Cuando el hijo es un objeto de consumo
Toda esta aberración es una prueba más de cómo la ciencia se pone a disposición de ideologías y caprichos egoístas. Lo que más me sorprende de todo este asunto son los comentarios que leo en las redes sociales de Internet donde el argumento más defendido es que mientras las partes estén de acuerdo, todos estos procedimientos son válidos para satisfacer el deseo de tener un hijo. El consenso es, para la mayor parte de la gente, el argumento que apoya el supuesto ‘derecho a ser padre’. ¿Alguien ha preguntado a Darío si deseaba crecer en el útero de su abuela, ser hijo de un padre homosexual que le priva de su derecho a tener una madre, no tener una madre biológica que se convierte en una simple donante? ¿Y a los otros embriones, seres humanos, que introdujeron en su abuela y que se quedaron por el camino, alguien les preguntó si deseaban ser fabricados, no concebidos, y manipulados hasta la muerte? No me parece que se trate de algo muy consensuado.