sábado, 25 de febrero de 2012

La historia se repite

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En la República Indalecio Prieto y Largo Caballero eran los muñidores de todos los desórdenes que se organizaban en las calles, incluso el golpe de Estado de Asturias con quema de edificios y asesinatos, pero ello siguiendo las consignas de su promotor Iglesias, de que lo que no ganemos en las urnas lo ganaremos en la calle, por ello eliminaron del Código Penal que se fraguó en 1.995, (que lo llamaron de la democracia,) el artículo 240 del Código Penal que decía: " cometen desacato los que, hallándose un ministro o una autoridad en el ejercicio de sus funciones o con ocasión de ella, lo calumniaren, injuriaren, insultaren o amenazaren de hecho o de palabra, en presencia o en el escrito que le dirijan".......... serán condenados.........

Esto demuestra hasta la saciedad su primitiva intención de lo que no ganarán en las urnas, ganarlo en la calle.

En una democracia los ciudadanos votan a los diputados y estos en el Congreso discuten los problemas que crean convenientes, pero no en la calle, pero ellos, como su lema es el que hemos dicho, lo suspendieron, porque jamás han sido demócratas, ya que la democracia tiene que tener unas reglas que han de ser respetadas por todos, si no hay respeto a las normas no hay democracia.

No obstante, no se en que se entretiene la fiscalía, porque el artículo 557 del actual código penal dice: " será castigado con la pena de prisión de seis meses a tres años los que, actuando en grupo, y con el fin de alentar contra la paz pública, alteren el orden público causando lesiones a las personas, produciendo daños en las propiedades, obstaculizando la vías públicas o los accesos a las mismas, de manera peligrosa para los que por ella circulen, o invadiendo instalaciones o edificios, sin perjuicio de las penas que les puedan corresponder conforme a otros preceptos de este código". Pues bien, lo que está sucediendo en Valencia y en otras capitales no es nada más que la segunda edición de lo ocurrido en Madrid, donde el ministro del interior, Rubalcaba, no aplicó el código a pesar de la claridad de los hechos y se lo había ordenado la junta electoral, pero para esa izquierda trasnochada las normas y leyes son para saltársela a la torera.

Es cierto que Rubalcaba de derecho no tiene ni idea y hoy es difícil consultar con el Consejo de Estado, porque en el cementerio de elefantes que se ha convertido pocas soluciones pueden dar a los problemas.

Hay que tener cuidado con Rubalcaba porque es bastante peor que Largo Caballero e Indalecio Prieto, que calentaron tanto la calle, que gracias a su mentiras, fueron capaces de cometer actos horribles, como pasear la cabeza del general Ochoa por las calles donde había estado hospitalizado. Por ello, cuidado con este personaje, porque según él hay que calentar la calle.

Los españoles somos ciudadanos honestos y honrados, seamos obreros o médicos o abogados, ahora si bien con mentiras y manipulaciones se le priva de su racionalidad, podemos convertirnos en animales irracionales capaces de cualquier cosa.

El anterior gobierno, se quejaba de que el PP no arrimaba el hombro, lo cual no era cierto, pero además no organizaba guerras callejeras. Rubalcaba ha dicho que iba a hacer una oposición responsable, la cual brillan por su ausencia, pero por lo menos ya que él tiene ideas para arreglarlo todo, que diga qué es lo que hay que hacer cuando un ciudadano no obedece a la policía y por el contrario incluso les da bocados, ¿mandarlo que haga los cursillos espirituales de San Ignacio, o reducirlo por la fuerza, como hacen en todos los países europeos?.. Pero no, Rubalcaba prefiere ir al Congreso para preguntarle al ministro el porqué la policía tenía que coger a los perturbadores como pudiera.

El abuelo.