España pierde a su infancia
REDACCIÓN HO.- "Un país sin hijos es, sin duda, un país sin futuro o, al menos, un país en cuyo futuro cuesta mucho creer. Y el déficit de natalidad actual es de tal magnitud que no es suficiente para reponer la población lo que está provocando un invierno demográfico sin precedentes", afirma Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar (IPF).
"Son necesarios, al menos, 270.000 nacimientos más cada año para poder alcanzar un nivel que asegure el mantenimiento de la población actual. Sólo con una cantidad superior a 750.000 nacimientos al año se logrará alcanzar un índice de fecundidad de 2,1 y se empezará a cambiar la tendencia de envejecimiento poblacional en España", añade Hertfelder.
En España nacieron 484.055 niños en el 2010. Una cantidad que es claramente deficitaria. Sólo hay que compararla con los 518.967 nacimientos que se produjeron hace apenas 2 años (2008) o incluso con los 571.000 nacimientos que se producían hace 30 años. O increíblemente inferior si lo comparamos con los 750.000 nacimientos que serían necesarios que se hubieran producido en 2010.
Pero, es que, además, no es lo mismo que nazcan 570.000 niños cuando la población es 37 millones (1981) a que nazcan 484.000 niños cuando la población es de 47 millones (2010). "Por desgracia, esto es lo que ha pasado en España: a pesar del aumento significativo de la población española en las tres últimas décadas en casi 10 millones de personas, sin embargo los nacimientos se han reducido en 87.000 niños menos", afirma el presidente dek IPF.
Y solo gracias a la inmigración, España ha podido tomar algo de aire. El leve repunte de la natalidad experimentado en los últimos años se ha debido, casi en exclusiva, a la aportación de las madres extranjeras que, con 100.000 nacimientos anuales (99.460 nacimientos en el 2010) representan ya el 20,55% de la natalidad en España. Es decir: uno de cada cinco nacimientos es de madre extranjera. Esto lo hace coyuntural y transitorio. Un factor claramente circunstancial que remitirá cuando decrezca la intensísima inmigración de los últimos años, como se destaca desde el prestigioso Instituto.
"Es un hecho que España se queda sin niños y la baja natalidad en la que está sumida es un preocupante y alarmante grito de alerta de que algo no funciona correctamente en la sociedad española -acusa Hertfelder-. Un descenso en el número de hijos que provoca, además, un descenso en la población juvenil. Descenso en la población juvenil que si se consolida en el tiempo, tal como está pasando en España, provoca la inversión de la pirámide poblacional".
"Es obvio que nadie va a tener un hijo o dejar de tenerlo por unos cuantos euros de más o de menos -concluye Hertfelder-. Pero es una realidad que las fuertes cargas económicas a las que se enfrentan las familias al tener un hijo les pueden llevar a la conclusión, desde un punto de vista exclusivamente económico, que la decisión no es asumible por el coste que puede representar. Además, las administraciones deben tener en cuenta que el presupuesto que destinan a las ayudas a la maternidad y a la natalidad no es un gasto sino una inversión".
Algunos datos analizados por el IPF son:
4. Se necesitan más de 750.000 nacimientos anuales para tener un índice de fecundidad de 2,1 hijos/mujer, esto es, 268.000 nacimientos más de los que se produjeron. En estas mismas condiciones poblacionales de mujeres en edad fértil (11,6 millones de mujeres) y para conseguir un índice de fecundidad de 2,1 hijos/mujer se hubieran necesitado 752.406 nacimientos en el 2010. Así, y considerando las 12 principales edades fértiles consideradas anteriormente (desde los 27 años a los 38 edades), se necesitarían más de 560.000 nacimientos. Tan solo estas edades tendrían que haber tenido 80.000 nacimientos más del total de nacimientos que hubo en España (480.000). Los más de 752.000 nacimientos necesarios suponen casi 270.000 nacimientos más de los que se produjeron en el 2010 (484.000 nacimientos).