martes, 24 de abril de 2012

La discriminación del hombre

La CIDH vulnera el derecho de una niña al debido proceso

El caso conocido como Karen Atala e Hijas vs. Chile pasará a la historia del Derecho Internacional por los graves vicios incurridos en él: olvidando la debida protección al menor, todo vale para imponer la ideología de género.
REDACCIÓN HO / PRI.- El caso judiial conocido como  “Karen Atala e Hijas vs. Chile” ha despertado la indignación cívica internacional por los graves vicios en perjuicio de una menor en los que ha incurrido la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que pretende convertir una discusión de sobre la tuición o custodia de unas menores de edad en un caso de supuesta discriminación por "orientación sexual", sin importarle el bienestar de las pequeñas, el dolor que les causa, ni la grave intromisión que el asunto representa en detrimento de la soberanía nacional de los países, en este caso e Chile.  Por su interés, reproducimos íntegro el artículo de Carlos Polo, director de Population Research Institute:
¿Se imaginan a una niña exigiendo a una Corte Internacional llamada a protegerla que no vulnere sus derechos humanos? Increíble pero cierto. La Corte Interamericana de Derechos Humanos viene Escandalosa actuación de la CIDH en perjuicio de tres menoresEscandalosa actuación de la CIDH en perjuicio de tres menoresviolando los derechos humanos de una niña en un caso que sin duda pasará a la historia del Derecho Internacional por los graves vicios incurridos en él. 
Esto sucede en el caso conocido como “Karen Atala e Hijas vs. Chile”. Un caso donde groseramente se pretende convertir una discusión de sobre la tuición o custodia de unas menores de edad en un caso de supuesta discriminación por "orientación sexual". En ese caso las menores hijas de Karen Atala, a pesar de haber sido considerados como parte jamás fueron notificadas ni escuchadas. Nunca se les dio la oportunidad de decir algo; y cuando ad portas de la sentencia la Corte Interamericana pretendió hacerlo notificó al padre, representante legal de las menores, tres horas y media después de empezada la diligencia.
Frente a ello, una de las menores ha reclamado a la Corte por este suceso y le ha exigido que la escuche. Señalando expresamente que no se siente víctima de la decisión de la Corte Suprema de su país, ella considera que su mamá no fue discriminada, sino que su padre estaba mejor capacitado para darles el cariño y el cuidado que su madre no ha podido o querido darle. Nunca le dijeron si quería estar contra el estado de Chile y si le hubieran preguntado hubiera dicho que no.
Si la Corte viola los derechos de una niña, ¿qué podemos esperar de ella?
Esta niña no solamente nunca fue notificada, sino que está envuelta en una reclamación que no es suya. Al aceptar el caso, la Corte abrió las puertas para una serie de abusos en contra de ella. Nuevamente su madre lleva al caso a un tribunal y eso la vuelve a hacer sufrir. Pero esta vez ya no es por determinar cuáles son las mejores condiciones para que sus dos hermanas y ella misma puedan desarrollarse como personas. Esta vez, se ve envuelta en un lío y expuesta a la opinión pública, pero por un asunto particular que su madre le reclama al Estado.
Los padecimientos que vienen sufriendo esta niña chilena son precisamente una de las más graves consecuencias de la reinterpretación de un caso tuición (o custodia) en uno de “discriminación de orientación sexual”. ¿Podrán acaso los magistrados de la Corte decir que esta niña que vive contenta con su padre es una víctima de la “discriminación por orientación sexual” del estado chileno contra su madre cuando Karen Atala ha declarado públicamente que no se siente identificada maternidad ni quiere hacerse cargo de las hijas?
Todo el proceso está viciado y lo único decente para la Corte es declararlo nulo
En buestro boletín 115 de Agosto del 2011 informamos de la grave intromisión de la Comisión Interamericana en los países de América Latina. Hoy debemos decir que aquel proceso que empezó mal está concluyendo de la peor forma en medio de vicios procesales y arbitrariedades de la Corte en contra de unas niñas.
La Comisión Interamericana calificó a Karen Atala y a sus tres hijas menores como presuntas víctimas en un caso contra el Estado chileno. La Corte Interamericana también las admitió como presuntas víctimas al aceptar a trámite la demanda de la Comisión. Tanto el Reglamento de la Comisión como el de la Corte contienen sendas normas que otorgan derechos a las presuntas víctimas. Por ejemplo tener derecho a participar en el juicio, derecho a ser representadas por sus padres, derecho a tener un abogado que vele por sus derechos y, obviamente, su derecho a ser oídas.
No obstante de tener todo el derecho de participar, ni ellas ni su padre (representante legal por decisión de la Corte Suprema de Chile) fueron notificados jamás. Ni por la Comisión ni por la Corte IDH las tomaron en cuenta en ninguna de las instancias procesales respectivas. Este solo hecho es suficiente para declarar nulo todo un caso en cualquier instancia judicial del mundo.
Como era lógico, el padre de las menores hizo una presentación a la Corte IDH reclamando la nulidad del proceso por esta gravísima falta. Inclusive el Estado de Chile, habiendo conocido esta presentación, reconoció que el vicio de nulidad existía y así lo hizo ver a la Corte.
Sin embargo, el 29 de noviembre pasado la Corte IDH emitió una vergonzosa resolución. En ella arbitrariamente se refiere solo al proceso seguido ante la Corte y declara que no hubo vicios. Acción sorprendentemente dolosa puesto que debió pronunciarse sobre la nulidad del proceso seguido previamente ante la Comisión donde los vicios eran evidentes. A partir de esa fecha ha guardado un espantoso silencio al respecto a pesar de las reiteradas peticiones del padre sobre el particular.
La Corte ha tratado a esta niña peor que a un criminal de guerra
En la misma resolución la Corte IDH hizo algo inédito y no menos insólito: suspendió los efectos de la sentencia de la Corte Suprema de Chile al desconocer que el padre sea el representante legal de sus hijas. Es decir no solamente negaron la participación del padre para poder continuar con el caso, sino que privaron a las niñas de toda representación legal. Y esto no se le ha negado ni a un criminal de guerra.
Pero como los magistrados de la Corte tampoco vieron conveniente otorgarle la representación legal a la madre, resolvieron oír a las niñas directamente. Sin su padre, sin ningún representante legal, sin abogado, sin la presencia de los agentes del Estado de Chile, la Corte IDH simplemente acordó con Karen Atala el lugar, día y hora para realizar la diligencia, aprovechando que dos de sus hijas se encontraban de vacaciones con ella.
Respecto de la tercera niña, también presunta víctima y parte del proceso, la Corte IDH notificó al padre para que llevara a la diligencia a la menor que se encontraba con él ¡tres horas y media después de haberse realizado ya ésta!
En el colmo de la irregularidad, la Corte IDH dispuso que la delegación designada para dicha diligencia estaría acompañada en caso necesario por una psicóloga, nada menos que la misma perito ofrecida por Karen Atala ante la Corte IDH y que emitió un informe pericial a favor de sus pretenciones.
Por todas esas razones, la menor que aún no ha sido oída ha presentado una declaración escrita ante la Corte IDH pidiendo ser escuchada. Debe rogar, no le queda otra. Espera ser oída antes de que se emita sentencia en un proceso del cual es parte, a pesar de nunca haber sido consultada al respecto.
De todo lo anterior el Estado de Chile está en completo conocimiento. Inexplicablemente no ha hecho reclamo alguno por estas irregularidades, pudiendo hacerlo.
Estos son los hechos. El proceso está viciado y es nulo. La Corte IDH está ad portas de dictar sentencia. Seguramente piensa que los derechos LGTB están muy por sobre el interés superior del niño. Y cree que tiene la potestad para imponérselo a todos los países que están bajo su jurisdicción.
 hazteoir.org/noticia/44421-cidh-vulnera-derecho-nina-debido-proceso