ni nadie que las asista.
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